Yura Pregonas es una mujer muy distinta a las que comúnmente se ven en la calle, ya que su piel, su pelo y sus ojos la hacen única entre tantas.
Con sus rasgos delicados, su altura y cuerpo dignos de una modelo, se siente de otro planeta, pero en el mal sentido de la palabra, ya que en su adolescencia todo eso la ha mantenido catalogada como la rara del local estudiantil, hasta que conoció a alguien casi tan exótico como ella, quien más tarde se convirtió en su mejor amigo y por el cual tuvo sentimientos silenciosos para no romper el vínculo de protección que ambos conllevaron con el otro. Sin embargo, no supo más de él luego de su graduación porque su familia se mudó.
Recientemente divorciada y escapando del poder de su exmarido, viajará en busca de una nueva vida.
¿Qué pasará con su mejor amigo cuando se reencuentren?
¿Será que, nuevamente, sus corazones estarán dispuestos a proteger al otro?
¿Su ex esposo le dejará el camino libre sin causar problemas?
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Huída y desconfianza
Cuando Aldana despierta y sale de su habitación, se encuentra con la imagen más tierna, según su punto de vista. Aarón y Yura están frente a frente, abrazados en el sofá; ambos tapados desde sus cinturas hacia sus pies; el brazo de su hermano es la almohada de la albina y ella esconde su cara a la altura del cuello del pelirrojo; y solamente, por esa razón, decide sacarles una foto, pero por no fijarse antes, la cámara hace un pequeño sonido que despierta a Yura.
Aldana para no ser descubierta por uno de ellos, corre hasta la cocina y prende la cafetera, entreteniéndose con el celular para fingir que está esperando el desayuno.
La albina se despierta completamente y observa a su lindo amigo, primero que nada su pecho y sube lentamente hasta su mentón, teniendo que retirarse un poco para deleitar cada uno de sus rasgos faciales, aún más de cerca. Cuando cree que es conveniente dejar de hacerlo, se escapa de los brazos de Aarón y se levanta, tratando de no hacer ruido. Camina hasta el dormitorio que él le brindó, se ducha y vuelve a ponerse su ropa, sin olvidar los documentos de divorcio.
Volviendo a la sala se da cuenta que Aarón ni siquiera se ha despertado, pero tiene que irse y le da pena tener que hacerlo, así que mejor opta por buscar a Aldana y avisarle que debe retirarse porque claramente, debe cambiarse de ropa y trabajar. La encuentra en la cocina, entretenida en sus redes sociales y tomando un café en una taza transparente.
—Buenos días— saluda en voz baja.
—¡Oh, buenos días!— le sonríe la pelirroja.— ¿Quieres?— le señala la cafetera, pero la albina niega con su cabeza.
—Lo siento, será otro día. Estoy llegando tarde a trabajar— avisa.— Solo paso a despedirme de ti porque Aarón sigue descansando.
— Claro, yo le avisaré a la bella durmiente de tu huída – bromea haciendo reír a Yura.
—Te lo agradezco— menciona acercándose para despedirse con un abrazo.
Mientras Aldana se queda en la cocina, Yura pasa por la sala nuevamente, cubre con la manta al pelirrojo y deja un beso en su cabeza, para luego seguir su camino hasta la puerta principal.
De nuevo en la mansión que comparte con David y Sandra, choca con Marta, la primera novia del senador y a la cual, él quiere ‘’dejar’’, supuestamente.
—Buenos días— saluda Yura siendo educada.
—¿Por qué no has dormido en tu casa?— indaga la pelinegra de brazos cruzados.
—No tiene que responder eso— avisa David llegando a ellas, con el seño fruncido.
—Claro que sí. Legalmente es tu esposa— ataca Marta.
Por instinto, Yura esconde detrás de ella los papeles de divorcio.
—Lo sabemos, pero así como yo tengo a Sandra, ella puede tener a quién quiera— la defiende él.
La albina se da cuenta de que su esposo no menciona tener a Marta, sino que solamente nombra a la morena, como si no importara quien está cuestionando sus movimientos.
—No me parece bien que ella ensucie tu nombre – dice ella mientras señala a la albina.
—Puedes estar tranquila— le responde— Eso no sucede porque todo lo hago en privado— finaliza para subir hasta el segundo piso y cambiarse de ropa.
En la sala quedan esas dos personas que ya la han puesto de mal humor, pero David la defiende a pesar de las cosas que dice la madre de sus hijos.
—Si alguien se entera que te engaña, todo se irá al infierno. Te quieren casado— reclama nuevamente.
—Sé que hará las cosas bien, mientras estamos en el proceso de divorcio— vuelve a defender.
—¿Divorc…?— cuestiona sorprendida, deteniendo esa palabra— ¿Vas a renunciar a tu puesto? ¡Perderemos todos los beneficios y comodidades que nos brindas!— exclama temerosa de que eso suceda.
— Tengo todo resuelto— es lo único que responde, ocultándole la verdad y dejándola sola.
Claramente, él no quiere que se entere de su plan en casarse con Sandra y pedir la custodia de sus hijos, y por eso es que todo tiene que ser secretamente, porque nadie puede enterarse de la infidelidad que ha cometido hacia su esposa Yura.
Aunque, ciertamente, sabe que Marta no dejará que eso suceda tan fácilmente y por esa misma razón tiene que ser cauteloso.
Marta casi rechina los dientes de lo enojada que está porque no puede permitirse que su primer hombre, mande todo al infierno por un divorcio con la rarita. En su mente, ya se ha convencido que ese matrimonio y el puesto como senador, le brindarán la eterna comodidad.
