Eve
Salí del aula a esperar a mis amigos. Me paré frente a mi aula y esperé mirando mi celular. Pronto, Dylan y Suzana se acercaron a mí, ella me saludó llamándome bebé como siempre, mientras que él sólo me saludaba con la mano. Cómo ya era costumbre, nos quedamos hablando en lo que Isabelle salía del aula. Decidimos matar el tiempo hablando de banalidades sin mucho interés. De repente, comencé a sentirme un poco mareado, pero intenté ignorarlo, seguramente se debía al sueño que tenía. Me distraje cuando escuché la voz de Isabelle saludarnos, desvié la mirada a ella y abrí la boca para contestar, pero, al instante, sentí náuseas. Rápidamente me precipité al baño, me metí en un cubículo vacío y me arrodillé frente al inodoro para vomitar. En cuanto pude recomponerme, tiré de la cadena, salí acercándome al lavamanos para enjuagarme la boca y lavarme la cara.
—¿Te encuentras bien, Eve?
Pegué un respingo al escuchar la voz de Dylan, me giré hacia él un poco nervioso.
—S-sí, no es nada. Algo que comí me habrá caído mal.
—¿Seguro?
Asentí, me volví al espejo e inspeccioné mi reflejo, estaba pálido y me veía enfermo. Solté un suspiro pesado, me volví a lavar la cara y lo miré.
—No le digas a las chicas, ya sabes como son.
—Te vimos correr al baño, difícilmente pueda disfrazar la realidad. Lo siento.
—Está bien, supongo que les diré.
—Eve... ¿estás seguro que fue por algo que comiste? Desde que te conozco, has vomitado muy pocas veces. Es más, no sueles enfermarte.
—Ayer hemos comido porquerías con Su, creo que eso me cayó mal.
—Insisto que no me parece que sea eso, Eve.
—Dylan... —solté un suspiro—. No hay ninguna otra razón y lo sabes —se me quedó mirando como si fuera un bicho raro—. ¿Qué?
—Que tienes razón, al menos por ahora. Ya voy a encontrar otra explicación para que estés así.
Esbocé una pequeña sonrisa sin saber si era un chiste o que realmente se estaba preocupando por mí, en cualquier caso, me alegraba que no fuera tan alarmista como Suzana o Isabelle. Ambos salimos para encontrarnos con las chicas en el pasillo. Como me lo esperaba, Su no dejaba de preguntarme si me sentía bien o si necesitaba que me ayudara a caminar; solía ser un poco exagerada cuando algo me pasaba. Al menos era una persona sumamente atenta conmigo. Antes de cruzar la entrada principal del edificio, les pedí a los tres que no le dijeran nada mis padres, prefería no aguantarlos. Cuando vimos el auto de papá Ilan, apretamos un poco el paso hasta llegar. Desde que comenzaron a traerme y llevarme de la escuela, se ofrecieron a llevar también a mis amigos, un pequeño trato que conseguí gracias a mis buenas notas y al malhumor que mis padres querían evitar. Me subí en el asiento del copiloto, mientras que mis amigos se sentaban en el asiento de atrás, papá Ilan nos saludó a los cuatro, puso en marcha el auto y emprendió camino a la casa de Dylan. Durante todo el camino rogué porque no me dieran náuseas de nuevo. Cuando llegamos a mi casa, fui directamente a mí cuarto, cerré la puerta mientras tiraba junto a esta la mochila. Me tiré en la cama bastante cansado, como si por la noche no hubiera dormido en absoluto, solté un suspiro pesado y me obligué a levantarme para darme una ducha, tal vez así se me pasaría el cansancio de una vez. Tomé ropa cómoda, me metí en el baño, dejé la ropa sobre el cesto de ropa sucia, me desvestí, me metí en la ducha y abrí la canilla. Me quedé bajo el agua caliente por un largo rato intentando de deshacerme del cansancio que tenía.
Un rato después, cuando la piel de las yemas de mis dedos ya estaban tan arrugadas que podía pasar por un viejo, salí, me sequé y vestí rápidamente, luego me sequé el cabello a conciencia. Apenas apagué el secador, escuché unos golpes en la puerta del baño, dejé el aparato sobre el vanitory y abrí, del otro lado estaba papá Ilan.
—¿Te encuentras bien, Eve? Estás un poco pálido.
