Dragan
Miré desde la barra a los chicos que bailaban en la pista junto con Oliver y otros amigos, aunque apenas podía distinguirlos por las luces que se encendían y apagaban constantemente y la gente que los rodeaban. Odiaba tener que salir a clubs con Oliver y sus amigos, no porque no me llevara bien con ellos, sino porque me obligaban a ir a clubs heteros y si me acercaba a cualquier chico con otra intención, lo más probable era que me ganara un golpe en el rostro, sin contar que muchas chicas se me acercaban pensando que era como mis amigos. Tomé un sorbo de mi cerveza percatándome que Oliver se acercaba a mí transpirado y con una pequeña sonrisa.
—¿Cuándo te volviste tan aburrido?
—Desde que tuve que venir a un club hetero.
Mi amigo soltó una risita acomodándose el cabello. Pidió una cerveza para acompañarme y se sentó en el banquillo que estaba a mi lado.
—Prometo compensártelo.
—Espero que no pienses compensarme como lo suele hacer Milan.
—Lo siento, eso no va a pasar, Dragan, no eres mi tipo.
Esta vez el que rio fui yo. Tomé otro sorbo y observé la marea de gente que bailaba en la pista.
—¿No quieres bailar?
—No, prefiero que no se me peguen tanto las mujeres y tú tampoco deberías querer ahora.
—Astrid no es mi novia aún —sonrió—. Además, voy a tomar este tiempo como una despedida de soltero.
Volví a soltar una pequeña risita y tomé un sorbo de mi cerveza. De repente, sentí mi celular vibrar en el bolsillo, metí la mano, lo saqué y lo miré, era un mensaje de Sevag preguntándome si iría a pasar la noche con él. Miré la hora, eran las tres de la mañana apenas, tomé lo que quedaba en mi vaso meditando unos instantes. Finalmente decidí ir, dejé el vaso en la barra y guardé el aparato en mi bolsillo.
—Me tengo que ir, Oliver —él me miró—. Sevag me pidió que vaya a su casa.
—¿Y desde cuándo haces lo que Sevag quiere?
—Desde que estoy en un club hetero y se me pegan solo mujeres.
En su rostro se dibujó una sonrisa un tanto burlona; ya sabía qué quería decir sin que usara palabras así que sólo me encogí de hombros con una sonrisa similar. Le pedí que me acompañara hasta el guardarropa y, luego, cerca de la entrada para despedirnos. Una vez fuera, me puse el abrigo y eché a caminar, quedaba un poco lejos, pero no me importaba, prefería caminar para retrasar lo más que podía el momento en el que tenía que acostarme con Sevag, aunque no me molestaba demasiado, ahora mismo necesitaba divertirme con algo más que no fuera la cara que ponían las chicas después de enterarse de que era gay. Metí las manos en los bolsillos intentando apalear un poco el frío que hacía. Cuando llegué a la casa de mi novio, saqué mi celular y le envié un mensaje esperando que no se hubiera quedado dormido ya. Pronto, escuché pasos detrás de la puerta, luego esta se abrió dejándome ver su rostro. No tardó ni un segundo en abalanzarse a mí para abrazarme, rodeé su cintura con mi brazo izquierdo, lo metí en la casa y cerré la puerta con la mano libre. Lo tomé en brazos y lo llevé hasta el cuarto mientras él se dedicaba a besarme el cuello. Sentí que mi cuerpo comenzaba a reaccionar, aunque mi cabeza estaba inundada de imágenes de Milan y otros chicos con los que me había acostado.
Desperté cuando escuché el agua de la ducha, abrí los ojos con pesadez y busqué mi celular en la mesa de luz, pero pronto recordé que debía de estar en alguno de mis bolsillos aún. Me levanté con pereza, tomé mi pantalón y rebusqué en los bolsillos hasta dar con el aparato. Lo saqué y miré la hora, eran las ocho y media de la mañana; ¿qué mierda hacía Sevag levantado tan temprano un sábado? Solté un suspiro pesado y volví a acostarme. De repente, escuché pasos entrar a la habitación. Abrí los ojos y busqué a mi novio, él me sonrió al notar mi mirada.
—¿Qué haces tan temprano?
—Tengo que salir a llevarle unos cuadernos a un compañero.
—¿Un compañero? Seguramente termines acostándote con él.
—Sabes que no...
—Qué fácil eres, Sevag, seguramente te vas con cualquiera en cuanto te doy la espalda.
—Dragan, no digas eso —se acercó a mí y me acarició la mejilla—. ¿Quieres venir conmigo?
—No —aparté su mano de mi mejilla—. Ahora no me da la gana de que me vean contigo.
Me levanté y comencé a vestirme.
—No te pongas celoso, Dragan, es solo un compañero de la universidad, en serio...
—No quiero escuchar tus excusas, Sevag —me puse el abrigo y guardé mi celular—. Haz lo que quieras.
—Dragan, no te vayas —me tomó de la muñeca—. Quédate, ¿sí? No iré a ningún lado —me volví hacia él, tenía los ojos vidriosos—. Por favor, amor, quédate.
—Está bien —suspiré soltándome de su agarre.
—Sabes que no salgo más que con las chicas. Además, no hay nadie más lindo que tú.
—Sí, sí, cómo digas.
Me saqué el abrigo de nuevo y lo tiré arriba de la cama. Luego, me giré al espejo del tocador y me alisé el cabello con los dedos para aplacarlo un poco. Después de quedárseme mirando como el idiota que era, Sevag se ofreció a hacer algo por mi cabello. Hizo que me sentase en la cama para luego sentarse detrás de mí.
