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Amor En Tiempos De Guerra

Amor En Tiempos De Guerra

Status: En proceso
Genre:Aventura / Amor prohibido / Amor a primera vista / Amor en la guerra / Romance oscuro
Popularitas:801
Nilai: 5
nombre de autor: Tania Uribe

Yo antes era una espía y asesina respetada por todos, temida por todos, la más importante y reconocida por todos aquellos que oían mi nombre temblaban del terror y la desesperación que sentían al oír de mí. Creía que lo tenía todo, incluso creía que tenía a mi lado a un hombre que me amaba y respetaba como mujer y compañera de equipo. Desgraciadamente estaba muy equivocada y terminé por ser traicionada por él y por la gente que creía que me era leal, pero ni siquiera eso.

Ese día perdí todo y terminé por ser arrestada, humillada, maltratada, casi violada por uno de los custodios que me llevaba a ser finalmente encarcelada, sin juicio alguno en cual pudiera defenderme; era frustrante dado que yo fui una de las personas que propuso que todo criminal, sin importar su rango no tendría un juicio sino que en cambio iría directamente a "Azgaard" la más cruel y sanguinaria cárcel clandestina que el mismo maldito Hitler autorizó sin haber consultado a sus generales y consejeros.

NovelToon tiene autorización de Tania Uribe para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 9.

SOFÍA

La desagradable conversación que tuve con el Alcaide Fürstenberg en su oficina no se prolongó demasiado. Me dejó irme a mi celda sin que me pusiera un dedo encima, pero esto no dejó ningún tipo de alivio en mí mente, mi preocupación y nerviosismo, seguían allí puesto que dentro de unas horas, tenía que volver a su oficina a la noche siguiente para tener sexo.

Él había sido directo y crudo al decirme lo que quería de mí. Sin importar sí estaba dispuesta a ello o no a ser su juguete sexual de cualquier forma iba a ponerme las manos encima.

Aquel hombre era un ser despreciable, y mucho más de lo que podría imaginarme. Sin importar cuánto lo odiara estaba dispuesta a ser su amante con tal de que mi libertad fuera un hecho, pese a que dijo que jamás iba a salir de Azgaard, eso lo íbamos a descubrir en su momento.

Así como él había dicho... necesitaba de un lobo. Un protector. A un hombre con poder para que pudiese seguir viva e intacta en la cárcel. No importaba sí yo me defendía por mis medios, eso no me iba a servir por demasiado tiempo. Además él no iba a liberarme tan fácilmente de sus garras.

La única forma en la que lograría evitar lo que me deparara era evitar morir en sus manos o matarlo yo misma, cosa que era tentador pero estrategicamente era mala idea. Aunque él mismo me había retado a comprar la libertad de cualquier rea que fuera de mi total confianza y claro que lo iba a conseguir, pero debía tener mucho cuidado en cuanto a quién iba a ser mi amiga de confianza, una verdadera amiga en todo sentido de la palabra.

De cualquier manera mi cuerpo a partir de la noche del siguiente día sería usado para satisfacer las necesidades biológicas de ese maldito Alcaide. Todo para que mi objetivo de ser libre y salvar a alguna de las reas fuera una realidad. Y luego de eso tomaría venganza y acabaría con la guerra uniéndome a la resistencia contra los Nazis.

Mi orgullo sería aplastado pero mi fuerza de mi voluntad y mis deseos de ser libre. Aún siendo consciente de que ambos estábamos en igualdad de condición, debido a que yo también tenía cierto poder sobre él. Su obsesión por mí lo haría perder la cabeza y eso lo iba a usar a mi favor. Su deseo y lujuria por mí lo usaría a mi favor.

Mi corazón se endurecería aún más y haría de mi una mujer de hierro que no tendría ni la más mínima duda o miedo de hacer lo que sea por querer sobrevivir.

No me importaba que dios me odiara por lo que pensaba hacer. Pero mi objetivo estaba más que claro iba a ser libre de Azgaard sin importarme el precio.

