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Amor Bajo Contrato

Amor Bajo Contrato

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Matrimonio arreglado / Hija rica en bancarrota / Juego del gato y el ratón
Popularitas:7k
Nilai: 5
nombre de autor: America Blancas

Violeta Meil siempre tuvo todo: belleza, dinero y una vida perfecta.
Hija de una de las familias más ricas del país M, jamás imaginó que su destino cambiaría tan rápido.

Recién graduada, consigue un puesto en la poderosa empresa de los Sen, una dinastía de magnates tecnológicos. Allí conoce a Damien Sen, el frío y arrogante heredero que parece disfrutar haciéndole la vida imposible.

Pero cuando la familia Meil enfrenta una crisis económica, su padre decide sellar un compromiso arreglado con Damien.
Ella no lo ama.
Él tiene a otra.
Y sin embargo… el destino no entiende de contratos.

Entre lujo, secretos y corazones rotos, Violeta descubrirá que el verdadero poder no está en el dinero, sino en saber quién controla el juego del amor.

NovelToon tiene autorización de America Blancas para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

“La rabia bajo el traje”

**Capítulo 21:**“La rabia bajo el traje”

(Desde la perspectiva de Damien Sen)

No sé en qué momento perdí el control.

Solo recuerdo ver a Uriel Shao extendiendo su mano hacia ella, sonriendo con ese aire de seguridad que siempre detesté, y a Violeta aceptando el baile sin titubear.

Mi esposa.

Mi maldita esposa, bailando con un Shao.

Fue como si mi sangre hirviera.

No entendía por qué me afectaba tanto.

No la amo.

Nunca la amé.

Este matrimonio no es más que una alianza, un negocio, una obligación… o al menos eso me repito todos los días.

Pero ver a otro hombre tan cerca de ella, viéndola con esa mirada que antes me dedicaban a mí las mujeres… me desató algo que no supe controlar.

Celos.

Rabia.

Posesión.

No sé cuál fue peor.

Cuando terminó la canción, caminé hacia ellos sin pensarlo.

Cada paso era una detonación interna, una advertencia.

Y cuando la tuve frente a mí, lo único que pude hacer fue tomarla del brazo y besarla.

Un beso que no fue romántico.

Fue una marca.

Un recordatorio para ella, y para todos los que miraban.

Ella me miró con sorpresa, como si no entendiera qué había hecho mal.

Pero yo tampoco lo entendía.

Después de eso, la noche continuó como si nada.

La música siguió, los invitados reían, los fotógrafos capturaban cada gesto.

Todos decían lo mismo: “Qué pareja tan perfecta”, “Hacen un gran equipo”, “El amor se nota en sus miradas”.

Mentiras.

Si supieran la verdad, se les congelaría la sonrisa.

Yo no sentía amor, ni ternura.

Solo un cansancio profundo y un peso que no se iba.

Pero jugamos bien nuestro papel.

Ella sonreía, fingía a la perfección.

Y yo hacía lo mismo.

Hasta que decidimos irnos antes, con la excusa de la “luna de miel”.

Todos los invitados lo celebraron, sin saber que no había luna ni miel en nuestra historia.

El auto nos esperaba afuera.

Subimos sin decir palabra.

Durante el trayecto, solo se escuchaba el motor y la lluvia que comenzaba a caer sobre el parabrisas.

Ella miraba por la ventana, con los ojos perdidos en la oscuridad.

Yo solo observaba el reflejo de su rostro en el cristal, preguntándome en qué pensaba.

No era una mujer fea.

Al contrario.

Era demasiado hermosa para su propio bien.

Pero esa belleza era peligrosa.

Era el tipo de belleza que arruina a los hombres.

No sé cuánto tiempo pasó en silencio.

Solo sé que, por primera vez en mucho tiempo, me sentí incómodo.

Cuando llegamos a la mansión temporal donde nos cambiaríamos antes del vuelo, Violeta habló por fin:

—¿De verdad no tendremos luna de miel? —preguntó en voz baja, sin mirarme.

No sé por qué, pero esa pregunta me irritó.

—Un matrimonio falso no merece una luna de miel —respondí con frialdad—. Sería un desperdicio.

Ella guardó silencio unos segundos, y luego soltó una risa corta, sin alegría.

