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Sombras En La Bruma

Sombras En La Bruma

Status: Terminada
Genre:Completas / Amor a primera vista
Popularitas:2k
Nilai: 5
nombre de autor: Mauricio Olivo

El tema será una historia de amor y misterio ambientada en un pequeño pueblo costero

NovelToon tiene autorización de Mauricio Olivo para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La Trampa del Enemigo

La determinación de Clara, Don Ramiro y Doña Emilia no pasó desapercibida para Joaquín. Sabía que el grupo estaba cerca de descubrir algo grande, y no iba a permitir que se salieran con la suya. Mientras Clara y sus compañeros planeaban sus próximos pasos, Joaquín también preparaba una estrategia para atraparlos y apoderarse del tesoro.

En la biblioteca, Clara, Don Ramiro y Doña Emilia discutían cómo proteger el tesoro y asegurarse de que cayera en manos seguras. Decidieron que la mejor manera de hacerlo era dividir el tesoro y ocultarlo en diferentes lugares, cada uno con su propia protección.

—Debemos ser astutos y mantenernos un paso adelante de Joaquín. Si dividimos el tesoro, será más difícil para él encontrarlo todo —dijo Clara, mientras trazaba un mapa con posibles ubicaciones.

—También necesitamos un plan para despistar a Joaquín. Si cree que estamos llevando el tesoro a un lugar, podríamos usarlo como señuelo para alejarlo de los escondites reales —sugirió Don Ramiro.

Doña Emilia asintió, su mente ya trabajando en los detalles.

—Podemos usar los documentos y pistas falsas que dejamos antes para confundirlo. Pero debemos ser cuidadosos, cualquier error podría costarnos caro —advirtió.

Con el plan en marcha, comenzaron a preparar los paquetes con las partes del tesoro y a crear las pistas falsas. Mientras trabajaban, Clara no podía evitar sentir una sombra de preocupación. Sabía que Joaquín no era un enemigo fácil y que sus movimientos debían ser precisos y coordinados.

Una noche, mientras se preparaban para trasladar el primer paquete del tesoro, Clara decidió salir a verificar uno de los escondites. La noche era oscura y silenciosa, con la única luz proveniente de la luna llena. Clara caminaba con cautela, asegurándose de no ser seguida.

Al llegar al escondite, un viejo granero abandonado, sintió un escalofrío. Algo no estaba bien. Entró con cuidado, iluminando el interior con su linterna. Para su sorpresa, encontró a Joaquín esperándola, su rostro iluminado por una sonrisa maliciosa.

—Sabía que vendrías aquí, Clara. Siempre tan predecible —dijo Joaquín, su voz resonando en el silencio del granero.

Clara retrocedió, tratando de mantener la calma.

—¿Qué quieres, Joaquín? —preguntó, su voz firme a pesar del miedo que sentía.

Joaquín se acercó, su mirada fija en ella.

—Quiero el tesoro, Clara. Y no me detendré hasta conseguirlo. ¿Dónde está? —demandó, su tono cada vez más amenazante.

Clara sabía que no podía revelarle la ubicación del tesoro. Debía ganar tiempo.

—No sé de qué hablas. No tengo el tesoro —respondió, tratando de sonar convincente.

Joaquín soltó una risa fría.

—No juegues conmigo, Clara. Sé que tienes algo. Y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para obtenerlo —dijo, sacando un cuchillo de su cinturón.

Clara sintió un nudo en el estómago, pero no dejó que el miedo la dominara.

—No tienes que hacer esto, Joaquín. El tesoro no te traerá nada bueno. Solo ruina y destrucción —dijo, esperando llegar a su conciencia, si es que tenía una.

Joaquín la miró con desprecio.

—El tesoro es mi destino. No dejaré que nadie se interponga en mi camino —dijo, avanzando hacia ella con el cuchillo en mano.

Clara se preparó para defenderse, sabiendo que debía actuar rápido. Pero antes de que Joaquín pudiera atacar, una figura apareció detrás de él y lo golpeó en la cabeza, dejándolo inconsciente.

—¡Clara, rápido, salgamos de aquí! —dijo Don Ramiro, quien había seguido a Clara al granero.

Clara asintió y ambos salieron corriendo del granero, dejando a Joaquín inconsciente en el suelo. Corrieron hasta llegar a la biblioteca, donde Doña Emilia los esperaba con preocupación.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Doña Emilia, al ver sus rostros pálidos y agitados.

—Joaquín me tendió una trampa en el granero. Estaba listo para atacarme. Por suerte, Don Ramiro llegó a tiempo —dijo Clara, tratando de recuperar el aliento.

Doña Emilia frunció el ceño.

—Esto significa que Joaquín está más cerca de lo que pensábamos. Debemos ser aún más cuidadosos y acelerar nuestros planes —dijo, su voz llena de preocupación.

Pasaron el resto de la noche planeando cómo trasladar el tesoro y despistar a Joaquín. Decidieron mover el primer paquete al amanecer, esperando que la luz del día les brindara algo de protección.

A la mañana siguiente, Clara, Don Ramiro y Doña Emilia se dirigieron al primer escondite, una cueva en las montañas, llevando el paquete con ellos. El camino era arduo y peligroso, pero sabían que debían hacerlo para proteger el tesoro.

Al llegar a la cueva, escondieron el paquete en un lugar seguro y marcaron el mapa con una nueva pista falsa para despistar a Joaquín. Sabían que cada paso debía ser meticuloso para evitar ser descubiertos.

De regreso en el pueblo, continuaron con sus planes, moviendo los paquetes del tesoro a diferentes ubicaciones y dejando pistas falsas para confundir a Joaquín. La tensión era palpable, pero Clara sabía que estaban haciendo lo correcto.

Una noche, mientras Clara revisaba los documentos en la biblioteca, encontró una carta de Alejandro que parecía haber pasado desapercibida. La carta era breve, pero contenía una advertencia crucial.

"Querida Teresa,

Si alguna vez te encuentras en peligro, busca la ayuda de nuestros antiguos aliados. Hay aquellos en el pueblo que todavía recuerdan y respetan nuestra causa. Confía en ellos y utiliza su sabiduría para proteger lo que hemos encontrado.

Con amor,

Alejandro"

Clara sintió una chispa de esperanza. Tal vez había más personas en el pueblo dispuestas a ayudarlos. Decidió compartir la carta con Don Ramiro y Doña Emilia, esperando que pudieran identificar a esos antiguos aliados.

—Alejandro menciona a antiguos aliados en el pueblo. Tal vez aún haya personas que puedan ayudarnos —dijo Clara, mostrando la carta a sus compañeros.

Don Ramiro asintió, su rostro lleno de determinación.

—Conozco a algunas personas que podrían ser esos aliados. Debemos buscarlos y pedir su ayuda —dijo, ya pensando en cómo contactarlos.

Doña Emilia también asintió, su rostro reflejando esperanza.

—Si logramos reunir más aliados, tendremos una mejor oportunidad de proteger el tesoro y detener a Joaquín —dijo, con una chispa de esperanza en sus ojos.

Esa misma noche, Clara, Don Ramiro y Doña Emilia comenzaron a buscar a los antiguos aliados de Alejandro. Sabían que era una carrera contra el tiempo, pero estaban decididos a encontrar a aquellos que pudieran ayudarlos en su misión.

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ana maria muñoz iturriaga
Que placer leerte ,bien escrita sin faltas ortográficas, Me gusta lo que he leído espero sigas así y mejor ,te felicito.
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