La Agente Doble es Convertida en una Niña

Los ojos de Amara y Lunaira se abrieron aún más, se veía que la niña de 6 años estaba cada vez más nerviosa. Pidió ayuda a su madre, mediante un código de miradas, que por supuesto no escapó a la aguda vista de Vara.

—¡Lo que Vara dijo es verdad, Mas! ¡Sé que mi hija nunca miente! —dijo Selvira con firmeza.

Amara interrumpió rápidamente. —¡Parece que no es necesario, Mas! ¡Quizás esto es solo un juego de niños! ¡No hay necesidad de exagerar! —respondió la mujer rápidamente.

—¡No puede ser así! ¡Vara ya ha llorado así y además la han calumniado! —replicó Selvira, no queriendo ceder.

Arvin asintió, luego llamó a un sirviente que había pasado antes. Uno de los sirvientes inclinó la cabeza respetuosamente al presentarse.

—¡Sí, señor! —dijo el joven sirviente.

—¿Qué les pasó a mis dos hijas hace un momento, lo viste?

El sirviente levantó la vista, mirando a Vara y Lunaira. Cuando su mirada se dirigió a Amara, la mujer le hizo una seña para que mintiera.

—Hace un momento… vi, ¡que la señorita Vara rompió la muñeca de la señorita Lunaira y golpeó a la señorita Lunaira! —respondió el sirviente, bajando la cabeza.

—¡Bueno! Escucha, dejemos pasar esto. ¡Sé que Vara no lo hizo a propósito y no es necesario revisar el CCTV! —respondió Amara, sintiéndose tranquila.

—¡¿Estás seguro de que lo que dices es verdad?! Si no, entonces te despediré. ¡Ahí hay CCTV, si mientes sobre el problema de mi hija! —dijo Arvin con firmeza.

El sirviente se puso nervioso al instante, olvidó que esta mansión estaba llena de CCTV. Se maldijo a sí mismo por haber mentido.

—Eso… no lo sé, señor. ¡No lo vi claramente, señor! —respondió el sirviente tartamudeando.

—¡¿Qué estás diciendo?! Antes dijiste una cosa, y ahora dices otra. ¡Mas! ¡Es mejor revisar el CCTV para que quede claro! —dijo Selvira con firmeza.

—¡De acuerdo!

El sirviente ahora estaba presa del nerviosismo, mientras que Amara y su hija ya no podían impedirlo. Por supuesto, Arvin sospecharía.

Arvin llamó inmediatamente a su asistente, luego le pidió que trajera su computadora portátil que estaba en el estudio.

Poco después, el asistente le entregó la computadora portátil a su jefe. Arvin abrió rápidamente el CCTV de la sala de estar.

Se veía a su hija, Vara, sentada en silencio como si estuviera contando. Mientras tanto, Lunaira llegó de repente y rompió su propia muñeca y también se despeinó el cabello.

También se vio a Lunaira empujar el cuerpo de Vara; en secreto, Vara sonrió con satisfacción al ver la cara decepcionada de Arvin. Por supuesto, nadie se dio cuenta de ella.

—¡Papá está muy decepcionado contigo, Lunaira! —dijo Arvin mirando con decepción a su hijastra.

—¡Y tú! ¡Empaca tus cosas inmediatamente! ¡Estás despedido ahora mismo! —dijo Arvin señalando al sirviente.

—Señor... —de repente, dos guardaespaldas arrastraron al sirviente fuera de la sala de estar.

Lunaira bajó la cabeza, mientras Amara no podía decir nada. Se descubrió que su hija había mentido.

—¡Y tú, Amara! ¡Enseña a tu hija a no lastimar a mi hija y a no calumniarla! —dijo Arvin con frialdad.

—¡Ahora discúlpate con Vara! —ordenó Arvin con firmeza, lo cual no podía ser refutado.

—Pero —

Lunaira detuvo sus palabras cuando su madre le hizo una seña para que no replicara. Con el corazón apesadumbrado, Lunaira miró a Vara con odio y rencor.

Llorando, Lunaira dijo: —Lo siento, Vara….

Vara solo asintió inocentemente, como si la perdonara. Sabía que Lunaira y Amara no se detendrían ahí para derribarla junto con su madre.

Pero parecía que tenían que jugar de manera más inteligente para derrotar a una agente genio experimentada.

—¡La próxima vez, papá no quiere que vuelva a ocurrir algo así, Lunaira! ¡Pórtate bien con tu hermana! ¡Tu castigo ahora es que te recortarán tu asignación! —dijo Arvin con firmeza.

