15. él consuelo

Capitulo 15.

(Madison).

Él frío se hace más fuerte y por más que me abrace no funciona, espero que no tarden mucho. No puedo creer todo lo que eh pasado hasta el punto de estar casada. Mis lágrimas salen de mis ojos sintiéndome sola, odiando está situación. No puedo dejar de pensar en la mirada de arrepentimiento de Gabriel y quiero creer que de verdad no quería hacerlo.

Mis ojos se abren cuando ven a un Gabriel bajar del caballo todo mojado por la lluvia. Me mira y enseguida se acerca a mi con preocupación, se pone frente a mi viéndome sin decir nada. Su cabello negro mojado y goteando por su frente al igual que su ropa.

Levanto la ceja confundida o sorprendida porque no esperaba su llegada.

— ¿Qué te pasó? — preguntó Gabriel después de unas largas miradas

— Me lastimé el tobillo — respondí nerviosa, él mira mi tobillo instintivamente

— Lo revisaré y… madi lo siento, nunca fue mi intención actuar así — se vuelve a disculpar y yo me rompo a llorar

Soltando lo que llevaba consumiendo por dentro, toda está angustia, él me mira con preocupación para inclinarse hacia mi y ponerse en cuclillas.

— Todo lo arruino, lo echo a perder, soy el problema de mi familia — digo en sollozos y él menea la cabeza con tristeza — siempre lo e sido

— Madison, no es así. Tú eres muy importante para tu familia, ellos te quieren y están preocupados por ti — me dice Gabriel y más lágrimas salen sin control

Entonces me acerco a él y lo abrazo con fuerza, necesitando un consuelo, necesitando de su consuelo, lo extrañé a pesar de que sólo fue un día y sentirlo cerca de mi sólo me hace comprobarlo, esto me ayuda a sentirme mejor.

El acaricia mi cabello para sobar mi espalda, mis lágrimas empiezan a cesar.

— Te llevaré a casa — me susurra al oído para levantarme en brazos como princesa

Me aferro a su cuello observando sus lindos ojos azules, me mira como diciendo que todo estará bien para concentrarse en el camino hasta el caballo. No puedo evitar sentirme protegida.

💋💋💋

Me lleva dentro de la casa y mi familia se acerca con preocupación, a pesar de que les digo que estoy bien sé que no me creen. Gabriel me lleva a mi habitación dejándome en ella con delicadeza, inspecciona mi lesión pero en un movimiento me quejó por el dolor, las miradas de todos están puestas en mi y en mi pie. Llaman a un doctor preocupados sin importar que dijera que no es necesario.

Lo que sucede es que estoy acostumbrada a aliviar mi dolor por mi cuenta o remedios caseros, por eso pensé que no era tan importante una revisión médica pero no reprocharé más.

— Ella estará bien, sólo necesita está pomada y medicamentos — les informa el doctor a los demás, nunca creí que está habitación estaría llena y lo bueno es que está bastante amplia.

— Me alegra — dijo mamá con alivio

— Bueno, lo acompaño doctor — dijo Gabriel quién lo sigue detrás

Miro a mi familia que apenas cerrarse la puerta hacen su ruido, sonrío por ello.

— ¡No puedo creer que no tuvieran cuidado! — gritó mamá molesta, cruzándose de brazos

— Está bien mamá, no culpes a los chicos, sabes que soy muy torpe — digo en defensa y ríen

— Eso sí — señala Clemency

— ¡Oye! — protesté con una sonrisa divertida al ver que ella también lo hace

— Menos mal que Gabriel también se preocupo — indicó Taylor que está cerca de la puerta. Elizabeth me mira con complicidad, sé que está confundida

— Parece que él te tomó cariño — dijo mamá feliz y sonrío

— Es lo menos que puede hacer por obligar a casarse a Madison — exclamó molesto, Jordán quién se cruza de brazos

— ¡Vamos Jordán!, No seas tan aguafiestas — le pide Clemency y todos reímos

Me alegra saber que no están molestos conmigo, si no que estaban preocupados e incluso levantándome el ánimo.

— Bueno hay que dejar que Madison descanse, necesita dormir un poco — dice mamá y todos se van en protesta — esperemos que mañana te sientas mejor — al decir eso entro en razón, ¡Rayos!, Mañana es el día de la fiesta, ¡No puede ser!

— Seguro que si, lo que es seguro es que tacones no podrá usar — dice Eliza

— Si son de plataforma, si — aclaré y ella niega con la cabeza sonriente

— Eso no es importante, chicas — pide mamá y Jordán suspira

— Nosotros estaremos ahí para apoyarte, y por favor ten cuidado hermanita — me pide burlón y lo observó anonadada uno porque tiene tiempo que no lo veía bromear y para ser sincera ya lo extrañaba, una sonrisa se asoma en mis labios y él me la devuelve.

Se van diciendo que descanse y tome mis medicamentos, antes de irse me ayudaron a poner la pomada en mi tobillo, me acuesto con la sábana en mi pecho cuando entra la abuela, tocando levemente.