—¿Sigues enfadado?
Me limité a negar con la cabeza sin dirigirle la mirada, sentí que cruzaba sus brazos alrededor de mi cuello y acomodaba la cabeza en mi hombro.
—Eres muy lindo, ¿lo sabes?
—¿Vas a seguir? Me hartas cuando empiezas a adularme tanto.
—L-lo siento, amor —se apartó de mí—. ¿Quieres desayunar?
—Sí, haz lo que sea, solo no me jodas demasiado, no estoy de ánimo ahora.
Me besó en la mejilla, se levantó y bajó a la cocina. Solté un suspiro pesado, saqué mi celular de nuevo y entré al chat de Milan, él me había mandado un par de mensajes preguntándome si pasaría este fin de semana en su casa; me los había enviado ayer, justo cuando Oliver y yo estábamos saliendo con sus amigos. Decidí contestarle que pasaría el fin de semana en la casa de Sevag. No tardó ni medio segundo en contestarme con un emoji triste y, seguido, un par de fotos para que pensara en él mientras estuviera con mi novio, pero no era la gran cosa a esas alturas, ya lo había visto de todas las maneras posibles.
Después del trabajo, y de rechazar el pedido de Sevag de pasar otra noche con él, fui directamente a mi casa, mi padre había decidido dejar de beber por unos días, seguramente no tendría que aguantar sus insultos por un tiempo. Al entrar, lo vi sentado en la sala, él me dirigió una mirada ausente y volvió a mirar al televisor; había vuelto mi tranquilidad. Fui directamente a mi habitación, tiré mi abrigo y mi mochila en la silla del escritorio y me tiré en la cama agotado. De repente, escuché mi celular sonar en mi mochila, solté un bufido hundiendo la cara en la almohada. No quería levantarme, pero quién quiera que fuera quién me llamara insistía como si se le fuera la vida en ello. Me levanté de mala gana, me acerqué a mi mochila y la revolví hasta dar con mi celular, lo saqué rápidamente para mirar la pantalla, era mi hermano. Solté un suspiro pesado, volví a acostarme y contesté.
—¿Qué quieres?
—¿Estás en casa?
—Sí, ¿necesitas algo?
—Que te vayas si papá está ahí.
—Está como un zombie en la sala, no te preocupes por él. Además, no parece que vaya a tomar en unos días.
Escuché que suspiraba.
—Ten cuidado, enano.
—Solo te golpea a ti por idiota.
—Gracias por defenderme, hermanito, me alegra tenerte de mi lado.
Solté una pequeña risa.
—Lo siento, Marko, pero sabes que es verdad. Si te defendieras, ese borracho no te haría nada.
—No lo trates así, Dragan, es nuestro padre después de todo.
—Solo fue un banco de esperma, nada más.
Escuché a mi hermano suspirar, decidí cambiar de tema, a Marko no le gustaba que le dijera así a nuestro padre y a mí no me hacía gracia hablar de él, ya era suficiente que lo tuviera que ver dando vueltas por la casa. Nos distrajimos largo rato hablando sobre banalidades, el trabajo, Sevag y los estudios de mi hermano. Mientras hablábamos, cerré los ojos, mi cabeza empezaba a ponerse en blanco, apenas escuchaba la voz de mi hermano cómo si proviniera del fondo de una piscina.
—¡Dragan! ¿Estás ahí? —pegué un respingo al escuchar a mi hermano gritar repentinamente.
—Sí, lo siento —me pasé la mano por la cara intentando despabilarme un poco—. Me estoy quedando dormido.
—¿Tan aburrida estaba la conversación?
—No es eso, Marko, estoy un poco cansado hoy, no dormí mucho y tuve que ir a trabajar más temprano, hoy llegaban los proveedores y Milan no podía con todo solo.
—¿Te entretuviste mucho con Sevag anoche? —escuché que soltaba una risita burlona.
—Cállate, Idiota, eso no te importa —soltó otra risa—. Ya me voy a dormir.
—Sí, ve, galán, que tu novio me odiará si no llegas con energía a la próxima cita.
Volvióa reír y cortó la llamada, solté un suspiro sonriendo ladinamente. Me alegrabaque, después de todo lo que habíamos tenido que pasar, mi hermano y yo nohabíamos dejado de nuestra manera de comportarnos entre nosotros. Me acomodé enla cama sin ganas de levantarme a cambiarme la ropa, miré el techo y suspiré;podría odiarlo por apañar al banco de esperma que llamamos padre, pero, si lohacía, me quedaría completamente solo, Sevag y Milan no me servían más que paradivertirme cuando tenía ganas, en cuanto a Oliver, él se olvidaría de mí encuanto empezara a salir con la chica que había conocido. Seguramente, cuando Markoconsiguiera una pareja, haría lo mismo, tendrá que atender a la familia que quería.De repente, me sentí como un niño pequeño, no quería quedarme solo a estasalturas, no soportaría perder a alguien importante de nuevo.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 60 Episodes
Comments
hilda barzola
estoy armando del comportamiento de Dragón, no me gusta ese papel q juega .
2023-06-19
1
Zurkuz Kukroz
Pobre de mi pendejo chico salsa
2022-04-08
2
Zurkuz Kukroz
Pues váyase a chingar a su padre
2022-04-08
1