Héroes: Parte Dos

Todos entraron de inmediato al portal y regresaron a su tierra, heridos y exhaustos. Las variantes de Camila observaron cómo escapaban y, furiosas, lanzaron un grito ensordecedor que provocó la destrucción total del planeta, reduciendo a polvo a todos los seres vivos que quedaban.

—¡Maldita sea!— exclamó la Camila de cabello azul, apretando los puños con rabia.

—No importa, igual destruiremos todos los universos— bramó la Camila de cabello rojo con una sonrisa oscura.

—Así es— respondió la Camila de cabello negro, cruzándose de brazos.

—Finalmente hemos acabado con los defensores— añadió la Camila de la Tierra 1102 con una expresión de satisfacción.

De repente, una voz femenina resonó en el aire, helándoles la sangre.

—Destruyan este universo y vengan a mí. No en la Tierra 404, sino en la Tierra 505.

Las variantes de Camila se quedaron inmóviles por un momento, asintiendo con temor y reverencia.

—Sí, señora— respondieron al unísono.

Sin perder tiempo, lanzaron un hechizo de energía pura y redujeron a la nada aquel universo antes de partir a su nuevo destino.

Mientras tanto, los chicos atravesaban el portal y llegaban a su mundo, magullados y agotados. Daniela, Karoth y Nicole eran las únicas que no estaban gravemente heridas. Thomas Ome y Valery se apresuraron a llevar a los más afectados al hospital. Figueroa fue colocada en una cápsula de regeneración, pero su pierna tardaría un mes en recuperarse por completo. Sin embargo, la condición de los demás era mucho peor.

La general Zoe llegó poco después, y las chicas le dieron un informe detallado de lo ocurrido. Mientras tanto, Junior, aún en proceso de recuperación, fue visitado por Daniela.

—Daniela… ¿Qué putas está pasando? ¿Por qué Camila…?— preguntó Junior con el ceño fruncido, visiblemente afectado por lo sucedido.

Daniela suspiró, cruzó los brazos y lo miró con seriedad.

—No lo sé, Saavedra. Lo único que sé es que el brazalete obtuvo información clave sobre las Camilas y ya sabemos en qué universo se están reuniendo.

Junior abrió los ojos con sorpresa.

—¿En serio? ¿Pero cómo hiciste para obtener esa información?

—Escucha. Cuando la variante de Camila, el man, usó el hechizo para destruir el edificio, antes de que todo se viniera abajo, alcancé a ver que la variante del profesor Rubén presionó un botón en la mesa del holograma. En ese momento, mi brazalete recibió un mensaje, pero no lo revisé hasta que llegamos aquí a salvo. Cuando lo miré, resultó ser la ubicación de su mundo.

Junior reflexionó por un momento y luego asintió con determinación.

—Dani, tengo una idea, pero primero iré a ver a Camila. Espero que no se haya unido a ellas.

—Está bien, pero primero recupérate— le advirtió Daniela, con el ceño fruncido.

—Lo haré, lo prometo.

Daniela salió de la habitación y, poco después, entró Valentina. Aunque también estaba herida, su condición no era tan grave. Se sentó junto a Junior y comenzaron a hablar del tema. Junior le confesó su plan de ir a buscar a Camila, pero Valentina le sugirió que la dejara acompañarlo. Sin embargo, él ya había decidido ir con Nicole. Valentina comprendió su decisión y simplemente asintió.

Más tarde, Nicole analizaba distintas formas para que el cien por ciento funcionara en todos, especialmente en sus amigos. Sin embargo, no encontraba una solución definitiva. Entonces recordó la primera vez que Junior logró transformarse con la ayuda del Señor Luz. Las emociones podrían ser la clave para despertar el cien por ciento de sus poderes en los demás, pero también existía el riesgo de que fallara. Aun así, decidió intentarlo.

Mientras tanto, en la Tierra 505.

Aquel lugar era un páramo desolado, donde enormes fragmentos de roca flotaban en el vacío y rayos rojos surcaban el cielo en círculos caóticos. En el centro del escenario, las cuatro variantes de Camila y Camilo se arrodillaron al instante, con un temor tan intenso que el sudor les empapaba el rostro.

