ESCRITORA || No es raro, es diferente, y lo diferente es interesante.
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⚠️ Historia 100% mía. @SenioritaRMDeJeon
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#10 Pintura.
La princesa había venido junto al escolta en su caballo mientras que la pelirroja había estado refunfuñando por tener que ir con el Rey y este moría por que ella lo abrazase, pero la mucha durante todo el camino estuvo de brazos cruzados, incluso cuando el Rey aceleró un poco la marcha de su caballo ella mantuvo su posición.
Al llegar a palacio NamJoon se bajó primero y ayudó a la princesa a baja del animal en cambio el Rey no tubo la oportunidad si quiera, de bajarse antes de su caballo. La pelirroja le agradeció a NamJoon por encontrar a la princesa, este le hizo una reverencia a ambas mujeres y las dos se fueron a la habitación de la princesa, no antes de decirle al Rey:
—Si te preocupas al menos un poco por alguien que no eres tú, llama al curandero para que vea a tu hermana.
Dicho aquello ella se retiró y el Rey solo pudo gruñir, esa mujer era difícil pero admitía que tenía razón. Se dió un baño y se pasó el resto de la tarde en su estudio. El mayordomo había formado un escándalo cuando vió entrar a la familia real con lesiones que no estaban cuando se fueron y todo el peso de la culpa cayó sobre la pelirroja quien ignoraba aquella perorata que le daba el mayordomo.
Horas más tarde, la otra culpa que le echaron a la pelirroja fue que el Rey había decidido encerrarse en su habitación sintiéndose mal, pues tenía fiebre y no dejó que el curandero lo revisara, pero ella no se iba a quedar callada, incluso se sentía más enojada que antes. Esperó pacientemente a que fuera un poco más tarde y salió de su habitación, dispuesta a decirle al rey sus verdades.
El pasillo de la habitación del Rey estaba despejado, por lo que ella aprovechó y llamo a la puerta. Del otro lado, el Rey se encontraba despierto, al escuchar los suaves toques a la puerta puso los ojos en blanco y se levantó de la silla dejándo la paleta y el pincel a un lado para decirle a la cara al mayordomo que no quería atención, pero no se esperó que del otro lado de la puerta estuviese la causa de su verdadero problema y que a demás entrase a la habitación sin pedir permiso.
Cerró la puerta y se volvió para mirarla, no le importaba ya lo que le dijera o cómo lo tratase, a él le importaba más que ella estuviese allí, le gustaba verla y escucharla aunque no fuese amable con él.
Y era gracioso como el Rey le permita a ésa simple mujer, sin ningún tipo de grado, siendo solo una simple plebeya, que lo tratase como un cualquiera, pudiendo castigarla por ser irrespetuosa hacia él o incluso desterrarla, pero ahí estaba el problema, él la quería a su lado, a ella, solo a ella. Desde que la vió a esos ojos marrones no quería ver otros ojos, incluso había enviado a la princesa Kim de vuelta a su palacio par haberle faltado al respeto a aquella mujer de cabellos color fuego, no quería más visitas nocturnas de las concubinas, prefería esta visita nocturna por sobre cualquier otra.
Por su parte, la pelirroja había olvidado por un momento a lo que iba, pues no se esperaba, ni en sueños, ver el torso descubierto del Rey y llevándo solo unos pantalones y nada más. Se veía tan diferente, tan normal a cuando vestía esas ropas claramente costosas, y su cabello revuelto, le daba un toque especial a esa nueva imagen, se veía mejor que cuando llevaba aquella corona de oro seguramente pesada sobre su cabeza. Sin dudas, lo prefería así.
Las palabras suaves y en tono bajo del Rey, la sacaron de sus pensamientos:
—¿Qué hace aquí señorita Min? —ella miró a otro lado buscando en su cabeza a lo qué venía, pero jamás esperó ver en el reflejo de un espejo, su reflejo en pintura.
Miró al Rey frunciendo el ceño y este al notar que ella lo había descubierto se interpuso en su camino cuando la vio avanzar. La pelirroja con una mirada le advirtió que se apartase pero el Rey, por esta vez, no le permitiría que lo dominase.
—¿Qué hace aquí?
—¿Qué hago ahí?
—Yo la veo aquí. Por favor señorita Min, si usted no viene a decirme algo será mejor qu-
—¿Por qué no quiere que lo revise el curandero?
—Porque me encuentro bien y porque estoy ocupado
—..¿pintándome? —se miraron a los ojos por unos segundos, de repente hacía calor en aquella enorme habitación, ellos lo sentían.
El Rey se aproximó, queriendo besar los tentadores labios rosados de la chica pero una vez estuvo a centímetros de lograr su cometido, fue rechazado por ella.
La pelirroja se alejó con la mirada en el suelo, el Rey sintió molestia, aceptaba todo de ella, excepto que lo rechazara de ese modo, pues su orgullo de hombre había dolido ante aquel rechazo.
—Debe irse a su habitación, señorita Min. —dijo con voz dura mirando a otro lado. El corazón de ella dió un salto en su pecho al escucharlo hablar de ese modo, tal y como la primera vez que intercambiaron palabras ¿se había molestado?
—Y-yo...
—Retírese. —ordenó al tiempo que cerraba la puerta del pequeño espacio donde se dedicaba a pintar cuando tenía tiempo, o en las noches cuando no debía hacer labores de Rey.
La chica, con algunas lágrimas adornando sus bonitos ojos, se fue corriendo a su habitación. El Rey cerró sus ojos y apretó sus puños, nunca nadie lo había rechazado, más bien muchas mujeres morían por tan solo una mirada del Rey.
Ninguno de los dos pudo dormir esa noche.
El siguiente día HeeRa estuvo con la princesa haciendo cualquier cosa esperando no encontrarse con el Rey mientras este enviaba a su escolta a hacer cualquier trabajo fuera de su estudio, pues él tampoco quería encontrarse con la pelirroja.
El día transcurrió tranquilo para el Rey y la pelirroja, quien había estado ayudando en los preparativos del gran baile del día siguiente, el primer baile de su vida normal y de su vida en un cuento de hadas.
LA PINTURA DEL REY:
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...U.M.Diferente by SenioritaRMDeJeon...
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