Rebeldía [Mpreg Libro 2]
Eve
—¡¿Por qué no puedo ir?! Es en la casa de Suzana, ya conocen a su familia.
—Te dijimos que no, Eve.
Chasqueé la lengua y me crucé de brazos. Odiaba que me tratasen como un niño, nunca podía ir a fiestas que no fueran de día como si tuviera cinco años aún. Resoplé haciendo que mi papá me mirara de nuevo.
—Eve, hijo, no tienes edad para ir a fiestas así. Además, ¿no dijiste que era fiesta de Boris? Es mucho mayor que tú y seguramente haya alcohol, sería una irresponsabilidad dejarte ir.
—¡Pero Suzana y Dylan van a estar ahí y tenemos la misma edad!
—Primero, no le grites así a tu padre. Segundo, nosotros no somos como sus padres, no queremos que vayas a esa fiesta, no tienes edad para hacerlo.
Volví a resoplar. Era injusto que me tuviera que quedar encerrado mientras mis amigos, de mí misma edad, estaban en una fiesta. Subí a mi habitación de mala gana y cerré de un portazo mientras marcaba el número de Dylan. Me puse el celular contra la oreja y esperé a que me respondiera, pero nada; seguramente no lo escuchaba o estaba distraído con la música. Solté un suspiro, me acerqué al espejo y observé mi reflejo. Hacía un rato que estaba preparado, pero mis padres no daban brazo a torcer. De repente, escuché que tocaban la puerta haciéndome sobresaltar.
—¿Qué?
—Déjame pasar, hijo...
Solté un suspiro, me levanté y abrí la puerta, mi papá me miró.
—¿Qué? —repetí.
—No estés enojado, hijo. Solo te estamos cuidando.
—Sí, papi, como digas —entorné los ojos—. Me voy a dormir, quiero salir temprano a ver a Suzana.
—¿Sí?
Asentí, él me miró unos segundos sin decir nada. Si no calculaba mal, se iban a dormir en una hora, tenía que fingir que me iba a dormir y esperar, podía salir en cuanto se encerraran en su cuarto.
—Bueno, descansa, mi pequeño —me tomó de las mejillas y me besó en la frente—. Y no pongas esa cara, tu padre y yo te queremos demasiado, por eso decidimos que no vayas.
—Sí, ya lo sé —dije de mala gana, estaba cansado de que me sobreprotegieran tanto—. Ya me voy a dormir.
Me saludó de nuevo y se apartó de la puerta para que pudiera cerrarla. Suspiré una vez que estuve encerrado de nuevo, apagué las luces, me metí en la cama y saqué mi celular para avisarle a Suzana que estaría en su casa pronto; no me perderé esa maldita fiesta. Dejé el aparato debajo de mi almohada, me arropé y esperé con la mirada clavada en la ventana. Agudicé el oído lo más que pude, necesitaba estar atento a cuando mis padres cerraran la puerta de su habitación, esa iba a ser mi señal. La espera se me hizo eterna hasta que escuché la puerta del cuarto principal cerrarse. Me levanté con cuidado, me cambié, me puse las zapatillas y guardé mi celular en el bolsillo. Después, me acerqué a la ventana, la abrí con sumo cuidado y me apoyé en el alfeizar de la ventana. Solté un pequeño suspiro y me impulsé para colgarme de la rama del árbol que estaba junto; por un segundo, recordé de todas las noches que esta misma rama me asustó cuando era un niño. Bajé tratando de hacer crujir la madera lo menos posible. Una vez en el suelo, eché un vistazo rápido a la casa como si pudiera ver a mis padres dentro, me acerqué a la pequeña cerca que dividía la calle de la propiedad y la salté para ir en dirección a la casa de Suzana. Metí las manos en los bolsillos de la campera, no era tan abrigada como se necesitaría en una noche de octubre, pero no era demasiado cómodo trepar en un árbol con tanta ropa.
Caminé las cinco cuadras que hay entre la casa de Suzana y la mía, me acerqué a la puerta y toqué. Podía escuchar la música alta que sonaba en el interior y las risas de algunos. Volví a tocar la puerta, puesto que no había recibido respuesta la primera vez, pero, al parecer, nadie me escuchaba. Decidí sacar mi celular y enviarle un mensaje a mi amiga, unos instantes después, la puerta se abrió dejándome ver su sonrisa.