Ante ellas apareció una mujer joven, de estatura similar a Nicole. Su figura era esbelta, con largos cabellos negros y una belleza inquietante. Sus labios gruesos y su sonrisa dulce contrastaban con el miedo que inspiraba. A pesar de su apariencia, las cinco variantes más fuertes de Camila temblaban ante su presencia.

—Hola, chicas… y Camilo —saludó con una voz suave y melodiosa.

Las variantes tragaron saliva, incapaces de responder de inmediato.

—¿No me escucharon? —preguntó la mujer con calma.

De repente, una onda de choque emanó de su cuerpo, sacudiendo violentamente el lugar. La presión era tal que hizo que las variantes escupieran sangre de inmediato.

—Ho-Hola, jefa… —logró responder la Camila de cabello negro, ahogada en su propia sangre.

—Ah, veo que sí pueden hablar —dijo la mujer con una sonrisa tranquila.

Las variantes dejaron de escupir sangre, pero seguían jadeando por el dolor.

—Bien. Hasta ahora, hemos reunido diez millones de Camilas de todo el multiverso. Si seguimos con este ritmo, pronto podremos completar nuestro objetivo: la destrucción total del multiverso. Ustedes cinco están cerca de alcanzar mi nivel y son las más poderosas de todas, pero… veo que Camilo sufrió algunos daños. ¿Qué te pasó? —preguntó, clavando sus ojos negros en él.

Camilo sintió un escalofrío recorrerle la espalda antes de responder:

—Fue el Junior de la Tierra 606… Lo enfrenté sin problemas al principio, pero logró hacerme daño.

Los ojos de la Camila Jefa brillaron con un destello peligroso.

—¿El Junior de la Tierra 606? Interesante. De todos los universos, ese es el más peculiar… y el más poderoso. Pero aún no lo suficiente para derrotarme —hizo una pausa y su mirada se afiló—. Sin embargo, ese Junior sí podría derrotarlos a ustedes si no tienen cuidado. Espera… ¿cómo se lo encontraron si ustedes estaban en la Tierra 1102?

Las variantes se tensaron.

—Ellos ya estaban allí, jefa… pero escaparon —respondió con cautela la Camila de cabello azul.

Los ojos de la jefa se oscurecieron.

—¿Escaparon? —su voz sonó peligrosamente calmada.

—Es que no estaba solo, él venía con otros…

—¡LOS DEJARON ESCAPAR! —rugió la Camila Jefa.

Otra poderosa onda de choque estalló desde su cuerpo. Las cinco variantes cayeron al suelo, tosiendo sangre sin control. La presión era insoportable, como si sus huesos estuvieran a punto de romperse.

—¡Ahora saben todo sobre nosotras! Son unos completos idiotas. ¿Por qué no los mataron en ese instante? —dijo, con una furia contenida—. Pero ya nos encargaremos de ellos después. Por ahora, sigamos con la destrucción de los universos.

Las cinco variantes lograron recomponerse y, aunque seguían tosiendo sangre, respondieron al unísono:

—Sí, señora.

La Camila Jefa se alejó, desapareciendo en la oscuridad. Las variantes apenas lograron recuperar el aliento, pero el miedo seguía instalado en su pecho. Sabían que no podían permitirse otro error. Sin perder más tiempo, se pusieron de pie y abandonaron el lugar lo más rápido posible para evitar otro castigo de su jefa.

De vuelta a la Tierra 606.

Los amigos de Junior seguían analizando la situación y buscando una manera de derrotar a las Camilas, pero aún no encontraban una solución. Ordóñez, Correa, Aranda, Ome, Figueroa, Valentina y el propio Junior continuaban recuperándose de sus heridas. Aunque Junior ya casi estaba completamente sanado, todavía le faltaba un poco para estar al cien por ciento y poder ir a ver a Camila.

Mientras tanto, en la sala de estrategia, Thomas, Emily, Díaz, Karla, Valery, Karoth, Daniela y la general Zoe analizaban el problema del multiverso y la amenaza que representaban las variantes de Camila. Sin embargo, se enfrentaban a una complicación importante.

—Tenemos que seguir investigando esto. ¿Pero cómo es posible que unas variantes de Camila les hayan pateado el trasero? —dijo Karla, cruzándose de brazos.

