Antonella Bernal creyó en las fábulas románticas cuando contrajo matrimonio con Dreiner Ballesteros, su pareja de la universidad. Provenía de una familia humilde de clase media, mientras que él, aunque de antecedentes similares, tenía un ansia desmedida por el éxito. Esta ansia lo impulsó a trabajar sin cesar, lo que permitió que su pequeño negocio floreciera hasta transformarse en una empresa de renombre.
Todo empeoró el día que Paloma Valencia llegó a sus vidas. Heredera de un consorcio hotelero, Paloma era joven, hermosa y llena de confianza. Durante una reunión para firmar un contrato millonario, Dreiner dedicó la velada a elogiarla, dejando a Antonella en un plano secundario. La humillación la atravesó como un cuchillo.
NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO 9
CAPITULO 9.
La oficina de Camilo Cienfuegos tenía una elegancia impresionante. Situada en la parte superior de un edificio moderno en el distrito financiero, los amplios ventanales inundaban la sala con una luz dorada que iluminaba los muebles de madera oscura, pulidos a la perfección. Las estanterías, llenas de libros legales forrados en cuero, parecían resguardar los secretos de numerosas disputas judiciales. En el medio, el escritorio —extenso, de formas simples y frías— no era solo un espacio para trabajar, sino un terreno de batalla donde se decidían destinos y se elaboraban estrategias silenciosas.
Aquella mañana, cuando el sol apenas comenzaba a salir, Camilo recibió el expediente completo de su nueva clienta. Lo revisó con calma, pero a medida que leía cada página, su rostro comenzó a mostrar signos de preocupación. Al terminar, se frunció el ceño, cerró la carpeta con determinación y se inclinó en su silla, mirando hacia el horizonte con una mezcla de ira y confusión.
Antonella Bernal, esposa del influyente Dreiner Ballesteros, diez años de matrimonio y sin hijos.
Socia prominente en la empresa constructora familiar, respetada, integra y muy bondadosa, apreciada por todos, pero al mismo tiempo, víctima de su marido: engaños sistemáticos, manejos financieros turbios, una cuenta secreta en Suiza abierta a su nombre —sin su consentimiento— para lavar dinero ilícito. Un plan oscuro, llevado a cabo a sus espaldas, utilizando su nombre como escudo y como trampa.
Camilo cerró los puños. A pesar de su experiencia en los tribunales, aún no conseguía volverse insensible ante la maldad. ¿Cómo podía alguien traicionar con tanta desfachatez a quien le había compartido su vida?
Decidió escribirle de inmediato. Sugirió una reunión esa misma tarde.
Antonella respondió en menos de un minuto: Confirmado.
A continuación, el abogado se puso en contacto con su viejo amigo, Gael, uno de los investigadores más discretos y efectivos en el país. Necesitaban pruebas contundentes. Esta vez, no se trataba solo de proteger un nombre o una cuenta: era una vida que pedía justicia.
A medida que pasaban las horas, una inquietud inusual comenzó a apoderarse de Camilo. No era algo profesional. No era lógico. Pero era cierto. Por alguna razón que no podía entender, quería verla. Y no solo en su rol de cliente.
Cuando la puerta se abrió, su respiración se detuvo momentáneamente.
Antonella Bernal entró con la gracia de una mujer que ha sido lastimada y ha decidido reconstruirse con fortaleza. Llevaba un traje azul que se ajustaba a su figura delgada como una armadura de estilo. Tenía el cabello recogido, y su cuello erguido proyectaba dignidad. Sin embargo, era su mirada la que hablaba más claramente: serena, sí… pero repleta de determinación. Como un fuego que ya no devora, pero aún arde en lo profundo.
Camilo se puso de pie al instante.
—Es un placer volver a verla, señora Bernal —dijo, con un tono grave pero amigable.
—El agrado es mío, abogado —contestó ella, con un tono suave pero decidido, como si no le temiera a su destino.
Se sentaron, uno frente al otro. Como dos jugadores de ajedrez listos para comenzar una partida importante.
—He investigado sobre usted —comentó Camilo, sin mostrar remordimientos—. No comprometo mi reputación sin conocer a fondo a quienes piden mi ayuda.
Antonella asintió. No lo criticaba; de hecho, eso le generaba respeto.
