Una hermosa mujer renace en un mundo mágico y vive una noche inolvidable que cambiará su vida.
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
** Todas novelas independientes **
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Reencuentro
Estaba por amanecer cuando Ignacio llegó a Somerset, como aun no dominaba muy bien el hechizo, se teletransporto a una playa…
[No reconozco este lugar, ni siquiera sé dónde estoy… pero, lo cierto es que no estoy ni en el archiducado donde están mis padres y mi hermano, y tampoco estoy en la capital de Lennox donde esta mi hermano Agustín, por lo que seguramente estoy cerca de ese niño]
Ignacio caminó cerca de la playa y de inmediato, observo una casa grande a lo lejos… se escondió y observo… aun estaba oscuro, por lo que pudo acercarse con cuidado…
[es una casa grande, pero no es una mansión, aun asi, se encuentra custodiada por guardias imperiales de… ¿SOMERSET? ese uniforme… es de… las tropas de Samuel Somerset… ¿no estoy en Lennox? no he venido a Somerset en años, ¿Cómo es posible que un hijo mío se encuentre aquí? quizas esa mujer usó algun truco para engañar a mis padres… pero, si fuese así el hechizo no hubiese resultado… ¡que mierda está pasando!]
Ignacio se escondió usando trucos de distracción con magia y logró entrar a los jardines…
[debo apurarme, porque pronto aclarará completamente y podrían verme]
El gran mago, hizo temblar un poco la tierra afuera, lo que llamó la atención de los guardias, distracción que le sirvió para entrar sin ser visto a la casa.
Sin embargo, no pudo avanzar mucho, cuando se encontró de frente con su tío.
Ignacio: tío Claude…
Sir Claude: ¿Qué haces aquí Ignacio? ¿estas entrando como un ladrón a esta casa?
Ignacio: yo… ¿Qué haces tú aquí?
Sir Claude: soy un invitado…
Ignacio: ¿a esta hora? ¿vives aquí?
Sir Claude: ayer me quede aquí…
Ignacio: ¿por qué?
Sir Claude: hubo una tormenta y… espera… eres tú el que tiene que dar explicaciones… ¿sabe acaso la marquesa que estas aquí?
Ignacio: ¿marquesa? ¿Cómo se llama? ¿Dónde está?
Sir Claude: ¿es en serio? ¿de verdad no recuerdas su nombre y llegas aquí asi?
Ignacio: yo…
Juliet había escuchado la conversación… el pequeño temblor la había despertado, y su cuerpo se paralizo al escuchar esa voz en su casa…
[sabía que era cuestión de tiempo para que este hombre llegara a la casa, pero nunca pensé que lo haría de esta forma]
Aun asi, escucharlo y que él ni siquiera recordara su nombre, fue un golpe que ella no se esperaba.
[Lo reconocí en cuanto lo escuché. Yo lo sabía: era él. El hombre de aquella única noche, la que quedo marcada en mi vida para siempre… porque de ese encuentro nació mi hijo. No voy a mentir: por un segundo me dolió. Pero esa punzada se esfumó rápido, porque la verdad es que no lo necesito. No necesito su memoria, ni su reconocimiento, ni su nombre. Mi hijo y yo hemos caminado un camino de dos hermosos años sin él, y lo hemos hecho bien.]
Sir Claude: Ignacio esta no es la forma correcta de hacerlo, no deberías presentarte aquí de esta manera… será mejor que te vayas.
Juliet: Ya escuchó a sir Claude, o abandona la mansión o envío a los guardias…
[Lo miré a los ojos y sonreí, no con nostalgia, sino con firmeza. Porque comprendí que el poder no está en que él recuerde, sino en que yo no olvido. Yo soy la que eligió seguir adelante. Y él, que no supo ver más allá de una noche, jamás entenderá la grandeza de lo que dejó escapar. Hoy ya no soy la mujer que dependía de una explicación o de un gesto suyo. Soy madre, soy fuerza, soy raíz.]