— ¿Se puede? — preguntó y asiento con la cabeza, un poco confundida

Se acerca con paso vacilante pero finalmente toma asiento a mi lado con una silla

— Lamento interrumpir tu descanso — se disculpa y sonrío para restarle importancia — también lamento que estés pasando por está situación — dice señalando mi tobillo pero sé que también se refiere al matrimonio

— Abuela, no sé preocupe — le digo pero ella sigue pensativa

— Vine a despedirme, mañana me iré, te voy a extrañar y él abuelo también — dijo y no pude evitar pensar en sus chistes

— Y yo a ustedes — le digo con sinceridad pues les tome mucho cariño, me demostraron que son buenas personas a pesar de sus riquezas

— Nunca conocí a una chica tan entusiasta y con ganas de comerse al mundo, pero también tan testaruda — dijo y río por lo último — sólo quiero que pienses en tú futuro y si a ti te gusta ayudar a la gente o enseñar a los niños a aprender entonces hazlo, querida — me pide, no puedo evitar observarla conmovida — este es un libro que justo trata de eso junto con la inscripción a un curso para estudiar la maestría, ánimo — me dice entregándome el libro que acepto emocionada, porque al fin alguien cree en mi

— Gracias abuela, lo haré — agradecí decidida y ella asiente con la cabeza

— Por cierto, yo despedí al joven Samuel y no quiero que pienses mal de Gabriel, sólo que no quería que tuvieran más problemas, lamento si me entrometo — se disculpa y le sonrío por su sinceridad, no puedo enojarme con ella aunque si me sorprendió — Gabriel se preocupa por ti y creo que ambos deben empezar por hacer las cosas bien — sentenció con esa mirada que da miedo así que digo que si

— Nos vemos en el baile — comentó poniéndose de pie

— Nos vemos abuela — le digo sonriente pero al tiempo triste porque se va

Cierro los ojos cayendo en un rico sueño, hasta que amanece en un mejor clima que ayer. Abro mis ojos con lentitud hasta acostumbrarme a la luz del día, mi panza ruge enseguida y gruño. Ahora recuerdo que no cené nada de lo cansada que estaba.

Llaman a la puerta y entra un Gabriel feliz que lleva un plato de un apetecible sándwich de jamón o eso creo que es, acompañado de un vaso de agua. Él va con un pijama cómodo, una playera azul marino y un chándal de andar por casa color negro, se ve bien vestido de forma tan casual y recién levantado con su cabello un poco desordenado.

— Buenas días — saluda al tiempo que entra para poner el plato en mis piernas sin el vaso de agua que sostiene en sus manos

— Moría de hambre, que bueno que trajiste un sándwich de jamón con queso — dije saboreándome, frotando mis palmas contra si, lista para comer

— Es jamón de pollo pero puedo traer uno de queso — se ofrece y le digo que no

— No, está bien así — dije pues lo que más deseo es comer

— Espera, antes debes tomar tú medicamento comelona — me recrimina entregándome una pastilla. Suelto el aire cansada para tomar rápido la pastilla, él me da el agua y bebo de ella

Enseguida dejo el vaso en la mesita de noche para comer de mi sándwich y disfrutar de él. Gabriel ríe mientras me observa.

— Te pondré un poco de pomada para que te recuperes pronto — dijo sacando una pomada que le recetó el doctor

Lo miro con asombro porque en realidad está muy preocupado por mi

— Ya casi no me duele por milagro de Dios — le digo contenta de que podré disfrutar un poco del baile está noche

— Esas son buenas noticias — alega y asiento terminando mi sándwich que estaba muy bueno o tenía mucha hambre.

Me masajeo el estómago sabiendo que no será suficiente pero por el momento me conformaré, me tumbo en la cama mientras estiró mis brazos pero me recrimina con la mirada y arrugo la frente sin entender.

— No debes acostarte después de comer, te puede hacer daño — me reprende y sonrío

— Suenas como mi madre — le digo en burla a lo que él ríe para sentarse en la cama

Le hago caso sentándome en la cama con las piernas cruzadas como indio, Gabriel me imita poniéndose cómodo también. Hacemos contacto visual y me pongo de nervios al ver ese mar azul que me mira con intensidad.

— Está bien, esperaré — le digo cruzándome de brazos y sonríe victorioso

— Te pondré la pomada — avisa para untarla en mi tobillo con delicadeza y observo cada movimiento suyo con entretenimiento, Gabriel levanta la mirada al darse cuenta de que lo observo y ríe

— Me alegra que ahora todo esté bien — dice contento y bajo la mirada

Él toma mi barbilla donde siento sus firmes dedos tocar mi piel, lo miro sin levantar la cabeza hasta que él me levanta la barbilla con su mano, sube hasta mi mejilla y la acaricia sin dejar de verme cosa que me deja sin aire. Su mano se siente tan cálida en mi mejilla y no puedo evitar observarlo, sus largas pestañas de sus ojos azules, su nariz mediana y sus labios grandes y rosados.

— ¿Te gusta lo que vez? — le digo en broma y sonríe de lado

— Me gusta — dice sorprendiéndome — me gusta tu mirada cuando se ilumina de alegría — dice y lo observo confundida — tus mejillas cuando se ponen rojas por cualquier cosa que te avergüenza, tus labios tan… deseables — confiesa y levanto una ceja con diversión, en realidad no puedo creer que lo qué diga es verdad pero me gusta.

— Y a mí me gusta tu nariz — le digo tocando la punta con mi dedo índice a lo que él sonríe con sorpresa

Me gusta estar así junto a él y es extraño para mí porque nunca había sentido algo así, estar con él simplemente comprendiéndonos con miradas y risas, sus manos entrelazadas con la mía se siente como una conexión bonita. Ya no me siento enojada con él por lo que pasó, sé que se equivocó y él se disculpó por eso y ahora sólo intentamos superarlo.

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