Feray: Resplandor De La Luna

-Igual yo, por eso no puedo enfrentarlo aún, voy a esperar a que su hijo nazca, le haré pagar toda la humillación y el dolor que me causó, después de que la Doctora sepa la clase de esposo que tiene, ya ella tomará la decisión que mejor se le acomode --

- tienes razón, aun así, te felicito, eres muy fuerte, Pero recuerda la opción que te di, si necesitas apoyo psicológico, me dices, es importante que tu salud mental esté bien-- me recomendó.

- Quizás vaya a necesitar un par de sesiones, necesito estar bien para la llegada de mi hijo, ya sé que es lo que no quiero para mi vida, pero el cambio ha sido brusco, este golpe de realidad me ha hecho pasar por un sube y baja de emociones y no es justo que solo yo, esté sufriendo -- comenté.

- Ok, te haré una cita-- me dijo.

- ¿no crees que me estás ayudando mucho? No quiero abusar de tu amabilidad -- pregunté avergonzada.

- Es mi deber como tu médico, además quiero que estés bien -- nos quedamos mirándonos en silencio.

Encendió de nuevo el auto y me llevó a casa, nos despedimos y el se fué, recordé las compras para los hijos de Levent, así que crucé la calle, golpeé su puerta un par de veces, hasta que por fin abrió.

- Hola Levent, discúlpame la hora, hoy se me presentó algo en él trabajo -- comenté.

- Oh niña, no te preocupes -- le pasé la bolsa con todo lo que había comprado, el la recibió --- esto es más de lo que mis hijos necesitan -- se refirió al contenido.

- En algún momento lo van a necesitar -- le dije y él asintió.

- Muchas gracias, mis hijos estarán muy felices -- yo sonreí.

- Me alegra escuchar eso, me iré a descansar, que Alá te bendiga -- dije.

- Que Alá te bendiga, descansa -- el cerró la puerta y yo me fui a casa.

Mi mamá estaba en la sala esperándome, se le notaba la angustia en su rostro, apenas abrí la puerta, corrió a recibirme.

- Hija mía, me tenías pendiendo en un hilo de nervios -- yo la abracé.

- Ya sabes cómo son los fines de mes, el papeleo en la tienda es un poco tedioso -- le dije.

- ¿y como te viniste? A esta hora el transporte es escaso, ¿por qué no me llamaste? Le habría pedido el favor a Levent que fuera por ti-- yo negué.

- No te preocupes, un ángel apareció en mi camino y me trajo a casa-- le comenté.

- Espero que ese angel del que estás hablando no sea Khan -- yo me reí.

- Si hubiese sido el, no sería ángel, sería un demonio-- mi madre comenzó a reír conmigo.

- Es que tú padre lo vio en la esquina, dijo que duró un buen tiempo ahí parado --

- si, me llamó, dijo que había venido a verme, quería saber cómo me fue en la cita prenatal -- mi mamá me tomó de la mano y me guío al sillón, allí nos sentamos.

- ¿y como te fue?-- me preguntó.

- Todo está muy bien, lo único es que estoy muy baja de peso, tengo que ir con un nutricionista -- mi mamá golpeó levemente mi mano.

- si ves, como siempre andas a las carreras, no comes bien, yo me voy a encargar de hacerte comer correctamente -- sentenció mi madre.

Mi padre llegó algunos minutos después-- fui a buscarte al paradero, tu madre y yo estábamos muy preocupados -- dijo apenas me vio.

- Lo siento, hoy me retrasé un poco--

- Lo importante es que ya estás en casa -- recalcó mi papá.

Mi madre me sirvió y en contra de mi voluntad, me obligué a comer, últimamente tenía el estómago revuelto, después fui a tomar una ducha y a dormir.

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Los días estaban pasando demasiado rápido y hoy tendría mi cita con el nutricionista, estaba programada una hora antes de abrir la tienda, así que me levanté más temprano de lo normal, mi mamá me empacó el desayuno en un tupper, se ha tomado muy en serio lo de alimentarme bien, estoy muy agradecida por como me cuida, pero pocas veces lo que como, se logra quedar en mi estómago, aun así, no dejo de intentarlo.

Llegué a mi cita, inmediatamente me hicieron seguir, el Doctor Aydin me estaba esperando.

- Buenos días -- saludé.

- Buenos días, por favor ponte cómoda -- señaló su silla frente a él, mi mente se elevó unos segundos, los doctores hoy en día son muy simpáticos, al parecer para estudiar en el ámbito de la medicina, su requisito es ser un Adonis-- ¿señorita?-- sacudí mi cabeza y sonreí avergonzada, no podía creer que dos veces seguidas me pasara lo mismo, primero con Irem, ahora con el doctor Aydin.

Kerem Aydin

- Si, estoy bien, solo un poco distraída, discúlpeme -- logré decir.

- No te preocupes, bueno, te cuento que mi amigo y colega, me envió tus datos y estoy de acuerdo con el, tu peso es muy bajo teniendo en cuenta tu estatura y complexión física debemos realizarte algunos exámenes para descartar cualquier otra enfermedad que depronto no se haya podido detectar, por ahora vamos a hablar del tema alimenticio -- yo traté de concentrarme y prestar atención a todo lo que me decía.

Después de una serie de consejos, y de entregarme un folleto con diferentes preparaciones y horarios donde debo comer, la cita terminó.

- Fue un placer conocerte-- dijo y yo sonreí.

- Gracias Doctor, que tenga un buen día -- salí del consultorio y me fui al centro comercial, la ubicación del hospital era muy favorecedora para mí, podía ir y volver caminando, además si hay una emergencia, puedo acercarme lo más rápido que pueda, siempre y cuando esté en mi trabajo, si llego a estar en casa, es bastante retirado.

Abrí la tienda y trabajé como de costumbre, de repente me comencé a sentir un poco mal, una de mis colaboradoras me vio y sostuvo mi cuerpo antes de que cayera al piso.

- ¿Te encuentras bien?-- me preguntó.

- Gracias Feriha -- atiné a decir, luego recordé que no había desayunado -- ¿puedo dejarte encargada un momento? No alcancé a desayunar-- le susurré y ella asintió.

- Claro que sí, yo le informo cualquier cosa -- le agradecí y fui a la parte trasera del almacén.

Saqué el tupper y me senté en una de las sillas a comer, mi mamá hoy me había hecho una ensalada de frutas con granola y yogurt griego, mi estómago lo asimiló muy bien, me dió la suficiente energía para levantarme y trabajar sin ningún inconveniente.