Los ojos de Ignacio se abrieron sorprendidos… si la reconocía… era cierto que no recordaba su nombre, ni detalles de su encuentro, pero si la recordaba…
[La vi y algo en mí se estremeció. Había algo familiar en sus ojos, en la forma en que me miraba, como si cargara con una verdad que yo desconozco. Y, sin embargo, por más que me esforcé, no pude recordar su nombre. Una sensación extraña me invadió: la certeza de que alguna vez compartimos algo, pero la memoria se me escapa como arena entre los dedos. Sé que fue hace años, una de esas noches en las que la vida parece ligera, en las que uno se deja llevar sin pensar en el mañana. Recuerdo destellos: una risa, un roce, una voz. Pero nada más. Y ahora, frente a ella, me avergüenza no poder darle un nombre a su rostro, no poder decir “te recuerdo”. Lo más desconcertante fue la intensidad en su mirada. No era la mirada de alguien que olvida; era la de alguien que lleva grabado cada detalle. Me sentí pequeño, culpable incluso, por darme cuenta de que lo que para mí fue una noche difusa, para ella tal vez significó mucho más. No recordar su nombre me pesa más de lo que quiero admitir, porque sé que detrás de ese olvido puede haber una historia que aún me falta conocer.]
Ignacio estaba ensimismado en sus pensamientos, no salía de su asombro… ahora estaba mas seguro que realmente… quizás si tenía un hijo… aun así las palabras de ella lo volvieron a la realidad.
Juliet: ¡GUARDIAS! saquen a este hombre que entró a la casa a estas horas
De inmediato, varios guardias del imperio de Somerset aparecieron, no reconocieron que él era alguien de la realeza de otro imperio, por lo que lo sujetaron con firmeza.
Ignacio miraba el actuar de los hombres, sabia que podía derribarlos con un golpe a todos… sir Claude entendió su expresión y le hablo con firmeza.
Sir Claude: Ignacio, será mejor que salgas de la casa, no destruyas el lugar… por favor acompáñenlo afuera…
Ignacio: no me voy a ir sin hablar con usted…
Juliet: llévenselo e informen que este hombre tiene prohibido la entrada a la casa, por ser un maleducado que entra como un ladrón a casas ajenas…
Ignacio: ¡TENEMOS QUE HABLAR!
Sir Claude: siento mucho todo esto…
Sin decir una palabra más, sir Claude le echó unos polvos mágicos a Ignacio que lo hicieron dormir de inmediato.
Sir Claude: yo me encargaré de él, por favor avísele a William que tendremos que posponer nuestra expedición en la arena…
Juliet sorprendida al ver a Ignacio en el suelo, solo asintió… y habló suave…
Juliet: por favor, no lo quiero ver aquí…
Sir Claude: entiendo… no se preocupe por eso…
Sir Claude le hizo un gesto a los guardias de Lennox que habían entrado y cargaron al Gran Mago hasta afuera de la mansión, luego lo dejaron en el carruaje acompañado de sir Claude…
Juliet en la casa, se quedo mirando la puerta… con un peso en sus hombros y un extraño malestar en su pecho…
[Dos años. Dos años han pasado desde aquella noche que para él fue solo un instante y para mí se volvió la raíz de toda mi vida. Dos años en los que aprendí a ser madre, a sostener un hogar, a construir fuerzas que no sabía que tenía. Y ahora, el destino lo trae de vuelta.
El amanecer apenas clareaba cuando lo escuché… Y ahí estaba él, entrando como si tuviera derecho, con esa misma seguridad que me cautivó aquella vez. Lo primero que dijo fue: “tenemos que hablar”. Ni un saludo, ni una pregunta, ni siquiera la más mínima señal de que recordara mi nombre. Nada. Lo miré, conteniendo la avalancha de emociones que me recorrían: sorpresa, enojo, miedo… y también, lo confieso, un temblor extraño en el pecho. No podía dejar de pensar en lo irónico que era: mientras él olvidaba, yo criaba. Mientras él seguía con su vida, yo cada noche arrullaba al niño con sus mismos ojos que nos unía sin que él lo supiera. Quise preguntarle qué era tan urgente, qué venía a buscar, si acaso le interesaba que en esta casa late una vida con sus ojos. Pero me quedé en silencio, observándolo, intentando descifrar si en su voz había un rastro de verdad o simplemente la arrogancia de quien aparece cuando quiere. Lo único que sé es que yo ya no soy la misma de hace dos años. Esa mujer ingenua que se dejó llevar por una noche quedó atrás. Hoy soy madre, soy más fuerte, y no voy a permitir que nadie —ni siquiera él— borre lo que he construido. Si realmente quiere hablar, que se prepare, porque esta vez la voz no será solo la suya.]