En un mundo de monstruos, Acara emerge como una rosa de hierro en el árido desierto. La cenicienta oscura, la llaman los medios de comunicación. Esposa, le dice su Marido con suavidad, Rosa Negra le susurra al oído el hombre ardiente que controla sus deseos.
¿Cómo puede ella luchar en este mundo?
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Cap. 10 Dicen que cuando Malick sale
El Penthouse de Cristóbal Lombardi olía a whisky caro y miedo. Las luces de la ciudad brillaban bajo ellos como estrellas burlonas, pero nadie en esa habitación podía apreciar la vista.
Fue Misael, el hermano menor de Logan (el que todos creían "inútil"), quien rompió el silencio desde el rincón más oscuro:
—"Idiotas." —Gruñó fastidiado por la situación.
Todos giraron hacia él.
—"No son mercenarios. Son la limpieza." —Su risa fue un susurro venenoso.
—"Los mismos que purgaron a la rama de los Lombardi hace diez años. También los que pusieron a sus pies a los Bernardini, la familia materna de Logan, pero lo que pasó es solo el final, el principio tiene a una persona como culpable —Misael divaga y piensa detenidamente, esa noche, esa noche de tormenta era algo que no podía aclarar en su vida.
Cristóbal palideció. Recordaba esos días. Los "accidentes". Los "suicidios".
—Pero… eso era Malick. Ese hombre que protege a Logan, nunca pudimos atraparlo, y menos ver su cara, en esa época tenía gente en muchos lugares — dijo Cristóbal, con creciente preocupación, parecía que Malick había vuelto para cuidar a la esposa de su primo.
Misael asintió, lento, disfrutando su momento.
—"Exacto. Y ahora, tiene una esposa que proteger." —desde que Logan se casó, se dieron cuneta, su debilidad era Acara, hermosa, competente, con una voluntad de hierro y un carácter Iceberg.
Micaela fue la primera en entender.
—"El del pasamontañas… es él, ¿verdad?" —dijo casi tartamudeando, en esa época la sacaron al extranjero para que no pierda la vida como muchos de los Lombardi.
Misael se levantó, ajustándose los gemelos de oro.
—"Dicen que cuando Malick sale, los enemigos de Logan parecen desaparecer" —Hizo una pausa reflexiva.
—"Pero los cuerpos… esos sí que quedan." —aseguró Misael tratando de demostrar serenidad.
Renato vomitó en la planta de jade más cara del Penthouse. La angustia lo había estado consumiendo desde hace días.
Renato, sudando profusamente, miró a Cristóbal. Teme que las cosas se vuelvan más difíciles y no se equivocaba.
—"Tenemos que huir. Ahora." —casi sollozaba, lo estaban acorralando todo el tiempo.
Pero Cristóbal ya estaba sonriendo, un plan retorcido formándose en su mente.
—"No… tenemos que hablar con Acara." —dijo tratando de no verse victorioso antes de tiempo.
Todos lo miraron como si estuviera loco. ¿Cómo podrían aliarse a ese hombre?, era como querer acariciar a un tigre hambriento.
—"Si Malick la protege… entonces ella es la única a aparte de Logan que puede controlarlo." —Misael reverberaba de alegría al tener por fin una salida, pero entonces…
El sonido de un vidrio rompiéndose en la ventana los hizo saltar. Un viento frío cruzó por la habitación, dejándolos paralizados de miedo.
Una navaja de lujo clavada en la pared. Y en la hoja, un mensaje:
"48 horas." —como sentencia de muerte, las horas pasan rápido y ellos ya están condenados.
ATTE. "El Elegante" su sicario personalizado.
*_*
La noche había caído sobre la mansión Lombardi, y con ella, el silencio de los secretos.
Acara, fingiendo dormir en el sillón junto a Logan, espiaba entre sus pestañas. Quería respuestas.
Pero lo que encontró fue…
Logan, su Logan, dormía como un gato doméstico: Ronquidos suaves, casi musicales. Mejillas sonrosadas contra el cojín de seda.
Brazos envolviendo su cintura con torpeza adorable, como si en sueños recordara que era su esposo. ¿Cómo demonios este hombre era el mismo que había destrozado a Daniel? ¿El mismo que los Lombardi temían más que a la muerte?
Acara sintió un impulso absurdo de reír. O de abrazarlo.
El amanecer llegó con un ¡PLAF!, estrepitoso. Logan, al darse cuenta de su posición, se retiró tan rápido que se cayó del sillón.
—"¡D-disculpa! ¡No quise—! ¡No sé cómo —Su rostro estaba rojo como un tomate, las manos temblando como hojas en una tormenta.
Acara, con el humor más negro que su vestido de novia, lo miró desde arriba:
—"¿Qué pasa, Lombardi? ¿Nunca abrazaste a una mujer?" —su voz traviesa apuñaló el sensible corazón de Logan. Una vez hablando con Lilit, le había dicho que Logan fue diagnosticado con impotencia, nos sentía deseo sexual y no tenía erecciones, por eso es que era muy tímido con las mujeres.
ACARA DE LOMBARDI
Logan tragó saliva, mirando sus propias manos como si fueran armas homicidas.
—"N-no así… dormida." —Susurro como un gatito dócil.
Ella no pudo evitarlo. Se rió.
—"Dios mío, parezco yo cuando tenía quince años y me pillaron viendo la serie rosa." —dijo entre risas realmente conflictuada, los Lombardi no tendrían descendencia definitivamente.
Mientras Logan recogía sus lentes (rotos, por supuesto), Acara estudió cada movimiento:
Los hombros encorvados de vergüenza. La forma en que mordía el labio inferior al notar que la había dejado arrugas en el vestido. Los ojos inocentes, sin rastro de la oscuridad petrolizada de Malick. Era imposible. ¿O no?
Se acercó y le tomó la cara entre las manos, obligándolo a mirarla.
—"Logan… ¿recuerdas alguna vez haber soñado con… cosas aterradoras?" —preguntó con suavidad, debía llegar a ese recuerdo de alguna manera.
Él parpadeó, confundido.
—"¿C-como en… pesadillas?" —Acara soltó un suspiro. Era como interrogar a un cachorro. Realmente Logan no tiene ni idea de lo que le hablan.
—"Olvídalo. Ven, ayúdame a desayunar." —lo jalo suavemente y él la siguió con la cabeza gacha como cachorro regañado. Tenía un ligero puchero que le pareció hermoso a su esposa, pero acara no había notado que Logan es tan encantador y siempre la hace sentir cálida.
Mientras Logan derramaba el café por tercera vez, Acara notó algo en su cuello:
Un moretón en forma de mano. Como si hubiera tenido una lucha en algún momento mientras dormía, pero no entendía la situación, ella no sintió que haya pasado algo muy grave. Acara es de sueño relativamente ligero.
Con la duda en la mente, Acara no tuvo otro remedio más que ir a trabajar, sin embargo, al salir, vio que el chofer no era el mismo, había un hombre que tenía un aire sereno, pero mortal, era claro que no solo era un chofer, era un guardaespaldas y de los experimentados.