—Tengo suficientes datos para advertirle que se halla en una situación complicada. Si no actuamos de inmediato, podría enfrentarse a acusaciones de delitos financieros. Su libertad está en peligro.
Ella mantuvo su firmeza.
—Lo sé. Por eso estoy aquí. Si decide no ayudarme, lo aceptaré.
Camilo sonrió levemente. Su capacidad de controlar sus emociones lo sorprendía.
—No he dicho que no la respaldaré. Solo necesitaba examinar las alternativas. Podemos ser estratégicos: denunciar el fraude, presentar pruebas, conseguir su absolución, gestionar el divorcio… Puede ser un proceso veloz y efectivo.
Antonella desvió la mirada por un instante. Luego lo observó directamente.
—No deseo que sea veloz —expresó, y su voz cortaba como un cuchillo cubierto de terciopelo—. Quiero que pague. Así como yo he sufrido todos estos años.
La atmósfera en la sala pareció enfriarse de repente.
Camilo se inclinó ligeramente hacia ella. Había algo en sus palabras que superaba el sufrimiento. Era justicia envuelta en venganza.
—¿Qué tienes planeado exactamente?
Ella mostró una sonrisa sutil. No había dulzura, solo determinación.
—Primero, haré público su engaño. Después, presentaré la demanda de divorcio. Luego, sacaré el dinero de la cuenta en Suiza. Y cuando no tenga nada, lo llevaré a prisión. Eso será su final, el ama el dinero mas que otra cosa y perderlo todo sera su castigo.
Camilo la miró con respeto y asombro. Había tratado con muchas personas destrozadas por la traición, pero nunca había encontrado una voluntad tan clara y bien estructurada en medio del sufrimiento.
—Lo tienes todo planeado —murmuró.
—No se imagina cuánto —murmuró Antonella, más como un pensamiento que como una respuesta para él.
Él asintió, su mente ya en plena actividad.
—El investigador ya ha sido asignado. La firma que cuidará sus activos está lista. Solo necesita firmar los documentos y decidir quién la representará como administrador temporal.
—Esta noche le haré llegar mi elección —respondió ella, con seguridad.
—¿Y el dinero en Suiza?
Ella inhaló profundamente, como si soltase el último vestigio de culpa.
—Será transferido y luego donado. No quiero nada de ese dinero. Solo guardaré lo que me pertenece legítimamente. Ni un centavo más.
Camilo la miró como si la estuviera descubriendo por primera vez. En su interior, algo cambió. Su admiración empezó a deslizarse peligrosamente hacia un sentimiento diferente. Algo más cercano. Más humano.
—Usted es una mujer digna de mi respeto, señora Bernal.
Ella arqueó una ceja con ironía, como si ese halago le rozara sin afectarla.
—No lo soy. Fui ingenua. Y esa ingenuidad me destruyó por dentro.
Lo expresó con una voz temblorosa por un momento, antes de recuperar la compostura, mostrando la dignidad de alguien que ya ha dejado salir todas sus lágrimas.
Camilo movió la cabeza levemente en señal de desacuerdo.
—No. Usted tuvo confianza. Amar no debe doler. El fallo fue de él. Él dejó ir algo que no podrá recuperar.
Fue entonces cuando sucedió. Un momento detenido en el tiempo.
Sus miradas se unieron con una fuerza que ambos experimentaron en el corazón. Por un momento, el tiempo pareció congelarse. Sus miradas se cruzaron en la oficina iluminada con luz cálida. Algo profundo, algo visceral, atravesó el espacio que los separaba, como una corriente eléctrica ineludible. Antonella fue la primera en mirar hacia otro lado, haciéndose la desentendida al revisar los documentos, con su corazón latiendo intensamente como no lo hacía desde hace tiempo, Camilo, por su parte, inhaló profundamente, esforzándose por mantenerse sereno. Era consciente de que algo había transformado su relación en ese instante.
A pesar de que los dos pretendieron no darse cuenta, comprendían que ese vínculo, delicado y arriesgado, había quedado marcado en silencio.
Hasta aqui por hoy, que les parece, sera que se esta cocinando algo entre estos dos, les gustaria que antonella se enamore del abogado........
Espero los comentarios, besos......