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El Eco De Tu Nombre

El Eco De Tu Nombre

Status: En proceso
Genre:La Vida Después del Adiós / Reencuentro
Popularitas:4.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Tintared

Un giro inesperado en el destino de Elean, creía tener su vida resuelta, con amistades sólidas y un camino claro.
Sin embargo, el destino, caprichoso y enigmático estaba a punto de desvelar que redefiniria su existencia. Lo que parecían lazos inquebrantables de amistad pronto revelarian una fina línea difuminada con el amor, un cruce que Elean nunca anticipo.
La decisión de Elean de emprender un nuevo rumbo y transformar su vida desencadenó una serie de eventos que desenmascararon la fachada de su realidad.
Los celos, los engaños, las mentiras cuidadosamente guardadas y los secretos más profundos comenzaron a emerger de las sombras.
Cada paso hacia su nueva vida lo alejaba del espejismo en el que había vivido, acercándolo a una verdad demoledora que amenazaba con desmoronar todo lo que consideraba real.
El amor y la amistad, conceptos que una vez le parecieron tan claros, se entrelazan en una completa red de emociones y revelaciones.

NovelToon tiene autorización de Tintared para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Revelación de un anhelo.

El eco de mis pasos resonó en el amplio comedor mientras Doña Meche, una mujer de sabiduría serena y ojos penetrantes, se disponía a retirar los últimos vestigios de la cena.

La observé con una mezcla de respeto y una necesidad imperiosa de una perspectiva ajena a mi tumulto interno.

"Doña Meche, quiero hacerle una pregunta," inquirí, mi voz rompiendo el silencio que se había instalado.

Ella se giró, su postura revelando una ligera tensión.

"Por supuesto, joven..." Respondió con un murmullo apenas audible, sus ojos, habitualmente vivaces, ahora velados por la preocupación. "¿La cena estuvo mal?" Su voz denotaba un temor comprensible, un eco de su dedicación.

Sonreí, tranquilizándola de inmediato. "No, no tiene nada que ver con la cena, la cual, por cierto, estuvo más que perfecta. Mis más sinceras felicitaciones, tiene usted el don del sazón." Mi elogio era genuino, un reconocimiento a su arte culinario que, en ese momento, paciguó su inquietud.

El alivio inundó su rostro, y una sonrisa de gratitud iluminó sus facciones. "Muchísimas gracias, joven. ¿En qué puedo ayudarlo?"

La pregunta que me carcomía brotó sin premeditación.

"¿Qué opina usted de la señorita que acaba de salir?"

Su respuesta fue instantánea, una verdad sin filtros. "¿La grosera?" El juicio en su tono era innegable.

"Exactamente, esa misma." Una risa ahogada escapó de mis labios, una reacción involuntaria a su franqueza.

Doña Meche, consciente de su desliz, se apresuró a disculparse. "Discúlpeme, hablé sin pensarlo."

Mi voz se tornó firme, invitándola a la sinceridad. "Eso es lo que necesito, honestidad en mis empleados. Puede hablar con total sinceridad, por favor."

Hubo una pausa, una vacilación antes de que eligiera sus palabras con cautela.

"Emmm, bueno, la señorita es realmente hermosa." Una apreciación a regañadientes, teñida de una obvia reticencia.

La curiosidad me impulsaba. "¿Algo más que pueda decirme de ella?"

Su siguiente afirmación fue una advertencia clara, teñida de una preocupación casi maternal.

"Yo no sé quién sea esa señorita, pero me parece que usted es muy joven para salir con ese tipo de damitas de compañía. Está en su mejor edad, no debería pagar por... atención." Sus palabras resonaron con una sabiduría que me tocó profundamente.

"Eso es cierto, Doña Meche, muchísimas gracias, puede retirarse." La confirmación de sus palabras fue un eco de mis propios pensamientos, una reafirmación de mis dudas latentes.

Doña Meche asintió, recogió los platos y se retiró, su sabiduría velada en el silencio. Sin duda es una mujer astuta; cualquiera que no conozca a Nelly pensará en una dama de compañía por los extravagantes atuendos que suele usar. A decir verdad, Nelly es realmente hermosa; tiene una piel tan blanca que podría perderse fácilmente entre la nieve. Su cabello es rubio claro hasta los hombros, sus ojos azules, aunque pequeños, y su cuerpo es un manjar: un gran busto y trasero que presume con orgullo, aunque ambos sabemos que es obra del cirujano.