—Aún no entendemos bien lo que está pasando, pero hay algo claro: esto de los mundos alternos es increíble —bramó Emily con entusiasmo—. Aunque tengamos que enfrentarnos a unas Camilas locas.

—Son extremadamente fuertes, pero Junior podría ser la clave para detenerlas —señaló Karoth.

—Necesitamos más información —declaró la general Zoe, pensativa.

De repente, la puerta se abrió y entró un hombre de piel morena, de estatura promedio, con cabello crespo, barba y ojos ligeramente separados.

—¿Quién es ese tipo? —preguntó Valery en voz baja.

—Es el nuevo jefe de la Liga de Héroes de la ciudad —le respondió Díaz.

—¿Qué? ¿Acaso no iba a ser Saavedra quien tomaría el mando? —cuestionó Thomas, sorprendido.

—Sí, pero lo rechazó —bramó Daniela.

—Ya entiendo —asintó Karoth.

El jefe de la Liga se aclaró la garganta y dijo con firmeza:

—Vengo a informarles dos cosas. Primero, la Liga de Héroes no se involucrará en esta batalla, porque no es nuestro problema. Y segundo, quiero que capturen a Camila y la lleven a prisión.

—¡¿Qué?! —exclamaron varios a la vez.

—Así es —confirmó el hombre sin inmutarse.

—Señor, con todo respeto, Camila luchó en la Tercera Guerra Heroica. No sabemos si está con las demás variantes o no —argumentó Karla.

—No me interesa. Es mejor prevenir. Seguro terminará uniéndose a ellas.

—¿Por qué no quiere que nos involucremos? —preguntó Daniela, frunciendo el ceño.

—Si destruyen mundos, que lo hagan. Si vienen aquí, tenemos a Saavedra.

—Pero no podemos ignorarlo. Están cometiendo genocidios —insistió Emily.

El jefe los miró con seriedad, pero no respondió. Simplemente se dio la vuelta y salió de la sala.

—¿Ese tipo es un payaso? —preguntó Díaz con incredulidad.

—No, debe tener miedo —concluyó Emily.

—Sisas —dijo Thomas.

Daniela, sin perder tiempo, fue a hablar con Junior y le contó todo lo ocurrido.

—¿Cómo que quieren que dejemos que las Camilas hagan lo que quieran? —preguntó Junior, sorprendido.

—Sí, el nuevo jefe no quiere intervenir. Dice que no es problema nuestro —explicó Daniela.

—Tiene miedo —murmuró Junior.

—Es probable, pero igual vamos a actuar.

—Por cierto, ¿por qué no aceptaste el puesto de jefe de la Liga de Héroes? —preguntó Daniela, mirándolo fijamente.

—No quería mandar. Ya sabes que no me gusta eso —respondó Junior con sinceridad.

—Juan, eres la persona más fuerte del planeta, del universo y quizás del multiverso. Eres digno de ser el jefe —insistió Daniela.

—¿Solo porque soy fuerte? —cuestionó él, arqueando una ceja.

—No, también porque eres gentil, bondadoso, te preocupas por los demás y mantienes una alegría contagiosa. Desde que te conocí y vi lo que podías hacer, supe que estabas destinado a liderar. Eres el único que debería ocupar ese puesto —explicó Daniela con seriedad.

—Gracias, pero no me gusta mandar —repitió Junior con una sonrisa leve.

—Bien. ¿Vamos a ir los dos a hablar con Camila a México? —preguntó Daniela.

—No, iré con Nicole.

Unas horas después.

Junior llegó a la casa de Nicole con el brazo derecho vendado, también varias vendas en el pecho y con una venda en la mejilla. Nicole, al verlo en ese estado, frunció el ceño y se acercó rápidamente.

—¡¿Qué haces fuera del hospital?! Aún no sanas del todo —le recriminó, preocupada.

—Lo sé, pero tenemos que ir tú y yo a un lugar —respondió Junior con seriedad.

—¿Adónde?

—A ver a Camila.

Nicole se quedó en silencio, sorprendida. Miró a Junior a los ojos y vio que la urgencia en su rostro era genuina. Sin decir más, se alistó y se preparó para partir con él.