—Sí, papi, estoy bien —suspiré—. Solo estoy un poco cansado. ¿Querías algo?
—Vino tu tía Ivana y quiere saludarte. No te tardes, mi bebé.
Entorné los ojos un poco molesto, él solo soltó una risita teñida de cariño, pasó la mano desde mi frente hasta la barbilla en una caricia, me besó le frente, dio media vuelta y salió de mi habitación. Solté un suspiro, casi era más alto que él, pero mi padre se empeñaba en tratarme aún como un niño de pecho. Me miré por última vez al espejo, me arreglé el cabello y fui a la sala donde se encontraban mi tía y papá Ilan tomando café. En cuanto me vio, mi tía saltó del sillón como si tuviera un resorte, se acercó a mí y me abrazó.
—¡Qué grande estás, mi niño! Tan alto como Aidan y tan apuesto como Ilan —solté una risita, tenerla a ella era muchísimo mejor que tener abuela—. Te he traído pastel, sé lo mucho que te gusta.
Se separó de mí, fue hasta la cocina y, al instante, volvió con una porción de pastel. Me extendió el pequeño platito junto con un tenedor, no esperé ni un segundo en tomarlo, sentarme en el sillón de un solo cuerpo y comenzar a comer. Por alguna razón, se me antojaba más que de costumbre el pastel de mi tía.
—Ivana, deja de consentir tanto a mi niño.
—Cómo si no estuviera consentido ya, Ilan —soltó una risita—. Además, mira con las ganas que come, parece que no le dan de comer desde hace años.
—No es eso, tía, es que me encanta el pastel que haces.
Ella levantó la mirada hacia mí y sonrió. Terminé la porción, llevé el plato hasta la bacha y lo dejé allí junto con el tenedor, luego volví con ellos. Ambos siguieron hablando de quién sabe qué, mientras yo me distraía dándole vueltas a cualquier cosa que se me cruzara por la cabeza. Cada tanto, mi tía me hacía partícipe de la conversación preguntándome algo, generalmente rodaba por los mismos temas: mi vida amorosa, mi castigo y la escuela. Después de contestar, me sumía de nuevo en mis pensamientos, o al menos eso pretendía luego de la última pregunta, otro mareo repentino hizo que me levantase del sillón.
—¿Te aburres, hijo?
—N-no —el estómago comenzaba a revolvérseme—, s-solamente voy a buscar mi celular.
Subí rápidamente, me metí en el cuarto y luego en el baño. Me hinqué ante el inodoro y comencé a vomitar de nuevo. Cuando terminé, tiré la cadena y me quedé unos instantes sentado en el suelo. ¿El pastel había hecho que me dieran náuseas? Pero antes no me sentía mal, solo me encontraba cansado. Me levanté sintiéndome débil, me acerqué al lavabo, abrí la canilla, ahuequé las manos bajo el agua, lavé mi cara y me enjuagué la boca. Cerré la canilla y me miré al espejo. ¿Qué me estaba pasando? Dylan tenía razón, no solía enfermarme con facilidad, mucho menos del estómago cómo ahora. Suspiré, salí del baño, busqué mi celular y, una vez que lo tuve, volví a bajar. Mi tía y mi padre ya no estaban en la sala, se encontraban en la cocina. Me senté en el sillón de siempre, desbloqueé mi celular y lo miré, tenía mensajes en el grupo que teníamos con mis amigos, parecían preocupados por lo que me pasó en la escuela, pensé unos instantes, pero decidí no contestarles. Miré la hora decidiendo aprovechar que papá Aidan no había llegado aún y que papá Ilan estaba distraído con mi tía y la cena. Me levanté, fui hasta la nevera, saqué una pequeña botella de agua y subí al cuarto de mis padres, normalmente ellos tenían guardados la mayoría de medicamentos. Busqué en el botiquín hasta dar con un antiemético, saqué una pastilla y me la tomé rápidamente junto con un largo trago de agua. Esperaba que dejara de vomitar así, o al menos evitar las náuseas en la cena. Dejé el botiquín como estaba y salí del cuarto para meterme en el mío y encerrarme. Me senté en la cama dejando la botella en la mesa de luz, saqué mi celular y abrí el chat de Dylan.
—"Espero que no le hayas dicho nada a las chicas".