Cuando conoció a David, supo que debía conquistarlo, porque el apellido Castro dentro de España le daba cierto status. Luego tuvo que soportar que sus suegros no la quisieran, pero para asegurarse que él no la dejara por pedido de sus padres, se embarazó de su primer hijo varón.
Más tarde y sin importar que recién había nacido su nieto, ellos acordaron un matrimonio con Yura Pregones, otra chica que estaba ‘’bien’’ económicamente, pero esa vez él la convenció de que sería lo mejor para obtener el puesto de Senador.
Cuando llegaron de un viaje, donde ella sufrió de dolores menstruales y no tuvo relaciones con él, David se fue a la mansión con Yura. Aunque una semana más tarde, le avisó que tenía otra mujer con la cual compartía cama, queriéndola dejar.
Al principio, creyó que sería la albina e iba a reclamarle, pero justo cuando llegaba a la mansión, vio como David agarraba la mano de una afroamericana y la besaba con mucho cariño, entendiendo por fin que ella es solo ‘’la madre de su hijo’’, Yura quién le garantía el puesto y esa última mujer, quién realmente lo complementa, sin necesidad de ellas.
En ese entonces, supo que su única enemiga por David y los millones, es la nueva y dejó de lado su preocupación por la CEO. Además, empezó un plan para seducirlo nuevamente y tratar de convencerlo para que deje a la castaña.
Pero no funcionó completamente. Tuvo que requerir de un afrodisíaco en la comida para que él la tocase y quedar embarazada de su segundo hijo.
David, aunque diga que tiene tres mujeres, solamente puede nombrarla así a Sandra, la que duerme todas las noches con él, porque Marta hace muchos años no lo hace. Y como le ha dicho a Yura; quiere quitarle a los niños y dejarla.
Marta todavía no sospecha que él quiera alejarla completamente, pero las señales estan allí, a la vista hasta de un ciego. Él no la visita a ella, solamente a sus hijos. Él pasa la cuota mensual y algún extra económico, pero no comparte tiempo con ella. Él va de viaje, pero no invita a Marta, en su lugar va Sandra. Él sale con los niños a lugares privados, pero no la lleva.
Volviendo al principio; ella no quiere perder su banco de oro, el cual le da dinero, tarjetas de crédito, etc. Así que no puede permitir que se divorcie de Yura.
Ella, finalmente se da cuenta de que él la ha dejado sola, por lo que sube las escaleras hasta el segundo piso y se dirige a la habitación de la albina para pedirle que no firme ningún papel porque David quiere estafarla. Según planea en su cabeza, piensa que Yura es tan idiota que creerá ciegamente en su palabra.
Al golpear la puerta, la dueña de la habitación la abre y se sorprende al verla, pero de igual manera la deja pasar.
—Perdón que interrumpa tu momento de paz— se ríe irónica.
—Estoy alistándome para ir a trabajar— le responde con la clara intención de que entienda que está ocupada o que hace algo importante, como lo es el trabajo.
— Entiendo, te lo diré rápido.— Yura asiente dejando que continúe— David me dijo que se divorciará de ti, pero es un plan para quitarte absolutamente todo, incluso la empresa que era de tus padres.
La albina sabe que parte de lo que dice es mentira porque esa empresa ni siquiera la tiene ella, sino que antes de caer en bancarrota, fue vendida a alguien más, quien ya conoce. Pero sí tiene algunas dudas sobre el divorcio.
—Gracias por avisarme— contesta con desconfianza, aunque no lo demuestra.
— No quiero que él te haga más daño del que te ha hecho padecer— dice falsamente.
— Nuevamente, gracias— responde sin ganas.
Si bien, él la ha lastimado en aquella ocasión y es suficiente razón por la que todavía lo odia; puede considerar que se está redimiendo con sus últimas acciones. Quiere liberarla de ese matrimonio; se ha ofrecido en comprar la que era antiguamente la empresa de los Pregonas; le da la oportunidad de que se vea con Aarón y sea amigo de Aldana; no intenta amenazarla o intimidarla, etc.
Marta sale de la habitación de Yura sin mucho ánimo porque no consiguió lo que quería, y la última mencionada se queda con un saborcito amargo en la boca, sabiendo que alguien puede jugarle una mala pasada.
Actualmente, o mejor dicho, como ha pasado desde siempre; no confía en quienes están en esa mansión y se siente asfixiada.
Además, se pregunta qué hace Marta allí, siendo que ella vive con sus hijos en un lujoso departamento, comprado por David.
—Y dice que quiere dejarla para casarse con Sandra— menciona para sí misma antes de agarrar la cartera y salir para la empresa.
Obviamente, no le interesa lo que él haga, pero tener a Marta allí es contradictorio a lo que ha dicho David, aunque tiene que soportar dos mujeres que pueden ser un poco imposibles.
Yura y Aaron se enamoraron en su adolescencia y nunca se abrieron a contárselo, después de 9 años se reencuentran más maduros y cada uno con sus vivencias a cuestas, pero no se olvidan de lo que sintieron y que ahora cambió aceptando que el amor 💘 siempre estuvo allí 😉 entre la albinita y el rojito; ahora voy por la historia de Gonzalo y Aldana, gracias escritora la disfrute un montón
Imagínate que sea con el bombón 🤤 que chocaste 😉🙃🙈👍🏻
Y Yura, no se dio cuenta que el había trancado la llamada