Recorriendo los cerros

Una vez que salimos de la playa nos dirigimos a recorrer los hermosos cerros de Valparaíso, en especial aquellos que fueron parte de nuestra historia, Cerro alegre, bello, poblado de diversos restaurantes, cafés, galerías de arte, hoteles boutique y casonas de colores. Dejamos el auto a los pies del ascensor El Peral, un trasporte de antaño con una vista magnífica a la ciudad puerto.

Caminamos por todos los lados que lo hicimos en el pasado, llegando a una escalera que conectaba con el centro de la ciudad, nos detuvimos a media escalera lo cual nos daba una vista hermosa del atardecer, ahí aprovechamos los escalones para quedar parejos ya que él es bastante alto, nos besamos apasionadamente, sin darnos cuenta llegó la noche.

Al ver la hora me di cuenta que ya era muy tarde para volver.

Llame a mi casa inventando que me quedaría con una amiga.

Nos subimos al auto con destino a alguna cabaña cercana al mar, antes pasamos a comprar algunas cosas para picar y un buen vino.

Llegamos a la costa fuera del sector de Valpo, viajamos por una hora y llegamos a Horcones una caleta pintoresca de ambiente jipy y con holor a hierba, se veía gente feliz que disfrutaba de la noche y de su buen pito de hierba, el olor no es nada agradable pero siempre he tenido la curiosidad de probarla.

Caminábamos de la mano preguntándole a las personas que estaban ahí, nos dieron un buen dato y de paso nos ofrecieron de lo que fumaban.

Les dimos las gracias y para no parecerles mal le recibimos el regalito.

Llegamos a la cabaña, era pequeña pero con una vista al mar hermosa, sacamos las cosas las pusimos en la mesita que daba al balcón y nos sentamos mirando hacia el mar.

Abrimos el vino, chocamos las copas y mirándonos a los ojos nos dijimos :

Por los dos y está nueva etapa!

Me mira coqueto y me dice si nos atrevemos a probar el regalito que nos dieron la gente de la caleta.

Bueno, le contesto, que nos puede hacer más que provocar sueño.

La mezcla de vino y hierba nos mareo más de lo normal y una especie de calor sofocante nos invadió.

Comenzamos a besarnos y a la vez a desvestirnos, la pasión se adueñó del ambiente,de los besos pasamos a las caricias y de ahí a un sexo oral increíble, cuando ya venían los orgasmos de ambos, volvíamos a probar de nuestras partes íntimas.

De ahí vinieron todas las posiciones para embestirme, en cuatro, de costado, arriba, sentados, estábamos como poseídos.

Hice cosas que nunca pensé.

El placer con él se hizo infinito y después de coger toda la noche el sueño nos llegó y nos quedamos abrazados hasta que el sol que entró por la ventana nos despertó, me levante de prisa a la ducha y estaba de lo más relajada jabonandome cuando Alonso entra detrás mío y sin aviso me toma me levanta y me penetra de una, nos entregamos una vez más y terminamos nuevamente en la cama.

Nos duchamos y nos vestimos para irnos de vuelta a casa.

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