—No te preocupes. No es que me muera por compartir una cama contigo.

—Perfecto —repliqué, mirándola de reojo—. Porque no pienso tocarte.

Su mandíbula se tensó.

Pude ver la furia contenida en sus ojos.

Y entonces, su voz sonó como un cuchillo:

—¿Crees que me importa? No quiero que lo hagas. Puedes irte al infierno, Damien.

Sus palabras me atravesaron, aunque no lo admitiría jamás.

Había algo en su tono… una mezcla de desprecio y valentía.

Una parte de mí quiso responderle con más crueldad, pero otra parte simplemente se quedó en silencio.

Nos cambiamos en habitaciones separadas y partimos hacia el aeropuerto privado.

El vuelo fue igual de silencioso.

Yo revisaba documentos y correos en mi tableta, fingiendo que el trabajo era mi única prioridad.

Ella estaba junto a la ventana, con los auriculares puestos, ignorando por completo mi presencia.

Y, aun así, no podía dejar de observarla.

La forma en que se apartaba un mechón de cabello.

La línea de su cuello.

La serenidad fingida con la que ocultaba su frustración.

Era como mirar una pintura que no podía tocar.

Una que me provocaba rabia… y una atracción que no quería sentir.

“Ridículo”, pensé.

No puede gustarme.

No puede interesarme.

Esto es un contrato.

Un maldito trato familiar.

Nada más.

Pero la realidad era que, cuanto más la miraba, más me dolía admitir que no era indiferente.

El amanecer nos recibió cuando el avión aterrizó en el país N.

Las luces del aeropuerto privado se reflejaban en la pista mojada.

El aire olía a sal y a nuevos comienzos, pero para mí solo era un recordatorio de que estaba atrapado en algo que no quería.

El chofer nos esperaba en la salida.

Cargaron el equipaje y nos dirigimos hacia la mansión que había preparado meses atrás.

Durante todo el camino, Violeta permaneció en silencio. Ni una sola palabra.

Solo miraba por la ventana, con esa expresión distante que ya se le estaba volviendo costumbre.

Yo, por otro lado, no podía dejar de pensar en el caos de los últimos días.

Mi abuela insistiendo en el matrimonio.

Mis padres presionando por la fusión con la familia Meil.

Y Violeta… la mujer equivocada en el momento más inoportuno.

Pero por alguna razón, esa equivocación me perseguía.

Cuando llegamos a la mansión, el sol ya se alzaba sobre los árboles.

Era una propiedad amplia, elegante, con ventanales enormes y jardines interminables.

Todo perfecto, diseñado para una pareja perfecta.

Qué ironía.

La ama de llaves nos recibió con una reverencia.

—Bienvenidos, señor y señora Sen. Sus habitaciones están preparadas.

Yo asentí, sin mostrar emoción alguna.

—Enséñale su habitación a la señora —ordené con voz firme.

Violeta lo notó.

—¿Su habitación? —repitió con un deje de sarcasmo.

La miré, sin pestañear.

—Sí. Supongo que no esperarás compartir la mía.

Ella soltó una pequeña risa amarga.

—Tranquilo, Damien. No pienso invadir tu espacio. Bastante tengo con soportar el mío.

Ignoré el comentario, aunque me punzó el orgullo.

—El ama de llaves te explicará las normas de la casa. Espero que empieces a comportarte como una esposa decente.

Sus ojos se alzaron hacia mí, fríos, desafiantes.

—Una esposa decente… —repitió despacio—. Entiendo. ¿Y tú cuándo empezarás a comportarte como un esposo?

No respondí.

No porque no tuviera palabras, sino porque nada que dijera sonaría correcto.

Dio media vuelta y siguió a la ama de llaves, su vestido rozando el suelo mientras desaparecía por el pasillo.

Me quedé solo en el vestíbulo, observando su figura alejarse.

Y por primera vez, sentí algo que no esperaba.

Vacío.

Subí a mi despacho, necesitando espacio para respirar.

Me serví un whisky, aunque aún era temprano.

El líquido ámbar se deslizó por mi garganta, pero no me calmó.

¿Por qué diablos me molestaba tanto verla bailar con Uriel?

¿Por qué me dolía verla tan fría conmigo?

Todo sería más fácil si simplemente la odiara.