"Definitivamente podría ser mi hermana perdida," pensé, la ironía era un consuelo extraño, una forma de lidiar con la paradoja de su presencia en mi vida.

Subí a mi recámara, una punzada de incredulidad me asaltó. Aún no podía creer que no había salido con ninguna chica. Ver a Nelly estaba bien, me hacía reír en todo momento; era tan caprichosa y grosera que parecía un infante molesto. Esa familiaridad, esa ligereza, era un alivio, una distracción efímera de mi verdadera tormenta.

Me recosté en la cama y coloqué un brazo sobre mi cabeza, mi mente en blanco por un instante. Luego, inevitablemente, los pensamientos regresaron, más intrusivos que nunca.

¿A qué chica habría invitado a salir?

La imagen de Nelly se desvaneció, reemplazada por un anhelo más profundo, más insidioso.

Quizás debí salir con Nell, en ese momento podría estar con una de sus amigas, un pensamiento fugaz y superficial, una tentación vacía.

Cerré mis ojos. Comencé a imaginarme una mujer morena, quizás pelirroja... no tardé mucho en comenzar a ver los labios de Carter. Su rostro se materializó en mi mente con una claridad deslumbrante, tan real que me quemaba.

Me levanté sorprendido, la imagen de Carter era tan real que asustaba, una visión que me consumía.

"¡Es que acaso no puedo dejar de pensar en ti!", me dije a mí mismo, la voz levantada, llena de frustración y desesperación, un grito ahogado de mi alma torturada.

"¿Todo esto por un maldito retorno?" La pregunta era un lamento, una confesión de la batalla interna que arrastraba.

Nelly tiene razón... Me gustan las mujeres con cuerpos tentadores, algunas incluso mayores que yo, la paso genial en cada encuentro; soy Elean Leroux.

"¿Qué demonios estoy pensando? ¿Ahora tengo que recordarme lo que soy?"

El auto-cuestionamiento era brutal, una lucha por mantener mi identidad, una batalla por mi propia alma.

Esto era realmente un capricho, un malvado y peligroso capricho.

No...

Tú no eres un capricho.

Eché mi cabeza hacia atrás, la imagen de Carter, que hasta hace poco era un sueño etéreo, una melodía susurrante en el torbellino de mi mente, ahora se había convertido en una obsesión tangible y dolorosa.

Nelly, con su crudeza habitual, arrojó leña al fuego de mis dudas más profundas, dándole voz a los fantasmas de mi propia negación.

"Eres tan diferente a todo en mi vida, estando contigo me siento diferente, transformado.

¿Quién diría que te convertiste en una amenaza al crecer?"

Cada palabra que resonaba en mi cabeza era un latigazo. La simple idea de un capricho pasajero, de reducirla a una más en mi lista de placeres efímeros, era una blasfemia que me revolvía el estómago.

No era un fetiche, no era una ilusión pasajera. Era algo mucho más profundo, más peligroso.

"Esta enfermedad, este anhelo, me consume como fuego infernal."

Me aferraba a la idea de que era una maldición, una locura inmensa, porque aceptar lo contrario sería admitir una vulnerabilidad que me aterraba.

Mis manos aún quemaban con el recuerdo de su piel, su aliento en mi cuello era un eco persistente, y ese beso robado en sus manos se había convertido en un peso insoportable, una cadena invisible que me ataba a ella.

La pregunta de Nelly, "¿o es solo un capricho porque no ha caído aún en tus garras?", se clavó como una espina en mi orgullo. No puedo, ni quiero, verla como una conquista, un mero trofeo.

Ella es diferente. Su esencia desafía mis prejuicios, mis costumbres arraigadas.

Es la antítesis de todo lo que había buscado, y precisamente por eso, me atrae con una fuerza abrumadora.

El rechazo, no el suyo, sino el mío propio a esta realidad incipiente, es lo que me esta destrozando.

La negación de lo puedo llegar a sentir es un tormento constante, una batalla interna que me agota.

Lo peor de todo es que cada vez que intento racionalizarlo, cada vez que la encasillo en el simple rol de "amiga", el universo parece conspirar para demostrarme lo equivocado que estoy.

La alegría inexplicable de la mañana, la distracción febril en el trabajo, el vacío ensordecedor de mi teléfono, todo apuntaba a una sola dirección: Carter.

"No podría hacerte daño, no a ti."

Esa era la verdad ineludible, la única certeza en este caos emocional.