—¡Te tardaste, Eve!
—Lo siento, ya sabes cómo son mis padres —dije entrando a la casa.
—¿Volviste a escaparte? —se rio—. Espero que les hayas dicho algo convincente.
—Dije que iba a venir temprano en la mañana para saludarte. Creen que ahora estoy durmiendo en mi cuarto.
Suzana volvió a reírse, me tomó de la mano y me llevó hasta una mesa llena de bebidas, vasos y comida.
—¿Por qué empezaron tan temprano?
—Mi hermano lo quiso así. Dijo que de esa manera tendríamos más horas de fiesta.
—Esa es una buena idea —le sonreí.
—Sírvete algo y vamos con Dylan.
Asentí, agarré una botella de cerveza que estaba dentro de una cubeta de hielo y le hice una seña para que me llevara con nuestro amigo. Nos abrimos paso entre los amigos y conocidos de Boris hasta llegar al sofá donde estaba él hablando con Isabelle, la novia de Suzana. Me senté al lado de Dylan y lo empujé levemente con el hombro a modo de saludo, luego saludé con la mano a Isabelle, ella me sonrió. Abrí la cerveza y tomé un trago.
—¿Te escapaste verdad? —me preguntó Dylan.
—Tuve que hacerlo, ya sabes como son.
—Es que eres el bebé Eve.
Soltó una carcajada mientras yo chasqueaba la lengua. Gracias a mis padres mis amigos me molestan con eso de que soy un bebé. Tomé la botella entera de un trago, me levanté y volví a la mesa de antes para tomar otra. Mientras abría mi segunda cerveza, me percaté de la presencia de un chico, él levantó la mirada hacia mí y me sonrió. Le devolví la sonrisa un poco cohibido, quise hablarle, pero, en cuanto abrí la boca, otro chico se acercó a él y se lo llevó. Supuse que era su novio o lo llevaría con su pareja. Volví al sofá con mis amigos, o al menos con Dylan, ya que las chicas se habían ido a bailar con los demás invitados. Tomé un sorbo de la cerveza y miré a los que estaban bailando en el medio de la sala de estar.
Dylan y yo nos pasamos un rato en el sofá, acompañando nuestras bebidas con conversaciones y risas. Luego, cuando el alcohol comenzaba a hacerme efecto, decidimos ir a bailar con las chicas. Cada tanto, Dylan y yo buscábamos bebidas, nos sentábamos y, una vez que terminábamos, volvíamos a bailar.
—¡Eve! —escuché la voz de Boris y, antes de que me pudiera dar vuelta, sentí sus brazos rodearme desde atrás—. Me alegra verte acá.
—Seguramente me meta en problemas por ti —me solté de su agarré, me giré y lo abracé—. Me alegra haber podido venir.
Suzana, Boris y yo nos conocemos desde niños, era casi como mi hermano. Unos instantes después, nos separamos. Mientras él, Dylan y Suzana hablaban, decidí ir a buscar algo para tomar. Mientras me preparaba un trago, me percaté que el mismo chico de antes se encontraba cerca, hablando con una chica casi tan atractiva como él. Le di un trago a mi bebida haciendo una pequeña mueca al sentir el sabor fuerte del alcohol, pero volví a darle otro trago. De repente, me dirigió una mirada rápida y luego me sonrió. Sonreí también, aunque él ya no estuviera prestándome atención. Le di otro trago a mi bebida y volví al sillón en el que me encontraba con mis amigos. Me senté y los observé bailar en lo que terminaba mi bebida.
—Hola.
Sentí que se sentaban al lado mío, me giré encontrándome con el chico de antes, él me sonrió extendiéndome una botella de cerveza. Desconfié unos instantes de la botella, ya estaba abierta, pero, después de meditar unos segundos, la tomé devolviéndole la sonrisa como agradecimiento.
—¿No bailas?
—Ahora solo tengo ganas de beber.