—"Nada de nada, tranquilo. ¿Cómo te sientes?".
—"Mejor, he tenido que tomar una pastilla para que se me pasara".
Vi que escribía, pero se detuvo, unos instantes después, me llegó una videollamada de él. Busqué rápidamente los auriculares, los conecté, me los puse en los oídos y acepté la llamada de Dylan.
—Lo siento, no tenía los auriculares a mano.
—No te preocupes. Sabes que las chicas me están volviendo loco, ¿verdad?
—Lo imaginé —me levanté, abrí la ventana y me senté en el alfeizar—. Lamento pedirte que guardes el secreto, pero...
—Prefieres que vuelvan loco a alguien más —me interrumpió, no hice más que mostrarle una pequeña sonrisa a modo de disculpa—. ¿Mañana irás a la escuela?
—Sí, no tengo razones para faltar. Además, prefiero no decirles nada a mis padres, ya sabes cómo son —suspiré.
—¿Tienes idea de lo que tienes al menos? —se acomodó en la cama.
—No, nada, no me siento mal, pero de repente me dan náuseas.
—He visto suficientes telenovelas con mi madre como para saber que eso cuadraría con un embarazo.
No pude evitar soltar una carcajada al escucharlo.
—¡No seas idiota, Dylan! Esto no es una telenovela.
—¿Qué no es una telenovela, bebé?
Pegué un respingo al escuchar la voz de papá Aidan, no lo había escuchado abrir la puerta, él me sonrió de manera burlona.
—¡Vete, papá! —escuché a Dylan soltar una risita.
—Primero salúdame como se debe —se acercó a mí, me besó en la frente y luego saludó brevemente con la mano a Dylan—. No te entretengas mucho, bebé, pronto será hora de cenar.
—No me digas bebé y sal de mi cuarto.
Mi padre soltó otra risa y salió cerrando la puerta. Solté un suspiro y volví mi atención a Dylan, él tenía una sonrisa burlona tal como la que me había mostrado mi padre antes. Volví a suspirar fastidiado; mis padres no dejaban de avergonzarme delante de la gente, sobre todo delante de mis amigos.
—Cambia la cara, Eve, no es para tanto, mi madre también me llama bebé.
—No lo hace delante de tus amigos como los míos.
Decidimos hablar de lo que no había podido en la salida luego de que me metiera corriendo al baño. Luego de un rato, me despedí de él, tiré el celular arriba de la cama y bajé a la cocina, me moría de hambre de repente y el aroma que salía no ayudaba a que mi estómago dejase de rugir. Ayudé a papá Aidan a poner la mesa y esperé sentado en el lugar de siempre a esperar a que sirvieran. Durante la cena, mis padres y mi tía se dedicaron a conversar, como siempre, me mantuve al margen, pero esta vez no porque no quisiera participar, sino porque estaba más interesado en comer. Cuando terminamos, me encerré nuevamente en mi habitación y me tiré en la cama tomando el celular. Lo desbloqueé y lo revisé soltando un bostezo. Abrí los mensajes que tenía en el grupo con los chicos y me digné a contestar antes de que terminase quedándome dormido; entre el cansancio que tenía estos días, la cantidad de comida que había preparado papá Ilan y el postre que trajo mi tía, estaba bastante amodorrado, en cualquier momento me quedaría dormido. Mi celular no tardó en vibrar en mi mano, como era de esperarse, las chicas no dejaron de preguntarme cómo estaba, si iría al colegio mañana y más cosas que ni siquiera me molesté en contestar. Dylan, por su parte, permaneció al margen, contestando algunas cosas por mí y molestándome por cómo me había tratado papá Aidan mientras hablaba con él haciendo que no dejaran de burlarme llamándome "bebé". Si no fueran mis amigos y no supiera que habían estado preocupados hacía no más de cinco minutos, lo más probable es que los mandaría a la mierda.
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Updated 60 Episodes
Comments
Pipi
mi cara
leí mi tía tiro la cadena, me peque un susto pensé que la tía lo encontró vomitando.
2023-09-14
0
fuko matsuda
JAJAJA pobre Eve, me imagino su cara cuando vio al pa pucho de Aidan en su habitación de la nada😂
2022-05-11
1
💞⭐Amy💞⭐
la tía Ivana nunca podría dejar de concentir a Eve
2022-04-20
1