El interrogatorio

Leo me ofreció irnos y yo accedí de inmediato, me despedí lo mas natural posible, y salimos de esa casa.

En el camino iva concentrada en lo que había pasado, cuando Leo me pregunta:

Qué pasó con Alonso?

Note una tensión entre ustedes o me equivoco?

No quería contestarle, pero algo tenía que decirle.

Porque habría una tensión entre nosotros, han pasado muchos años, no crees?

Como terminó lo tuyo con Alonso?

Esto es un interrogatorio? Le exprese sarcástica.

Que quieres saber?

Perdona que sea tan curioso, pero yo recuerdo que ustedes tuvieron un gran romance siendo jóvenes, yo me vine antes que Alonso a New York, entonces no supe porque no siguieron juntos.

Éramos muy jóvenes, solo eso.

Siento que no eres del todo sincera, Johana?

Que quieres que te diga?

Que aún me gusta, que me duele verlo casado ?

La verdad estoy acá por él, pero una vez más me sorprendió para mal.

Tu amigo siempre fue un cobarde y veo que sigue siendo el mismo.

Podría contarte muchas cosas pero no corresponde, tu sigues siendo su amigo.

Pero porque soy su amigo, se que te quizo mucho, y siempre me quedo la duda de cómo terminaron ya que cuando lo invite a venir a vivir conmigo acá, no hubo forma que me contará lo que había sucedido.

Tu amigo eligió ser feliz sin mí y me dejó con un bebé del cual no se hizo cargo.

Pero yo soy la estúpida de tropezar dos veces con la misma piedra.

Lo único que puedo ver que Alonso tiene la vida perfecta que quiso su madre.

La casita bonita, con una mujer sumisa y con el bolsillo resuelto.

Ese soñador que quería estudiar arquitectura y viajar se quedó en el pasado al igual que mis sueños.

Dime que pasa hoy con él? Pregunta Leo.

Algo que no debió pasar nunca. Me siento una basura al pensar que solo he pensado en mí. Ni siquiera ha sido capaz de acercarse a su hija, el es un cobarde.

Le pedí a Leo que me dejará en el hotel y comencé a arreglar mi maleta, estaba sintiendo una angustia que me oprimía el pecho y ciertamente yo no quería eso para mí, había disfrutado lo suficiente y era tiempo de volver a mi realidad.

Me quedaban dos días en New York y los aprovecharía, me fui a un centro comercial gigante donde compré algunas cosas para mi ya que ni regalos podía llevar, se suponía seguía en el Sur de Chile.

Caminaba por el Central Park cuando para mí desgracia me topo con Lisa y su pequeño, la salude cordialmente, ella tan perfecta me dice que la acompañe a tomar un café.

No será incómodo para tu pequeño, le dije.

Obviamente lo menos que quería era entablar una conversación con ella.

No te preocupes, su nana se queda con él, respondió.

Yo por dentro, hasta nana tiene el patán, quien odiaba la burguesía, me decía para mí.

OK vamos!

Entramos a un café cercano y ella comenzó el diálogo.

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