—¡Pero Mas! ¡¿No es eso excesivo?! —protestó Amara.

—¡¿Qué es más excesivo, que la hija de ella intente calumniar a la mía?! —replicó Selvira.

—¡Recuerda, Mas! ¡Si no eres justo, es mejor que nos divorciemos! —dijo Selvira, que ya no podía soportarlo más.

Los ojos de Arvin mostraron sorpresa, no quería divorciarse de su primera esposa. Amaba a Selvira y también a su hija biológica.

¡No te divorcies todavía, eh! ¡Aún no he terminado de fastidiar a esta rompehogares y a su hija! pensó Vara, protestando.

—¡No hables así, Vira! —dijo Arvin con disgusto—. Y tú, Amara, ese castigo no es gran cosa. Así que, acéptalo, ¡sin objeciones! —continuó Arvin con firmeza, mirando a su segunda esposa.

Amara inmediatamente se llevó a su hija de allí. Su rostro se veía enrojecido, conteniendo la ira.

Desde que Vara despertó del coma, la niña ya no podía ser controlada. Incluso parecía que se atrevía a enfrentarla.

Esa noche, la familia comía tranquilamente. Se veía a Vara comer con apetito, lo que hizo feliz a Selvira.

—¡Mañana! ¡La familia Vale vendrá de visita aquí! —dijo Arvin, iniciando la conversación.

El rostro de Lunaira de repente sonrió feliz, mientras Vara dejó de comer y frunció el ceño extrañada.

¿La familia Vale? ¡Parece que he oído hablar de ellos! pensó Vara.

—¡Mañana jugaré con Dominic! —dijo Lunaira emocionada.

—¿A qué hora vienen aquí, Mas? ¡¿Para que pueda pedirle a los sirvientes que preparen un plato especial?! —dijo Amara suavemente, sonando también entusiasta.

—Mañana es fin de semana, probablemente vengan por la mañana. También quieren visitar a Vara —respondió Arvin con sinceridad.

Los rostros de Amara y su hija se agriaron al instante. Lunaira miró llena de rencor a Vara, quien solo la miraba inocentemente.

Después de la cena, Vara estaba ahora en su habitación acompañada por su madre.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Qué cuento quiere Vara? ¡Deja que mamá te lo lea! —dijo Selvira atentamente.

¡Caramba! ¡No quiero volver a escuchar cuentos infantiles! protestó Vara en su interior.

—¡Vala no quiele, mamá! —rechazó la niña.

—Entonces, ¿qué quiere Vara? ¿Leche? —ofreció Selvira.

Vara miró horrorizada a su madre, no quería más leche.

—¡Mamá! ¿Pol qué no nos vamos de aquí nomás? —preguntó Vara con mucha curiosidad.

Por supuesto, quería saber la respuesta, qué esposa estaría dispuesta a ser polígama así.

—¿Es polque mamá todavía ama a papá? —preguntó Vara de nuevo.

Selvira se rio entre dientes, divertida. —¿Quién le enseñó a Vara la palabra amor? ¡¿Acaso Vara sabe qué es el amor?! Hmm… —la mujer de 27 años besó la mejilla regordeta de su hija.

¡Pues claro que sí, obvio! ¡Sé lo que es el amor! respondió Vara en su interior a esa pregunta.

A diferencia de su expresión facial, que parecía inocente. —¡El amol no lastima, mamá! —respondió Vara.

Selvira se quedó atónita al escuchar las palabras de su hija, era cierto. Si hay amor, no nos lastimaremos mutuamente.

—¡Vara tiene razón! ¡Pero mamá no quiere que Vara pierda la figura paterna en su vida! —respondió Selvira con el corazón dolido.

—¡A Vala no le impolta si no tiene papá! ¡Podemos buscal un nuevo papá! —dijo Vara inocentemente.

Selvira volvió a reírse entre dientes, realmente se sintió entretenida con las palabras de su hija.

¿Qué demonios tiene de malo? ¡Te has estado riendo todo el rato! Es verdad, ¿no?, si te divorcias, ¡buscas a otro! pensó Vara.

¡Eh! No te divorcies todavía, antes de que termine de fastidiar a esa rompehogares y a su hija.

—¡No podemos irnos de aquí! Papá y toda esta casa nos pertenecen, si nos vamos, ellos se alegrarán, cariño —respondió Selvira.

La mujer dijo eso, pensando que su hija no entendería sus palabras.