Un Romeo Para Julieta.

Antes de marcharme Oscar el amigo de mi padre me da unas últimas palabras. - Eres demaciado ingenua Julieta, nunca debes de confiar demaciado en nadie no importa cuanto lo ames, debes separar los negocios del amor porque sin no siempre acabarás igual que ahora.

- Le agradezco las plantas señor es una lastima que tuviera que pasar por todo esto para darme cuenta. Aún así espero que ustedes puedan estar bien.

- No te preocupes, lucharemos por nuestros derechos y no importa quien tome el mando nos tienen que pagar nuestras acciones o darnos algo a cambio.

- Pero todos ustedes que confiaron en mi padre ahora perdieron su dinero por mi culpa, entiendo el odio que todos sienten por mi porque fui incapaz de defender la reputación que le tardó tantos años y esfuerzo construir a mi padre.

- Bueno entonces busca una solución querida, vuelve a poner en lo alto el apellido de tu familia. Renace desde las cenizas como un ave Fénix.

- Eso pienso hacer, no se preocupe un día volveré y les devolveré todo lo que les pertenece y yo recuperare lo que me quitaron.

Si ahora no ea momento de llorar, tengo que levantarme y volver a caminar, está vez sola y sin darle mi confianza a nadie. Vuelvo a casa y veo como un camión ya está cargado con mis cosas.

- Señora esos hombres la esperan en el despacho.

- Gracias por todos tus años de servicio y cuidado Lupita, te voy a extrañar muchísimo.

- Mi niña yo no la voy a dejar sola.

- No tengo como pagarte Lupe.

- Mientras me deje estar a su lado yo me doy por bien servida.

La abrazo y beso sus mejillas, está mujer que me vio crecer ni siquiera en mi peor momento es capaz de dejarme sola. Creo que me equivoque todavía hay gente que si merece mi confianza y Lupe es una de esas.

Entro al despacho y veo a ese par bebiendo mi whisky como si nada. - Caballeros están cómodos.

- Por fin vuelves belleza. ¿Ya lo pensaste bien?

- Claro por eso me estoy mudando, no pienso rebajarme a su asqueroso nivel. Pero me pueden responder como fue que conocieron a mi esposo.

- Acaba de llamarnos escoria y ahora quiere tener una profunda charla. Que mala jugada.

Ya sabía que no dirían nada, pero nada perdía intentándolo. - Bueno espero jamás volvernos a ver, ojalá y se pudran en el infierno.

Antes de salir siento como uno de ellos me sujeta del brazo llevándome a su pecho.

- Como me calientan las gatas que se creen salvajes, solo estás pidiendo ser domesticada hermosa y yo encantado de servirte.

- Sueltame desgraciado. - intenta besarme a la fuerza cuando la puerta se abre y Romeo le da un golpe en la cara.

- Maldito negro como te atreves.

- Nadie le va a poner las manos a mi señora.

Veo horrorizada como el otro tipo saca un cuchillo de su bolsillo. - Vámonos Romeo no vale la pena.

- Si largense de mi casa y tu maldita perra algún día volverás arrastrándote a mis pies porque yo soy el único que sabe la verdad que tanto deseas conocer.

Lo sugeto con fuerza y lo llevo afuera. - Estas loco, te pudieron lastimar.

- No podía permitir que la lastimaran.

- Romeo nunca más vuelvas a hacer esto. No por mi. - Veo a mi alrededor y están todos mis empleados. - ¿Pudieste vender el auto?

- Aquí está el dinero ya fraccionado.

- Queridos amigos ya saben que he perdido todo y no puedo hacer más que darles estás cartas con recomendaciones, su sueldo y un bono. Lamento mucho tener que despedirme de ustedes, muchas gracias por sus años de lealtad.

Entre lágrimas me despido de buenas personas a las que estoy demaciado acostumbrada, pero volveré a ser la joven dama y todos volverán junto a mi.

- Bueno Romeo tú puedes quedarte con uno de los autos, elige el que más te guste.

- Es demaciado señora.

- Para nada, yo te juzgue mal y tú has sido muy bueno conmigo todos estos años.

- Yo no quiero el auto o dinero, si quiere recompensar mis servicios entonces permítame quedarme a su lado, como un amigo, un aliado y un vecino al que puede ir a pedirle azúcar o sal.

- ¿De que hablas?

- El departamento junto al mío está en alquiler, así no se sentirá sola y tendrá a alguien conocido, no ea nada lujoso, pero es agradable.

- De verdad eres como un ángel. Muchas gracias por todo, te prometo que alguien día te devolveré todo esto Romeo.

- Hablamos de eso después, ahora mejor vámonos de aquí.

Le doy un último vistazo a mi casa y a todos los recuerdos que se quedan en ella. Adiós, antigua e ingenua Julieta tú también te quedas aquí porque ahora necesito a una nueva versión de mí.

Salimos del lugar y luego de viajar por casi 4 horas llegamos a un bonito y simple complejo de apartamentos. La mujer encargada del edificio me muestra el sitio y aunque es pequeño al menos cuenta con dos habitaciones y un amplio balcón que al asomarme puedo ver a Romeo, eso me deja tranquila. Ni siquiera lo dudo y firmó los papeles para quedarme ese mismo día.

Días después mi papá es dado de alta y lo acompaño a su casa. Al menos el hogar de mi padre no corre peligro porque es lo único que le queda de mi madre.

- Julieta porque no te mudas aquí conmigo.

- No papá necesito hacer las cosas por mi misma, pero vendré a diario a visitarte.

- Entonces vendámosla, sé que nos darán buen dinero por ella.

- Eso jamás ocurrirá papá, esto es de mamá y no importa que tan mal estemos nunca venderemos está casa.

- Hija esto es algo material, el amor de tu madre lo llevamos en nuestros corazones y estoy seguro de que ella estaría orgullosa por tomar esa decisión.

- Papá te juro por la memoria de mamá que volveremos a estar en lo alto, así como lo hiciste tú yo también podré.

- Estoy muy orgulloso de tu determinación hija, pero sabes que yo estoy aquí y que puedes pedirme lo que sea.

- Gracias papi lo único que necesito es que te quedes conmigo muchos años más para que me veas volar alto.

- Ni siquiera tengo dudas de eso. Serás incluso más grande que yo. Mi bella Julieta te amo y siempre estaré contigo.