Lo inesperado

Planee mi viaje y llego el día. Llegué al aeropuerto algo ansiosa, hace un tiempo que no viajaba menos sola, las veces anteriores lo había hecho con la familia o en compañía de mi esposo.

Estaba clara que cometería una locura, pero ya no había marcha atrás, una vez sentada en el avión respiré profundo y me dije a mi misma, a disfrutar que la vida se va en un par de segundos.

Luego de un largo viaje llegué a la ciudad de New York, en el aeropuerto me esperaba un taxi con mi nombre, Alonso lo había enviado por mi, subí al taxi, y en el trayecto pude dimensionar lo grande de esa ciudad, lleno de edificios y calles transitadas.

Se detuvo el taxi frente a un hotel, me dirigí a recepción, tomé la llave y fui hacia la habitación designada, tenía una vista fabulosa, una cama king y una sala de baño con un jacuzzi bastante cómodo.

Todavía no le ponía un nuevo chip a mi celular, así que tendría que comunicarme solo por wsp.

Acababa de salir de la ducha cuando tocan a la puerta, me acerco a preguntar quien busca, y ahí estaba él, más guapo que nunca y con esa sonrisa coqueta que me derrite toda.

Me abraza y me besa apasionadamente y en un dos por tres cae mi toalla al piso.

Nos tumbamos en la cama como dos amantes sin vergüenza, dando rienda suelta a esa pasión hque me tenía perdida. El era ese hombre que en su juventud me volvía una desquiciada y yo me dejaba devorar sin reclamo alguno.

Me embestia como un animal hambriento de mi y yo disfrutaba al máximo su cuerpo sobre el mío.

Estabamos exhaustos cuando por fin pronunciamos unas palabras.

Que locura! Le dije

La mejor! Me contestó.

Charlamos hasta que amaneció, luego me invitó a conocer la ciudad, todo era tan nuevo para mí, jamás me había interesado en conocer metrópolis, siempre me gustó conocer lugares rústicos con mucha historia y de gente más de pueblo.

New York es una de las ciudades más pobladas y centro de la economía.

Visitamos algunas galería de arte, algo que me encantaba, Alonso recordaba lo mucho que me gustaba pintar.

No se porque cuando me case perdí todos esos hábitos que me hacían tan feliz. Talvez fue porque Alonso se fue y con mi esposo en ese aspecto no teníamos un tema en común.

Estaba tan feliz paseando junto a él que se me olvidó del todo informarle a mi familia que había llegado bien, al sur de Chile se suponía.

Después de unos días de recorrer la ciudad y sus lados más turísticos, decidimos descansar.

Estábamos tendidos en la cama cuando lo llaman a su celular y él se para y se retira ha hablar al balcón, me causó una leve molestia, pero para ser franca quien era yo para cuestionar nada, estaba siendo infiel descaradamente y me había inventado una coartada más falsa que novela rosa.

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