Y era esa misma certeza la que me paralizaba, la que me impedía avanzar. Porque, ¿qué hacía cuando la persona que me revolvía el mundo era también la que más temía dañar?

Era una encrucijada cruel, un abismo de emociones del que no sabía cómo escapar...

¿Crees que Elean finalmente aceptará sus sentimientos por Carter, o seguirá luchando contra ellos?

"Doña Meche, quiero hacerle una pregunta."

"Por supuesto, joven..." Responde nerviosa, su voz apenas un murmullo. "¿La cena estuvo mal?" Su preocupación es evidente, un temor comprensible.

"No, no tiene nada que ver con la cena, la cual, por cierto, estuvo más que perfecta. Mis más sinceras felicitaciones, tiene usted el don del sazón." Mi elogio es sincero, un reconocimiento merecido.

 "Muchísimas gracias, joven. ¿En qué puedo ayudarlo?" Su alivio es palpable, una sonrisa de gratitud.

"¿Qué opina usted de la señorita que acaba de salir?" La pregunta surge de la necesidad de una perspectiva externa, de entender, de buscar respuestas fuera de mí mismo.

 "¿La grosera?" Su respuesta es instintiva, cargada de juicio, una verdad sin adornos.

 "Exactamente, esa misma." Una risa ahogada escapa de mis labios.

"Discúlpeme, hablé sin pensarlo." Su voz se tiñe de arrepentimiento.

"Eso es lo que necesito, honestidad en mis empleados. Puede hablar con total sinceridad, por favor." Mi voz es firme, tranquilizadora, una invitación a la verdad.

"Emmm, bueno, la señorita es realmente hermosa." Su respuesta es cautelosa, una apreciación a regañadientes.

"¿Algo más que pueda decirme de ella?" La curiosidad me consume, una sed de conocimiento.

"Yo no sé quién sea esa señorita, pero me parece que usted es muy joven para salir con ese tipo de damitas de compañía" "Está en su mejor edad, no debería pagar por... Atención." Su advertencia es clara, teñida de una preocupación maternal, un consejo sabio y amoroso.

"Eso es cierto, Doña Meche, muchísimas gracias, puede retirarse." La confirmación de sus palabras es un eco de mis propios pensamientos, una reafirmación de mis dudas.

Doña Meche levanta los platos y se retira, su sabiduría velada en el silencio. Doña Meche es una mujer astuta; cualquiera que no conozca a Nelly pensará en una dama de compañía por los extravagantes atuendos que suele usar.

A decir verdad, es muy hermosa; tiene una piel tan blanca que podría perderse fácilmente entre la nieve. Su cabello es rubio claro hasta los hombros, sus ojos azules, aunque pequeños, y su cuerpo es un manjar, un gran busto y trasero que presume con orgullo, aunque ambos sabemos que es obra del cirujano.

"Definitivamente podría ser mi hermana perdida", pienso, la ironía es un consuelo extraño, una forma de lidiar con la paradoja.

Subo a mi recámara, una punzada de incredulidad me asalta. Aún no puedo creer que no salí con ninguna chica. Ver a Nelly está bien, me hace reír en todo momento, es tan caprichosa y grosera que parece un infante molesto, y esa familiaridad, esa ligereza, es un alivio, una distracción efímera de mi verdadera tormenta.

Me recuesto y coloco un brazo sobre mi cabeza, la mente en blanco por un instante. Luego, inevitablemente, los pensamientos regresan.

¿Qué chica habría invitado?

La imagen de Nelly se desvanece, reemplazada por un anhelo más profundo, más insidioso. Quizás debí salir con Nell, en este momento podría estar con una de sus amigas, un pensamiento fugaz y superficial, una tentación vacía.

Cierro mis ojos. Comienzo a imaginarme una mujer morena, quizás pelirroja... no tardo mucho en comenzar a imaginarme los labios de Carter, su rostro se materializa en mi mente con una claridad deslumbrante, tan real que me quema.

Me levanto sorprendido, la imagen de Carter tan real que duele, una visión que me consume.

"¡Es que acaso no puedo dejar de pensar en ti!", me digo a mí mismo, la voz levantada, llena de frustración y desesperación, un grito ahogado de mi alma torturada.

"¿Todo esto por un maldito beso que no te robé?" La pregunta es un lamento, una confesión de la batalla interna, una herida abierta.

Nelly tiene razón... Me gustan las mujeres con cuerpos tentadores, algunas incluso mayores que yo. La paso genial en cada encuentro, soy Elean Leroux.

