El auto de mi jefe

¡Bienvenida señorita Ferrer! si gusta vamos primero a su oficina y allí deja sus cosas para luego llevarla a conocer las instalaciones de la compañía.

- Muchas gracias Sra Margaret, vamos.-

Luego de mostrarme todas las instalaciones del edificio y de presentarme a las secretarias y secretarios que se encontraban en cada piso volvimos al piso 14 para recoger mis cosas.

Resulta que mi oficina queda a pocos pasos de la del jefe, según dijo Margaret son pocos los arquitectos que tiene la compañía porque a los hermanos les gusta realizar sus propios diseños, aparte de mi hay otra chica y otros dos chicos que trabajan para ellos.

- Bueno mi niña, mañana inicias en la compañía así que debes estar acá a las 7:00 en punto porque el médico te hará los exámenes de rutina que exige la compañía antes de firmar el contrato, ¿De acuerdo?.-

- De acuerdo Sra Margaret mañana estaré muy puntual, gracias por todo y que tenga un excelente día.-

Salí de aquel increíble edificio en plena lluvia, abrí mi sombrilla y comencé a caminar por la calle intentando parar un taxi pero todos iban llenos ya que por la lluvia la gente los solicitaba bastante.

Como no pude agarrar ningún vehículo decidí entrar a un café para resguardarme de la lluvia.

- Buen día señorita, acomodese y pronto le atenderán.-

- Buen día, muchas gracias.-

Caminé al fondo del lugar buscando una mesa y allí pedí un capuchino bien caliente para calmar el frío que tenía.

Mientras degustaba mi café iba revisando algunos planos que estaba realizando para construir la casa de mi tía Sofy, ella es una mujer extraordinaria y muy joven, desde que decidimos mudarnos con mi hermana ella ha sido quién está al pendiente de todo lo que necesitamos, es nuestra segunda madre.

Estando concentrada en aquellos papeles escuche de nuevo esa voz tan exquisitamente varonil.

- Pero que coincidencia señorita Alana ¿te molesta si me siento contigo?.- Dijo el señor Joel.

- Por supuesto que no me molesta señor, siga por favor.-

- ¡Es raro ver damas en este café!.-

- A si, no lo había notado, ¿Acaso es solo de hombres?.-

- No, es solo que es un lugar para ver deportes y son muy pocas las chicas que gustan de esas cosas.-

- A bueno a mí en lo personal me gusta ver fútbol pero no me fijé en eso.-

- Bueno, me dijo Margaret que ya quedó todo listo para que inicies mañana, bienvenida a arquitecturas Monsalve.-

- Muchas gracias señor, espero que podamos formar un buen equipo y logremos realizar muchos proyectos juntos.-

- Así será.-

- Bien, yo me retiro señor, aprovecho que bajo un poco la lluvia a ver si logro llegar a casa, agarrar un taxi cuando llueve es extremadamente complicado.-

- ¿No traes auto?.-

- No señor, lo dejé en el taller y hasta mañana en la tarde me lo entregan.-

- Permítame llevarla por favor.-

- No señor, como se le ocurre, yo vivo algo lejos de acá y no creo que sea buena idea incomodarlo con eso.-

- Señorita Alana, permítame llevarla por favor, para mí no es molestia ni mucho menos me incomoda.-

- Está bien.-

Fui a pagar la bebida pero el cajero me dijo que el señor que me acompañaba lo había pagado mucho antes.

Salimos del café y él me dio la mano para ayudarme a cruzar la calle ya que al otro costado estaba estacionado su auto, allí habían varios pero jamás imaginé que el Ferrari fuera el auto de mi jefe.

- Permíteme abro la puerta para que puedas subir.-

- Muchas gracias.-

Subí al espectacular auto y en seguida arrancó, según el camino yo le iba indicando hacia a dónde dirigirse hasta llegar a la entrada de mi casa, seguía lloviendo mucho más fuerte pero así decidí bajarme.

- Deberías esperar unos minutos acá adentro mujer, la lluvia es extremadamente fuerte, si es por mi puedes estar segura de que no tengo afán y no me incomoda para nada tú presencia aquí.-

- Bueno, supongo que tiene razón señor, está lloviendo demasiado fuerte y lo que no se ve muy bien es el ventarrón tan fuerte que está haciendo.-

- Perfecto, mientras tanto podemos hablar un poco, dime ¿En donde están tus padres?.-

- Bueno ellos viven en el norte del país, tiene. una granja y allí son muy felices, están en compañía de mi hermana menor y mi sobrino.-

- ¿Osea que son tres hermanas?.-

- Si señor, mi hermana mayor vive aquí y está trabajando en una compañía de seguros, por eso cuando decidí estudiar vine aquí a hacerle compañía y bueno, aquí estoy.-

- Que bueno, y ¿Cuántos años tiene tu hermana mayor?.

- Naomi tiene 32 señor.-

- Bueno creo que he sido algo atrevido al bombardearte con mis preguntas, discúlpame pero me gusta conocer bien a las personas que trabajan conmigo.-

- Tranquilo señor, igual no me incomodan sus preguntas.-

En ese momento todo quedó en completo silencio, la verdad si me incomodaba que me preguntará tanto por mi vida personal pero al mismo tiempo me encantaba que lo hiciera. Definitivamente las mujeres somos muy extrañas.

- Bueno señor parece que ya calmo un poco la lluvia, yo creo que ahora sí me retiro, le agradezco mucho por haberme traído, fue de gran ayuda.-

- Siempre a la orden, para mí ha sido un gusto poder acompañarte y evitar que te mojadas.-

Baje rápidamente del auto y en seguida el bajo el vidrio y se quedó mirándome de nuevo.

- Señorita Alana, mañana a las 6:30 estoy aquí para llevarla a su nuevo empleo, que tenga excelente tarde.-

De inmediato arranco el auto sin darme tiempo siquiera de hablar.

- ¡Que carajos fue eso! ¿Mañana me recoge? ¡Por Dios! Este hombre está loco.- Dije en voz alta mientras abría para entrar.

Acaso eso se podrá, que pensaran los demás compañeros al verme llegar en el auto de ese señor.

No no no, eso no está bien, y sin poder llamarlo a ningún lado, con que autoridad haría yo eso.

- ¡Alana! ¿Que te pasa? Estás algo extraña, dime ¿No te fue bien en la entrevista?.- Pregunto Naomi sacándome de mis pensamientos.

- ¡Hola! ¿Pensé que estarías trabajando?.-

- No, por la lluvia decidí quedarme y trabajar desde casa pero, contéstame lo que te pregunte.-

- ¡Ah sí! Me fue bien, me contrataron y empiezo mañana mismo.-

- ¡Genial! Te felicito nana, vas a ver qué te va a ir súper bien en esa compañía, eres la mejor.- Dijo emocionada y abrazándome fuertemente.

- Gracias Nao, sabes que mi sueño siempre ha sido crecer y ser la mejor, bueno voy a cambiarme y descargar ésto.-

- Perfecto, ponte cómoda y baja que dentro de poco llega el almuerzo.-

- ¿pediste?.-

- Si, tu sabes que yo odió la cocina y la que me consiente con sus delicias ahora estará muy ocupada.- Dijo poniendo cara inocente.

Sin decir nada subí a mi cuarto y deje mi carpeta y mi bolso sobre el escritorio, luego fui a mi armario y allí me puse una sudadera abrigada.

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