—Espero que no te moleste tener un compañero.
—En absoluto —le sonreí—. Y ¿tú por qué no bailas?
—Estaba esperando a encontrar a alguien interesante.
—¿Crees que lo encontrarás?
—Ya lo hice —sonrió y me extendió la mano.
—No tan rápido —solté una pequeña risa—. Primero quiero terminarme la cerveza.
—Claro, me parece bien.
Una vez que terminamos, apenas pude dejar la botella vacía en el suelo, él me tomó de la mano y me llevó casi a tirones al grupo que estaba bailando. Me percaté de que no le había preguntado el nombre mientras conversábamos en el sofá, pero no me importó demasiado. Entre canción y canción, él iba a buscar más bebida para ambos, así que, pronto, comencé a sentirme mareado.
—Eve, despierta.
Escuché decir como si fuera del fondo de una piscina. Abrí los ojos con pesadez, pero los volví a cerrar en cuanto noté la luz.
—¡Eve! —una punzada atravesó mi cabeza al escuchar que elevaban la voz—. Despierta de una vez.
—Quiero dormir...
—Entonces, vístete al menos, que estás en mi puta cama.
¿Vestirme? ¿Cuándo me desvestí? Solté un suspiro fastidiado por las molestias y la resaca. Tomé las mantas y me tapé hasta la cabeza. Escuché que hablaban, pero no a mí, así que ignoré aquellas voces.
—¡Eve!
—¡Deja de gritar! —me senté bruscamente en la cama y abrí los ojos con dificultad—. ¡Ya estoy despierto! —solté un suspiro pesado.
—Vístete, bebé Eve.
Me pasé la mano por el rostro, luego parpadeé un par de veces hasta que logré acostumbrarme a la luz. En la habitación estaban Dylan y Suzana. Los miré alternativamente con ganas de matarlos; ambos sabían que lo que más odiaba era que me griten cuando tenía resaca.
—¿Por qué me despiertan?
—Porque te embriagaste, viniste con alguien y ahora estás desnudo en mi cama, Eve. ¿Al menos te acuerdas con quien te acostaste?
Intenté recordar, pero el dolor de cabeza bloqueaba mis recuerdos, así que opté por negar con la cabeza. Suzana soltó un pequeño suspiro y me tiró mi camiseta. La miré, me hizo una seña con la mano y, luego, salió del cuarto seguida de cerca por Dylan. Me masajeé suavemente la sien intentando calmar un poco el dolor de cabeza. Me levanté sintiéndome un poco mareado, me vestí y salí del cuarto para dirigirme al baño. Me lavé la cara un par de veces, me enjuagué la boca y recé porque no me haya quedado olor al alcohol. Salí y me dirigí a la cocina, dónde se encontraban mis amigos a excepción de Boris. Me senté en la mesa junto a Dylan, pronto, Suzana me alcanzó una taza de café y un blíster de aspirinas.
—¿En qué momento te fuiste, Eve? —preguntó Dylan—. Nadie te vio.
—No sé, no me acuerdo ahora —tomé otro sorbo y miré a Suzana—. Lamento que haya sido tu cama.
—Me debes sábanas nuevas.
—Yo diría que te debe una cama entera, yo tampoco me quiero acostar ahora ahí —comentó Isabelle con una sonrisita burlona—. Por cierto, ¿con quién te fuiste?
Me encogí de hombros, no tenía ganas de pensar con el dolor de cabeza que tenía. Tampoco era como si me importara con quien haya terminado en la cama, estabaseguro que no volveré a verlo, o verla. Me terminé el café mientras mis amigos hablaban, luego me tomé una aspirina y me levanté de la mesa, quería volver acasa, dormir un poco más y evitar el interrogatorio de mis amigos sobre lapersona con la que me acosté.
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Updated 60 Episodes
Comments
Pipi
seguro con boris el animal
2023-09-14
1
Yopi :3
Ya me enganche con otra historia jaja
2022-08-19
1
☆Nanu☆
Que noche!!! jajaja... hay que estar muuuy borracho para no saber con quien te metiste a la cama...
Me encantó este primer capítulo 👌💜😊
2022-07-20
1