"¿Qué demonios estoy pensando? ¿Ahora tengo que recordarme lo que soy?" El auto-cuestionamiento es brutal, una lucha por mantener mi identidad, una batalla por mi propia alma. Esto es realmente un capricho, un malvado y peligroso capricho.

No...

Tú no eres un capricho.

Echo mi cabeza hacia atrás, la imagen de Carter, que hasta hace poco era un sueño etéreo, una melodía susurrante en el torbellino de mi mente, ahora se ha convertido en una obsesión tangible y dolorosa.

Nelly, con su crudeza habitual, arrojó leña al fuego de mis dudas más profundas, dándole voz a los fantasmas de mi propia negación.

"Eres tan diferente a todo en mi vida, estando contigo me siento diferente, transformado.

¿Quién diría que te convertiste en una amenaza al crecer?"

Cada palabra que resuena en mi cabeza es un latigazo.

La simple idea de un capricho pasajero, de reducirla a una más en mi lista de placeres efímeros, es una blasfemia que me revuelve el estómago.

No es un fetiche, no es una ilusión pasajera. Es algo mucho más profundo, más peligroso.

"Esta enfermedad, este anhelo, me consume como fuego infernal."

Me aferro a la idea de que es una maldición, una locura inmensa, porque aceptar lo contrario sería admitir una vulnerabilidad que me aterra.

Mis manos aún queman con el recuerdo de su piel, su aliento en mi cuello es un eco persistente, y ese beso robado en sus manos se ha convertido en un peso insoportable, una cadena invisible que me ata a ella.

La pregunta de Nelly, "¿Es solo un capricho porque no ha caído aún en tus garras?", se clava como una espina en mi orgullo.

No puedo, ni quiero, verla como una conquista, un mero trofeo, cruzar esa la línea donde no hay retorno me ocasionaría serios problemas.

Un rápido análisis me confirma que definitivamente ella es más que un momento, su esencia desafía mis prejuicios, mis costumbres arraigadas.

Es la antítesis de todo lo que he buscado, y precisamente por eso, me atrae con una fuerza abrumadora.

El rechazo, no el suyo, sino el mío propio a esta realidad incipiente, es lo que me está destrozando.

La negación de lo que he comenzado a sentir es un tormento constante, una batalla interna que me agota.

Cada vez que intento racionalizarlo, cada vez que la encasillo en el simple rol de "amiga", el universo parece conspirar para demostrarme lo equivocado que estoy.

La alegría inexplicable de la mañana, la distracción febril en el trabajo, el vacío ensordecedor de mi teléfono, todo apunta a una sola dirección: Carter.

Miro hacia la nada de la oscuridad de la noche con un vaso de agua entre mis manos.

Acaso... ¿Esa es la verdad ineludible, la única certeza en este caos emocional?

No...

Esto no puede ser, porque de ser así, es esa misma certeza la que me paraliza, la que me impide avanzar.

Porque...

¿Qué puedo hacer cuando la persona que me revuelve el mundo es también la que más temo dañar?

Es una encrucijada cruel, sin duda, un abismo de emociones del que no sé cómo escapar...

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Gabriel García
buena novela muy bien escrita
Kio Hernández
autora por favor suba más capítulos 🥺
Angélica Hernandez
se va con otras para olvidar a la que ama
Dani Ela
los celos siempre hechan a perder las amistades
Kio Hernández
me preguntó si no estará realmente enamorado de Nelly porque del amor al odió
Kio Hernández
que diálogo tan intenso me encanta
Secreto M
tenía que ser hombre tiene miedo al amor verdadero
Secreto M
la chica celosa es bien tóxica
Alexxa Ela
pobrecito prefiere una aventura al verdadero amor 😔
Shi Shin Garcia
me gusta mucho la novela por qué habla de valores que hoy en día se han perdido
Shi Shin Garcia
con ésas amigas para que queremos enemigas
Alexxa Ela
me está gustando mucho
Dani Ela
celos maldetos celos jajaja
Dani Hernández
no nacimos para echar raíces me encanta la villana es tan divertida
Dani Hernández
que emoción ya que pasé algo entré ellos
Michael Porta
me está gustando la trama
Dani Ela
con cada capítulo más me enamoro de Elan
Dani Ela
que barbaridad como pudieron hacerle eso a Cárter lo bueno es que Elan la salva
Dani Ela
ojalá no tarde en subir los capítulos como en otras novelas
Dani Ela
desde el principio se nota que va a ver mucha acción ojalá no me equivoque
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