La otra

Bueno había sido todo demasiado perfecto, pero la realidad golpea y ahí estaba yo, Alonso me tomo del mentón me dio un beso profundo y sin mas me dice :

Debo irme, luego te llamo.

No me dio tiempo a contestar y preguntarle cuando volvería, me sentí mal, sentí una angustia que luego se volvió culpa.

Había olvidado por completo mi celular, lo miré y tenía un montón de mensajes, de mis hijas, de mi amiga del sur, donde se suponía yo alojaba, y de mi esposo. En dos días no había contestado nada.

Llame a mi amiga para disculparme y preguntarle que había pasado, me contó que mi esposo me había llamado a su número y que le había dado la excusa de que estaba en la ducha, luego que andaba en las termas y que ahí no había señal, o sea mi amiga me había salvado el pellejo a puras mentiras.

Inmediatamente me comunique con mi marido y seguí con la misma historia, a pesar de que mi esposo no mostró su molestia, sentí por primera vez que desconfiaba de mi.

Me descuide en absoluto.

Pasaron dos días y Alonso no llamó, me sentía inquieta pero no podía quedarme esperándolo, a fin de cuenta me faltaban unos días para volver.

Salí a recorrer algunos sitios hasta que llegue a una calle donde habían diversos bares y restaurantes, entre a uno que se veía tranquilo sin tanta música electrónica la cual detesto, y ahí me acerque a la barra y con mi poco inglés pedí un trago.

Estaba bebiendo lentamente ese trago porque cuando vi su precio, no tomaría otro.

De repente alguien se tropezó y me pasó a llevar y con ello mi vaso se derramó, me moleste y maldeci en español, al parecer la persona me escucho y me respondió en español.

Mil disculpas te repongo tu trago!! Entonó dirigiéndose a mí.

Yo haciendome la educada, le respondo.

No es necesario ya me iba.

El hombre se quedó mirándome y me pregunta.

Te conozco? Tu eres de Chile.

Si, le respondí.

Oh! Qué chico es el mundo. Soy Leo, no me recuerdas?

La verdad no! Le respondí.

Tu eres Johana, éramos vecinos en el Cerro Alegre de Valpo.

Me sentí tan bien que me recordará a pesar de los años.

Holaaaa! Le dije, son muchos años sin verte, hace cuanto que estas acá?

25 años, costesto Leo.

El había sido un buen amigo de juventud, nos juntábamos en esos tiempos a andar en patineta, yo tenía 14 años y el era dos años mayor, era un joven muy simpático y teníamos un amigo en común, Alonso.

Me preguntó qué hacía en New York, y si estaba sola. Le conté lo justo sin mencionar que era Alonso quien me había invitado.

Leo sabiendo de mi pasado junto Alonso. Me dice, supongo que sabes que Alonso vive acá.

Yo falsamente le contestó:

No tenía idea, que ha sido de él?

Nos juntamos de vez en cuando a tomarnos unos tragos, esta casado con una mujer mucho más joven que él, y tienen un bebé. Dijo Leo.

Me contó que Alonso era un empresario y que después de mucho trabajo estaba llendole muy bien.

Me callo como valde de agua fría, a pesar que obviamente yo solo era la otra.

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