Capítulo 3 - Parte 2

— Ya veo, entiendo la situación. En casos como este, me gustaría resolver esto personalmente, pero… Como puedes ver, aún tengo mucho papelerío. Y no sería bueno de mi parte dejar que Harley se ocupe de eso.

Dijo Letizia, señalando la mesa llena de papeles.

Y a su lado, se encontraba su secretaria, la cuál asintió a lo que dijo la princesa.

Luego de haber aceptado esta misión, y de reclutar a mis compañeros, vinimos a notificarle a la princesa nuestra rápida partida.

Por supuesto, los tres borrachines a los que llamo amigos, no se negaron en lo absoluto. Bien saben ellos, que, en situaciones como ésta, hay que ayudar. Además, Lucrecia-san fue la que sugirió que ellos debían ser mis compañeros, ya que también tienen el mismo rango que yo.

— El lugar al que tienen que dirigirse es la aldea Wimuk, ¿Verdad? Eso está a dos días en carroza. Es bastante lejos… Harley, por favor, haz que les preparen el transporte.

— Sí, mi princesa.

Respondió la secretaria, e inmediatamente salió de la habitación.

Bueno, al menos no iremos caminando, de lo contrario tardaríamos mucho en llegar. Aún así tardaremos dos días… Deberemos acampar. Estoy seguro de que Ed está feliz por eso.

— Todos tengan mucho cuidado, por favor. Notifíquenme de la situación ni bien lleguen al pueblo. Esperaré el regreso de todos, no quiero que haya bajas.

Los cinco asentimos a lo que ella dijo.

— Ahora, ustedes tres pueden salir un momento, debo hablar en privado con mi hermano, y Yasuhika-san antes de que partan.

Ordenó, mirando a Hana, Tenma, y Edward.

Los cuales asintieron, y salieron de la sala del trono, no sin antes quejarse, claro. Porque querían oír qué era lo que tenían que decirme.

Una vez sólo nosotros tres en la habitación, Letizia se acercó a Yasu, y le habló.

— Yasu-san, en esta ocasión no podré ser parte de su grupo. Pero eso no quiere decir que puedas aprovecharte de la situación, y apoderarte de Nii-sama. ¿Quedó claro? Nada de besos, abrazos, y esas cosas.

Yasu se quejó al oír eso.

— ¿Eh? Qué mala… y yo que estaba segura de que ya éramos buenas amigas.

La princesa suspiró.

— Una cosa es que nos hayamos vuelto amigas, por alguna extraña razón que aún desconozco. Y otra es que creas que puedes robarte a Nii-sama.

Yasu negó con la cabeza.

— Ya te he dicho que eso no pasará, Letty-chan. Nunca alejaría a tu querido hermano de tu lado. Sé lo mucho que lo amas.

Respondió con una sonrisa en su rostro.

Letizia se sonrojó levemente al oír eso.

— Bueno… Eso es obvio, ¿No? Nadie ama más a Nii-sama que yo.

Dijo mi novia, con orgullo en sus palabras.

Oír eso me hizo feliz…

Yasu volvió a sonreír.