Pero no era odio lo que sentía. Era algo más confuso.

Había algo en ella… en su forma de no quebrarse, de mantener la cabeza erguida incluso cuando todo se derrumbaba a su alrededor.

Y eso me provocaba una mezcla peligrosa de respeto y deseo.

Sacudí la cabeza.

No.

No podía permitirme pensar así.

Violeta Meil es solo una pieza en el tablero.

Un movimiento calculado.

Una mujer que aceptó un trato, igual que yo.

Pero entonces recordé su expresión en la iglesia, cuando caminó hacia mí con el ramo en las manos.

Esa mirada vacía… resignada.

Y me pregunté si, en el fondo, los dos éramos prisioneros del mismo trato.

El sonido de la puerta principal interrumpió mis pensamientos.

Era ella, seguramente acomodándose.

Podía oír sus pasos suaves subiendo por las escaleras, el roce de su vestido, su respiración entrecortada.

Me quedé de pie, observando la copa vacía en mis manos.

Tenía todo lo que un hombre podría desear: poder, dinero, una esposa hermosa.

Y aun así, me sentía miserable.

Apoyé los codos en el escritorio y cerré los ojos.

“Una esposa decente…”

Las palabras que le había dicho me sonaban crueles ahora.

Tal vez lo eran.

Tal vez yo era cruel por costumbre.

Pero así me criaron.

En el mundo de los Sen, el amor no existe. Solo los acuerdos, las alianzas, las apariencias.

Y Violeta…

Ella era la apariencia perfecta.

Pero algo en su mirada me hacía sentir que, tarde o temprano, sería mi ruina.

Esa noche no dormí.

Desde la ventana de mi habitación, vi las luces de la suya encendidas hasta muy tarde.

La imaginé deshaciendo su vestido, limpiando su maquillaje, llorando en silencio.

Y por una razón que no entendía, deseé bajar, tocar su puerta… y decirle algo.

Cualquier cosa.

Pero no lo hice.

Porque Damien Sen no consuela.

Damien Sen no siente.

Damien Sen no ama.

O al menos… eso era lo que siempre creí.

1
Jessica Gonzalez
espero que no se quede con el
Jessica Gonzalez
asta ahora me gusta mucho está novela el ego de Damien es muy grande pero se encontrará con ella que no se dejará pasar a llevar
maria alejandra landaeta
excelente 😘
maylen urquiza
por favor querida escritora no me hagas sufrir más a nuestra querida violeta deja que ese mamón se de cuenta de la arpía que es esa mía pero que sea demasiado tarde y que ya violeta se le haya borrado ese amor y que le pongas a alguien que si la ame de verdad y que ese idiota de Damien se coma su hígado cuando se de cuenta que perdió a la mejor mujer que pudo tener a su lado gracias y espero su actualización 🥰🥰🥰
bela
por favor en lo mejor...espero que se valla que mande todo por un caño un asco de hombre.....espero que actualicé y que conozca la bruja que esta poniendo en su propia casa No aguanto esto ....que asco
maylen urquiza
uf querida escritora me tienes con los nervios de puntas y loca por ver cómo termina está belleza de novela que me tiene loca desde que la empecé a leer por favor actualiza rápido y que tan lindo como hasta ahora gracias 🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰
Gladys Torin
Que horror, me dejas en ascuas, no se vale
maylen urquiza
hola querida escritora me tienes loca con esta novela espero que nuestra querida violeta no sufra tanto y espero que el idiota de Damien se de cuenta de lo que está perdiendo por ser un tonto de lo peor y que cuando se de cuenta de no sea demasiado tarde para recuperar a nuestra querida violeta espero que siga así de linda y hermosa tu novela como hasta ahora la cual me gusta mucho 🥰🥰🥰🥰
maylen urquiza
querida autora me tienes enganchada con la novela por favor sigue actualizando así rápido 🥰🥰🥰🥰🥰🥰
maylen urquiza
hasta ahora excelente escritora espero y hagas que ese estúpido se arrepienta de haberla tratado como lo hizo y que cuando quiera regresar ella ya lo haya olvidado que se encuentre un hombre que la ame de verdad y la respete por lo que es y por favor no la embarazes de ese estúpido porque no se la merece ella merece algo mejor
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