Ganas de ti

Aun en shock por lo que me dijo, logré sobreponerme y desafiarlo a sí estaba seguro de su propuesta, al fin yo ya no era una joven sin experiencia como el me conoció y quería mostrarle lo que los años me habían enseñado.

Le dije que necesitaba un trago, pasamos a un bar, la verdad que por muy osada que me quería mostrar, necesitaba más que un par de pisco sour (trago muy típico de bares en Chile) para atreverme a hacer lo que tenía en mente. Se hizo noche y ambos estábamos mareados, yo tiendo a reírme cuando bebo y la verdad no lo hago muy seguido así que con dos tragos ya era mucho para mí.

De repente la música cambia y comienza un tema de nuestro tiempo, el infaltable lento, pero el tema que vino después desencadenó todo lo que vino después, Dirty Dansing, ahí recordamos a ver ido al cine y que después de esa cita nos fuimos por primera vez a un motel, fue todo tan especial porque definitivamente ese día de aquel septiembre del 88 no pasó nada, yo tuve miedo y el motel solo sirvió para dormir. Nos reímos luego de recordar aquella vez, estábamos pasaditos de copas y el me dice, esta vez te llevaré pero no a dormir, yo quedé con la boca abierta y en ese mismo instante me arrebata un beso con una pasión que me llegó a doler la mandíbula, salimos del bar, el llamó un huber y nos dirijimos al mismo motel que fuimos esa primera vez. Lo loco fue darme cuenta que a pesar de tantos años fuera del país aún recordará donde quedaba ese lugar. Algo de esta noche definitivamente lo había planeado.

Llegamos a la habitación y no espero ni siquiera a que fuese al baño, me tomo hacia la cama y me beso con un frenesí que me sacó hasta el ultimo aliento. Ardíamos como dos locos adolescentes olvidando nuestro mundo real. Sus besos fueron bajando hasta llegar a esa zona que hace rato mi marido no metía su lengua, después de un sexo oral descomunal me penetro sin compasión, ambos llegamos al orgasmo de una forma intensa, estábamos estaciados, nos dimos una pausa y yo fui al baño, me mire en el espejo, esa no era yo, toda despeinada y con una cara de depravada que me hizo reír, aun el efecto del alcohol hacía de las suyas, volví al lado de él y me miró fijamente con deseo, me dice, donde está esa nena tímida? Lo miro y le susurro al oído, ya murió!

Lo beso apasionadamente y comienzo a bajar lentamente hasta llegar a su miembro, abro mi boca y le hago un sexo oral de la puta madre, luego me pone en cuatro y me enviste como si no hubiera un mañana, nos atrapó el sueño y desperté gracias a una alarma que no había borrado de mi celular, rápidamente la apague, me di vuelta ahí estaba el dormido profundamente.

Me vestí, llamé un huber y volví a mi casa.

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