Sombras De Seúl

La mañana siguiente llegó con un aire gélido y denso, como si el bosque mismo supiera lo que estaban planeando. Jiwoo y Hyunwoo se prepararon en silencio, revisando las pocas herramientas que habían llevado: una linterna, una cuerda, y el libro antiguo que contenía las claves para entender el espejo y el Guwi.

El colgante descansaba en el cuello de Jiwoo, su superficie todavía agrietada. Aunque había perdido parte de su poder, parecía responder cuando estaba cerca de los objetos relacionados con el bosque. Era su única guía, pero también una advertencia.

Hyunwoo cargó una mochila ligera con provisiones y un pequeño cuchillo.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —preguntó, rompiendo el silencio.

Jiwoo lo miró fijamente.

—No. Pero no podemos seguir huyendo.

Hyunwoo asintió. Sabía que tenía razón.

El bosque de Asan parecía diferente a plena luz del día, pero no menos inquietante. Los árboles, altos y oscuros, parecían inclinarse sobre ellos, como si observaran cada uno de sus pasos.

—Es por aquí —dijo Jiwoo, señalando un sendero estrecho cubierto de hojas caídas.

Hyunwoo la siguió de cerca, sus ojos atentos a cualquier movimiento. Aunque no había visto nada inusual, el aire estaba cargado de una energía que lo mantenía en alerta.

Mientras avanzaban, el colgante de Jiwoo comenzó a emitir un leve calor. Ella lo sujetó con una mano, sintiendo cómo latía ligeramente contra su piel, como si tuviera vida propia.

—Estamos cerca —dijo en voz baja.

El camino los llevó a un claro que Jiwoo reconoció de inmediato. Allí, en el centro, estaba el espejo.

El objeto era más aterrador de lo que Jiwoo recordaba. Su marco negro estaba cubierto de símbolos tallados, los mismos que habían visto en el libro. La superficie no reflejaba el entorno, sino una oscuridad profunda que parecía absorber la luz.

—Esto no es solo un espejo —murmuró Hyunwoo, sacando el libro de su mochila. Lo abrió en la página donde describía el Sool, o portal.

—"Un umbral entre lo humano y lo espiritual" —leyó en voz alta—. "El espejo no muestra reflejos; muestra verdades ocultas. Solo aquellos marcados por el otro lado pueden abrirlo".

Jiwoo dio un paso adelante, sintiendo que el espejo la llamaba de alguna manera.

—¿Qué significa estar marcada?

Hyunwoo no respondió de inmediato, pero su mirada estaba fija en ella, como si ya tuviera la respuesta.

—Creo que tú eres la llave, Jiwoo.

Mientras Jiwoo se acercaba al espejo, el colgante comenzó a brillar intensamente, lanzando un destello que iluminó todo el claro. La superficie del espejo cambió, mostrando imágenes distorsionadas: el bosque, un niño corriendo, una figura oscura detrás de él...

Jiwoo retrocedió, respirando agitadamente.

—Vi algo. Era como un recuerdo, pero... no era mío.

Hyunwoo se puso a su lado, mirando el espejo con cautela.

—Tal vez no sea solo un portal. Podría estar mostrando fragmentos de las almas que ha atrapado.

Jiwoo se estremeció.

—Entonces, ¿eso significa que hay más personas involucradas?

Hyunwoo asintió.

—Y puede que estén atrapadas del otro lado.

Antes de que pudieran procesar más, un sonido extraño llenó el claro. Era un susurro bajo, casi imperceptible, pero creció rápidamente hasta convertirse en un coro de voces que los rodeaba.

—¿Qué es eso? —preguntó Jiwoo, su voz temblorosa.

Hyunwoo agarró su brazo, retrocediendo hacia los árboles.

—No estamos solos.

De entre las sombras surgió una figura. Era alta, envuelta en un manto oscuro que parecía moverse con vida propia. Su rostro estaba oculto, pero sus ojos brillaban con un rojo intenso que perforó a Jiwoo hasta lo más profundo.

—Jiwoo —dijo una voz profunda y distorsionada, resonando en su mente.

Ella dio un paso atrás, apretando el colgante con fuerza.

—¿Quién eres?

La figura no respondió, pero alzó una mano, y el espejo comenzó a vibrar, su superficie oscureciéndose aún más.

Hyunwoo sacó el cuchillo, colocándose frente a Jiwoo.

—¡Déjala en paz!

La figura se detuvo, como si estudiara a Hyunwoo, antes de soltar una risa baja y gutural.

—Tu tiempo llegará... pero primero, ella.

El colgante de Jiwoo brilló con fuerza una vez más, lanzando una onda de luz que hizo que la figura se desvaneciera, aunque las voces seguían resonando en el aire.

Hyunwoo la tomó del brazo.

—Tenemos que irnos. Ahora.

Ambos corrieron por el sendero, sin mirar atrás. La luz del colgante comenzó a apagarse lentamente, y el silencio regresó al bosque.

Cuando finalmente salieron del claro, Hyunwoo se detuvo, mirando a Jiwoo con preocupación.

—No podemos enfrentarnos a eso sin saber más. El espejo, el colgante, y ese... ser. Todo está conectado contigo.

Jiwoo asintió, su respiración aún entrecortada.

—Pero no voy a detenerme. Si esto está relacionado conmigo, entonces tengo que descubrir la verdad.

Hyunwoo no dijo nada, pero su expresión lo decía todo: no estaba dispuesto a dejarla enfrentarse a esto sola.