¿Qué pasa cuando un personaje de novela antigua transmigra al mundo moderno? Esta es la divertida historia de una villana adaptándose al progreso. Es como invitar un neandertal a casa
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El increíble hogar nuevo
Después de casi veinte minutos viajando en aquel maravilloso coche sin caballos, llegaron a uno de los edificios altísimos que veía por todas partes. Aquel coche mágico dejó de moverse y los hombres de antes, les abrieron las puertas educadamente, invitándola a salir. Ella así lo hizo y se quedó mirando a todos lados. Esto era asombroso. Se adelantó y tocó con sus manos el cristal que tenía la puerta de acceso del edificio. Ella había visto cristal anteriormente; en su mundo existían copas y algunos vasos de este material, pero nada parecido ni comparado a la belleza y calidad que presentaba este que tocaba. Miró descender con elegancia a la señora maga, era tan bonita y decía que era su mamá en esta vida, se sintió complacida y orgullosa. Su nuevo papá también era muy guapo. Casi tan lindo como Rafael o Saulo su hermano de la otra vida y tanto como Sergio y el Falso Doctor de esta. Para ella era normal estar entre gente hermosa. Esto no la asombraba, pero era bueno saber que seguía con esta pequeña e insignificante similitud en este mundo.
Su ahora madre se adelantó y tocó unos números en algo puesto en la pared y las puertas se abrieron como por arte de magia. Ella dejó que los hombres entrarán con el equipaje primero y después volvieran a por el televisor, el espejo y la silla. Cuando todo estuvo tras las puertas del cristal bonito, incluyéndolos a ellos, fueron hasta otro de esos portales que usaron en el hospital y entraron dentro. Este era diferente, aunque tampoco tenía ventanas. La diferencia estaba en que poseía un espejo del tamaño de una de sus paredes y Dalia se quedó mirando su reflejo de cuerpo entero. Este cuerpo nuevo le gustaba, era bonito y esa ropa descarada era de su agrado. Ella antes había tenido pelo color trigo y ahora era castaña, con reflejos rojizos muy brillantes. Sus ojos ya no eran azules ahora eran de un enigmático tono oscuro y su cara tenía un aire angelical y delicado. Estaba más que conforme con este nuevo aspecto. Observó a través del espejo cómo su ahora madre esperó a que todos estuvieran en el espacio del portal y marcó en otra de esas cosas pegadas a la pared, el número cinco y el portal se puso en movimiento. Volvió a sentir la presión en su estómago. Esto de viajar en portales no era agradable, pero por lo menos sí que era rápido. Llegaron a un pasillo y ahí aquellos hombres sacaron sus tesoro y después salieron ellos. El portal se cerró a penas habían salido. Ella se distrajo viendo la elegancia de este lugar. Había unas paredes de cristal enteras que permitían ver las cosas allá abajo. Todo se veía hermoso y pequeño como un dibujo que cobrara vida. Le encantaba. Fue interrumpida por la voz de la maga.
- Cariño, ven entra para que puedas descansar en tu cuarto o hables con tu papá si prefieres.
- Claro ya voy.- la curiosidad le podía. ¿Qué cosas maravillosas y nuevas habría en ese lugar? Ya quería verlas. Además, tenía que convencer a su nuevo padre que le regalara el rectángulo para dar órdenes. Entró decidida a aprender todo de este lugar. Lo primero que vio fue un espacio bonito como una sala, pero era diferente a la de su antigua mansión del otro mundo. Esta era luminosa por dos enormes ventanales de cristal que estaban adornadas con una tela, creía ella que era como escarcha y cristales de nieve. Los muebles eran tan extraños y estaban forrados también con otra rara tela, que se veía suave con un color blanco brillante. Aquí todo era entre blanco y plateado excepto el inmenso cuadro mágico que estaba en una pared y por el piso que era negro y brillante. Nunca había visto un piso que no fuera de madera, pero esto era como el del hospital solo que más raro y bonito. El contraste con las paredes era increíble. Había cuadros en las paredes, una mesita baja hecha de cristal y metal plateado en el centro de los muebles. Otra cosa que llamó su atención fueron los recipientes para poner las flores. Se veían carísimos. Le encantaba su nueva casa.
Ya la pareja de su padre se había arrellanado en un asiento como si fuera el dueño de aquella casa y pedía a su nueva madre que le trajera un refrigerio, como si ella fuera una sirvienta. Dalia sintió hervir su sangre, pero qué se creía el cretino ese.
- A ver zángano qué te crees que haces a mi nueva madre. Mira cómo le hablas en su propia casa.
- Cállate malcriada. Están hablando los mayores.
- No, cállate tú. Plebeyo infeliz. - Se giró toda enfadada hacia su nuevo padre y le dijo:- Papito no quiero ver la cara de este plebeyo maleducado, haz que se vaya inmediatamente o no te hablo por un año.- y se fue a abrazar por la espalda a la señora maga.
Eduardo se sintió dividido, pero su hija estaba primero que todo en el mundo y ahora más que había vuelto a ofrecerle la oportunidad de participar en su vida. Esperaba que Mario lo comprendiera por el bien de ambos.
- Mario puedes irte al hotel, por favor. Yo te alcanzo luego.
- ¿Es en serio Eduardo? Esta niña lleva años despreciándote y ahora decide decirte dos palabras y tú te olvidas de todo.
- Mario vete. Te lo pido de favor. Ve al hotel. Allí hablamos te lo prometo.
