4. Luna de miel.

Capitulo 4

Camino a la gran casa al llegar en ese ruidoso y lujoso helicóptero, camino por un camino empedrado seguida de Gabriel pero adelanta el paso dejándome atrás, lo miro mal. Él jardín es muy bonito, tiene grandes y robustos árboles, la casa es de tres pisos o eso creo pues veo muchas ventanas, corrijo más bien es una mansión. Veo que se detiene frente a la puerta observándome divertido, me hace una seña con la cabeza indicando que entre pero no lo hago.

—¿Y las maletas? — pregunté confundida

— Están bien tus dichosas maletas, ahora entra a tu nuevo hogar — pide y miro la puerta que sostiene donde se deja ver un espacio enorme dentro

— Esté nunca será mi hogar — confieso y no dice nada así que entro y al hacerlo no puedo evitar sorprenderme al ver todo lo que hay aquí, de arriba abajo. Todo es un lujo, hay una pequeña sala con un piano de lado, cuadros muy bonitos, un piso que parece recién encerado de madera, los sofás son tipo cuero y las escaleras son bastantes grandes tanto que volteó mi cabeza hacia arriba.

Carraspeó nerviosa dándome cuenta de mi evidente emoción y sorpresa por ver esto.

— ¿Te gusta? — preguntó él y niego con la cabeza, él sonríe — tú cara no dice lo mismo — me espeta

— Vale, es muy bonita tu casa y creo que mi actitud es bastante normal teniendo en cuenta que no nací rodeada de la realeza, señor — le digo en burla, Gabriel sólo sonríe mostrando sus blancos dientes. Me extraña ya que pensé que era un hombre muy frío

— Te enseñaré tú cuarto — dice y no quiero saber esa parte — quizás mañana te de un recorrido — explica y ruedo los ojos — vamos — dice para guiarme hacía mi cuarto.

Abre una puerta y me da miedo entrar pero finalmente lo hago, él cierra la puerta detrás de mi y me sobresalto. Él cuarto es enorme, tiene una cama matrimonial, un ventanal que da vista al jardín delantero, hasta una pequeña salita tiene aquí, pero todo el diseño es moderno y normal, tiene dos puertas y supongo que una es del baño y la otra de un armario lo cuál me sorprende.

— Amó ver cómo te sorprendes por todo — dice con diversión y me giró hacia él para verlo — ¿Tú dónde dormirás? — pregunté temerosa entonces su sonrisa se ensancha — tranquila, pienso dejarte en paz por está noche pero recuerda que estamos en luna de miel — no voy hacer nada contigo, eso no es parte del plan así que ni lo sueñes — le digo molesta y él endurece el gesto para hacerme retroceder a la pared golpeando mi espalda con fuerza, él sostiene mi brazo.

Sus ojos azules se vuelven más intensos pero no bajo la mirada por nada del mundo.

— Eres mi esposa así que será mejor que te hagas a la idea — dice acercando su rostro muy cerca del mío

Cierro los ojos llena de rabia al ver cómo sale de mi nueva habitación, cerrando de un portazo, entonces dejo caer las lágrimas por mi cara. Me arrastró hacia el suelo pegada a la pared, duele saber que no estaré cerca de mamá, de mi sobrina consentida y que ahora estoy con un lunático, por un segundo me arrepiento de haber hecho esto. No lo hubiera hecho pero la culpa me carcomía, no me gusta ser obligada a nada.

Ayer lloré toda la noche triste por mi nueva vida, al despertar pensé que sería una pesadilla pero no es así, sigo aquí. Me lavo la cara y trato de enfocarme en las cosas positivas, como él hecho de que esté aquí con una bonita casa, aún tengo a mi familia y esto no significa que los perdí.

Me ducho en la bañera tan bonita y espaciosa, me relajó un poco al sentir las gotas caer bajo mi cuerpo, salgo y me envuelvo en una toalla para caminar al cuarto cuando veo a Gabriel de pie a un lado de mi cama, me asusto y me aferro a mi toalla preocupada al estar expuesta.

— ¿Qué mierda te pasa? — pregunté molesta

— Vine a traerte ropa — informó levantando una bolsa y lo miro indignada — sal pronto a almorzar, después iremos de paseo — dice y levanto la ceja confundida, no comprendo que es lo que haremos — ¿Por qué tenemos que pasear? — pregunté cruzándome de brazos — porque estamos de luna de miel — dijo con obviedad — agradece que te estoy complaciendo — creo que empiezas a mostrar tú verdadera cara — le digo y ahora él es quien me recrimina con la mirada — no creas que porque haces esté tipo de cosas caeré a tus pies y tendré sexo contigo — le digo con decisión y él ríe sarcásticamente — ya veremos — sale de la habitación dejándome sola con la bolsa en la cama.

Me acerco a ella para ver lo que hay dentro, pero me sorprende bastante al ver que es un vestido muy bonito y sobre todo una nota en ella, es de Elizabeth. “espero que te agrade esté pequeñito regalo de mi parte, sólo quiero que seas feliz” leo con una sonrisa en mis labios evitando dejar caer lágrimas de mis ojos.

Él vestido es todo mi gusto, es de vuelo ajustado de la cintura dejando mostrar mis hombros, color crema, es corto por los muslos. Es como un vestido de princesa pero a la vez con su toque sexy. Mi cabello rubio lo dejo en una media cola baja con un listón azul, con mis ondas naturales y chicas. Me pongo unos zapatos de plataforma muy bonita color azul, me encanta tanto que me hace olvidar la realidad.

Bajo las escaleras aún creyendo que está mansión no es real casi todo es color blanco, nude o crema. Gabriel está abajo esperando por mi y creo que está al teléfono haciendo una llamada con quién sabe quién hasta que me ve. Creo que le sorprende porque su boca se entre abre un poco con sorpresa, me observa de arriba abajo como tonto y por momentos me gusta. Guarda su móvil y me acerco a él.

— ¿Todo en orden? — pregunté en burla — si, Vámonos — dice abriendo la puerta para mí, sonrío por ello.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***