Por la libertad y la vida de uno... el estar dispuesta a grandes sacrificios. La sangre correría por cada paso que diera dentro de la cárcel y el costo era alto pero no me importaba.

Al volver a mi celda. Me acosté en mi cama y el sueño me venció casi de inmediato.

(***)

Temprano por la mañana el ajetreo se sintió en los pasillos de la cárcel, después de las luces fueran encendidas iluminando el interior de la cárcel. Había mucho movimiento fuera de las celdas de las reas, además de los gritos de las pobres mujeres que estaban siendo violadas de manera abrupta. Los Celadores pasaban por las celdas alterados y apurados.

Algo grave había ocurrido y supuse de qué se trataba casi de inmediato, miré hacia el otro lado de la celda y vi a las dos rusas que estaban conmigo en la celda. Estas habían cumplido con lo que dijeron el día anterior. Ambas estaban muertas.

No se habían colgado de la viga como habían dicho sino que tomaron las sábanas y se estrangularon con ellas hasta morir asfixiadas. No me había percatado debido a que estuve en la oficina del Alcaide y al estar muy cansada no me di cuenta de nada. Es más de alguna manera sabía lo que había pasado pero mi mente lo pasó por alto y prefirió dormir.

Pero eso no era todo...

La curiosidad me invadió porque no solamente se trataba de las rusas que murieron en la misma celda que compartíamos, sino que en la celda de a lado también otras dos mujeres se suicidaron la noche anterior pero en vez de cortarse ahorcarse con una sábana, se cortaron las venas con algo que encontraron en sus celdas. Por lo que oí.

Pasaron justo a lado cargando los cadáveres en camillas corriendo como locos mientras que otros llevaban a las que fallaron en el intento. De esa forma se iban a evitar el tener que vivir una miserable vida llena de miedo y torturas cada día en cada momento de este.

Los cadáveres eran llevados con rapidez para ser arrojados a la fosa común. Por órdenes del Alcaide todas oímos con voz alta y clara que se llevaran a las reas ya muertas y las que aún vivían debían dejar de vivir. Al final el deseo de estas se hizo realidad.

En efecto ese tipo no era para nada compasivo. Las reas que aún estaban vivas tenían la oportunidad de vivir y ser llevadas al hospital pero eso no iba a suceder.

El dejarlas vivir sólo iba a ser un desperdicio de tiempo y de recursos. Porque el hecho de salvarlas... sólo provocaría que las demás hicieran lo  mismo una y otra vez, y al final sería un ciclo sin fin.

Apenas empezaba el segundo día de nuestra estadía en Azgaard, y ya un grupo de mujeres había muerto y terminado en la fosa común. Eso me confirmó que todas nosotras estábamos sometidas delante de estos hombres o de plano seríamos historia. En la cárcel no habría piedad para ninguna de nosotras.

Las manos me temblaban de impotencia, me sujetaba de las rejas con las manos tratando mantener la compostura, pero era prácticamente imposible y sobretodo luego de que sacaron a las rusas muertas de la celda que compartíamos.

Realmente rogaba porque la noche no llegara. No deseaba ir a la cita con el Alcaide en su habitación. Temía no ser capaz de soportar su toque, en el fondo le temía pero no iba a demostrar miedo. Ese hombre era Mefistófeles un demonio del folclore alemán. Un villano, maldito demonio de las tinieblas del infierno en que estábamos viviendo. No tenía piedad, ni consciencia alguna. Su corazón era una piedra.

¿Cómo era posible que un hombre como él tan cruel y malvado podía cumplir la promesa que me había hecho?

Bueno... eso no importaba. En efecto era un sádico, un adicto al placer de torturar y matar. La posibilidad de que Maxwell Fürstenberg luego de tener mi cuerpo me matara o me lastimara... o bien podía permitir que más reas se suicidaran para dejar en cambio quién era el que mandaba.

Lo único que me quedaba era arriesgarme a ir a sus brazos en la noche y esperar a no terminar acompañando a las reas que murieron en la mañana.

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