El aludido miró incrédulo a todas partes con el orgullo herido. Su mirada se fijó en Dalia, quien desde atrás de su madre se escudaba con cara burlona 😏. Odiaba a esta chica con toda el alma desde hacía cinco años atrás. Dios sabía que había logrado su objetivo y rompió aquel matrimonio, pero siempre vivía con la incertidumbre de ser abandonado en cualquier momento. Eduardo era el hombre más duro y despiadado que conocía, pero su única debilidad era aquella hija. Aceptó su derrota por el momento tenía que ser inteligente. Había logrado mantener a Eduardo para sí mucho tiempo y no iba a permitir que sus planes bien elaborados se fueran a la borda por esta malcriada. La miró con un odio bien disimulado y en su dialecto siciliano que ni Eduardo comprendía le dijo a modo de burla a la muchacha.
- Cara mía. Ya tuviste un accidente. Otro pudiera ocurrirte. Cuídate la espalda, porque si interfieres en mis planes puede que esta vez no te rescate ni el médico chino. - Le tiró un beso, agitó la mano y se dio la vuelta. Ya estaba abriendo la puerta contento de haber tenido la última palabra cuando ella le dijo en perfecto dialecto siciliano.
- A mí no me amenaces reptil de tierra. Si te metes conmigo o los míos te voy a enviar al otro mundo. Comprendes. Así que sabandija estate quieto y conoce tu lugar plebeyo malnacido. - Y también le envió un beso 😘, con cara burlona.
Si una bomba hubiese estallado en aquel lugar no hubiese causado el impacto que causaron las palabras de la chica. Ni su madre ni su padre entendieron una palabra, pero era evidente que Dalia hablaba fluido el italiano. No obstante, el más sorprendido 😳 y un tanto aterrado fue Mario. En los ojos de aquella muchacha vio que hablaba en serio. No sabía que le había sucedido pero esa era la mirada de una asesina a sangre fría. Salió de allí sin decir más palabras, preguntándose cómo es que la hija de Eduardo conocía el difícil dialecto de su tierra. Lo que Mario no podía saber es que esta era una nueva Dalia. Una villana por naturaleza, astuta y más despiadada que el propio Eduardo que venía de una época bárbara donde las mujeres con su antiguo estatus sabían luchar, defenderse y hasta matar si era necesario. En su intercambio de almas había recibido un regalo de Dios que hasta ella desconocía. Podía entender, escribir y hablar todas las lenguas de este mundo.
El ambiente se había vuelto raro y ella para aligerarlo le pidió a su madre lo siguiente.
- Mamita, me puedes enseñar este precioso lugar y decirme dónde es que vivo ahora. Es que no lo recuerdo por el accidente ya sabes y tú, papito de mi corazón puedes acompañarnos. ¿Verdad qué quieres?- estas palabras melosas derritieron el corazón de sus padres.
- Claro cariño. - había respondido Rosa.- Estamos en Reforma que destaca como el área residencial más exclusiva de la ciudad de Oaxaca. Es un lugar muy ameno y moderno, con una excelente seguridad. Estamos ubicados a solo ocho minutos del Centro Histórico. Este depa ofrece todo lo necesario para una estancia perfecta. Aquí tenemos wifi de alta velocidad, aire acondicionado y Smart TVs en la sala y la recámara principal, es decir mi cuarto. Nuestra cocina está equipada con lo último en tecnología, ya nos divertiremos cocinando verás. Ven, ahora te muestro nuestra terraza. Tiene unas vistas irreales a la ciudad. Observa. Dalia estaba impresionada. Su madre continuó arrastrándola de un lado a otro y su padre las seguía. - Y ahora vamos a ver las tres recámaras. Todas tienen sus baños privados, para una buena privacidad y confort. Este es el cuarto de lavado. Aquí está la Lava-secadora. Abajo en el primer piso está el estacionamiento, pero ese ya lo has visto cuando subimos.
Dalia estaba maravillada esto era mucho más pequeño que su mansión en el marquesado de su otra vida, pero no estaba nada mal. Ahora sólo tenía una duda.
- ¿Cuál de todos es mi aposento?
- Es este. Ven. Aquí está tu vestidor y esa es la puerta del baño. Quieres quedarte sola para cambiarte. Tu padre y yo te esperamos en la sala. No hay apuro. Tómate todo tu tiempo.- Dalia entendió perfectamente que su ahora madre quería estar a solas con su nuevo padre. Bueno ella podía concederle esto. Al fin y al cabo tenía mucho que explorar aquí, en el cuarto de la chica original de este cuerpo, pero antes que salieran pidió.
- Tráiganme todos mis tesoros al cuarto. Voy a bañarme en la ducha de lluvia fina.
- Está bien princesa. Ahora te lo traemos todo, pero no prefieres tomar mejor un baño relajante de burbujas 🫧 en la bañera 🛁. Si quieres te lo preparo con esencia de rosas como te gusta.
- Está bien eso me gustaría.
Rosa se encaminó al moderno y elegante baño para prepararle a su hija lo prometido. Eduardo en cambio fue a traer el espejo, el televisor, la silla y los otros objetos que su niña decía, eran su tesoro. Dalia le indicaba dónde quería el cuadro negro y el espejo. El hombre tuvo que ordenar nuevamente por aquel rectángulo mágico una serie de cosas que le explicó le harían falta para poder instalar la tele y colocar el espejo. Ella aprovechó para pedirle que le regalara el rectángulo de las órdenes. Su padre se quedó descolocado, por suerte Rosa más acostumbrada a las locuras de su hija le explicó que lo que Dalia quería era un nuevo teléfono. El suyo se había seguro roto y perdido en el accidente. Eduardo, pidió a sus hombres que le trajeran el móvil más sofisticado y caro que encontraran para su princesa. Dalia complacida se fue a tomar ese baño de burbujas prometido, repitiendo la palabra celular en su cabeza. Así era como se llamaba el rectángulo de las órdenes.
de raros como su amiga que a pesar
de todo va por su meta de acostarse con Mario le gusta
los villanos será que ella se lo quede lo amarre?