El destino está en nuestra contra.

Bueno creo que ha sido una noche bastante ajetreada.-

- Si, pero aún no se ha terminado.-

- ¡Ah no, y que tienes en mente!.- conteste muy coqueta viéndolo a sus preciosos ojos.

- Bueno, tengo ganas de cenar y nos precisamente comida cocida.-

- Jajajaja, por eso te amo.-

De repente el me cargó en sus brazos y me llevo hasta la cama.

Comenzamos a jugar con nuestros labios de una manera bastante apasionada tocando con nuestras manos todo lo que encontrábamos a nuestro paso en nuestro cuerpos.

Me sentía muy nerviosa, tenía miedo y dudas pero si quería hacerlo, deseaba que él me hiciera suya.

- No quiero sobrepasar los límites contigo hermosa.-

- No te estás sobrepasando mi amor, yo quiero esto, deseó estar contigo pero...-

- ¿Que sucede?.-

- Bueno, es qué yo...yo, yo nunca he estado con nadie.-

- ¡Vaya! es algo difícil de creer, eres hermosísima y se me hace un poco complicado asimilar que nunca haz estado con alguien.-

- Bueno, tuve un amor de colegio y con el viví muchas cosas pero, nunca me sentí lista para dar el siguiente paso con él, luego nos graduamos y él se perdió totalmente, por mucho tiempo me sentí culpable por no haberle permitido ser el primero pero la verdad es que fue la mejor decisión y bueno en la universidad sabía que todos eran unos idiotas que sólo querían pasar el rato así que nunca apareció alguien que valiera la pena, hasta ahora.-

- Gracias por eso mi amor, me hacer muy feliz.-

Me levanté de la cama y quedé parada frente a él iniciando nuevamente el juego de besos exquisitos pero definitivamente el destino no quería que fuéramos totalmente felices.

- Disculpame mi amor pero debo ir al baño antes. Me dijo algo extraño.

- Joel ¿Estás bien?, Amor, hablame por favor.- Dije muy angustiada golpeando la puerta.

- Dame unos minutos hermosa.-

Pero de repente escuchaba como vomitaba en aquel baño.

- Joel ábreme esa puerta de inmediato por favor.- Insistía desesperada golpeando esa maldita puerta. - ¡Maldita sea Joel! Ábreme de inmediato o llamo a recepción para que me ayuden a abrirla.-

Cómo pudo abrió la puerta pero estaba pálido, completamente frío y se estaba quejando demasiado.

- Joel te lo dije, este viaje iba a ser un riesgo.-

- No lo es amor, he sido el hombre más feliz al estar aquí contigo.-

- Llamaré una ambulancia.-

- No, no llames a nadie solo pásame la maleta de las medicinas, te aseguro que esto pasará.-

- Bien, pero Joel mañana viajamos de vuelta a casa en el primer vuelo que salga, y esto no está en discusión.-

Fui por las medicinas y un vaso con agua, bebió sus medicamentos y como pude lo ayude a recostarse en la cama.

Era tanta la angustia que sentía en ese momento que no sabía que podría ser mejor para los dos.

Comencé a buscar a través de internet los tiquetes y efectivamente salía un vuelo a las 8:00 de la mañana, era perfecto.

Cuando volví a la cama ya estaba completamente dormido, fui a alistar las maletas y baje a recepción para avisar que a las 6:00 saldríamos para el aeropuerto y a dejar todo en completo orden.

Esa noche no pude dormir, talvez por la angustia, el miedo no lo sé.

- Joel, cariño, despierta por favor.-

- Buenos días hermosa.-

- ¿Cómo te sientes?.-

- Estoy perfecto amor mío, mirame.- Se levantó y trato de estirarse pero el dolor que sentía era más que evidente.

- Amor, alistate debemos salir en media hora para el aeropuerto.-

- Alana no quiero irme, no quiero que se acabe este momento.-

- No, escuchame bien Joel tu y yo tenemos un trato, sabes que acepte venir contigo pero con la condición de que si te complicabas regresaríamos de inmediato, así que cúmpleme.-

- Bien, voy a darme una ducha y salimos.

Durante en viaje estuvo algo tranquilo y su decia que su dolor había disminuidos bastante pero yo no estaría tranquila hasta que su médico lo atendiera.

A penas bajamos del avión llamé a Valbuena y le avise que nos dirijamos para la clínica.

- Alana estás exagerando esto, yo me siento bien, prefiero ir a casa.-

- Iremos a casa pero hasta que Valbuena me diga que estás estable.-

Fuimos a la clínica y le hicieron varios exámenes de los cuales Valbuena no estaba nada bien al verlos.

- Joel -- A ver hombre, habla de una vez, ahora si debo confesarme, o solo fue un susto más.-

- Alana - Deja de bromear con esto Joel por favor.-

- Valbuena - Estás en etapa crítica y así tomes tus medicamentos el dolor no se irá, al contrario en menos de nada comenzarás a sufrir de dolores más agudos, vómito, desmayos y bueno ya sabes, todo esto ya te lo había dicho.-

Yo no podía hablar ni de ir nada solo sentía como mis lágrimas bajabas dejando un ardor a su pasó.

- Joel - ¡Oh vamos nena, esto lo hemos hablado mucho! Por favor no llores.- Dijo secando con sus dedos mis lágrimas.

- Valbuena - Joel solo debo sugerir como profesional que soy que..-

- Joel - No, no y es algo que ya se había decidido.-

- Alana - ¿Que?.-

- Valbuena - Ingresarlo.-

- Joel - Valbuena, gracias por tu ayuda, haz sido un excelente médico y un gran amigo todo este tiempo pero no voy a morir en un maldito hospital y no voy a permitir que me sigan torturando metiéndome toda esa mierda de líquidos que nunca hicieron efecto así que no me internare. Que tengas buen día.-

Y sin decir nada más salió sin siquiera esperar a que yo me levantara de la silla.

- Valbuena - Señorita, no lo descuiden un solo segundo y ya sabe cualquier anomalía que note, me llama de inmediato.-

- Alana - Gracias doctor, así será.-

Dicho esto salí de aquel lugar y Joel no estaba por ningún lado, así que baje al estacionamiento y efectivamente estaba dentro del auto recargado contra el volante.

- Iremos a casa mi amor.-

- No, yo te dejare en la tuya y luego me iré.-

- ¿Que te sucede?.-

- Nada simplemente no quiero que vayas conmigo.-

- Joel por favor no hagas esto, es evidente que estás pensando que lo mejor para mí es estar lejos, pero te aclaro que eso NO VA A PASAR, entiendes.- Y en ese momento note que estaba hablando más duro de lo debido.

Subí al auto y el arrancó hasta llegar a casa de Emiliano. Transcurrió la tarde en completa calma, y mientras Joel dormia como un niño yo decidí preparar un spaghetti con champiñones y salsa bechamel.

Puse mis audífonos y al ritmo de "Destino o casualidad" terminé de preparar la cena pero también resulte hecha un mar de lágrimas, me tumbe en el suelo de la cocina y pegue mis rodillas a mi pecho hecha trizas.

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