MI DESTINO SIEMPRE FUE AMARTE

GRECIA

De niña siempre me di cuenta del amor que mi hermano sentía por René. Al principio no lo entendía, pensé que solo era una niña, pero con el pasar de los años, entendí lo que era el amor. Ver a mi hermano preocuparse por cada detalle o problema de René fue como ver a mi papá cuidar a mi mamá. Eran iguales, solo que ellos no se habían dado cuenta.

Cuando supe que se confesaron lo que sentían en los quince años de René y la promesa que se hicieron, me emocioné muchísimo. No hay nada que deseara más que verlos felices y juntos, pero esa felicidad no duró mucho. En mis quince años, mi hermano se fue a Rusia. Discutí con él por esa razón. Quería que se quedara con mamá y René. Sé que si él le dice a mi madre lo que siente por René, ella no se enojaría porque él se quite su apellido.

Mi mamá es todo corazón, al igual que mis abuelos, y estoy segura de que ellos apoyarían una relación entre mi hermano y René. Pero él fue muy cobarde y se fue sin decirle adiós a nadie.

René, por supuesto, se sintió traicionada por él y decidió olvidarlo. Por eso le envió ese collar que representa las promesas que ellos se hicieron, para decirle a mi hermano que ella no lo esperaría como lo prometió, y eso hizo, no lo esperó.

Cuando ambas conocimos al recién llegado Juan José, no nos llevamos muy bien con él, especialmente René. Se volvieron muy unidos hasta el punto de ser novios. Yo no podía creer que René realmente olvidara a mi hermano, pero creo que de cierta manera mi hermano la llevó a eso al olvidarse de ella y no llamarla nunca más.

Yo, por mi parte, quería estar siempre con René, estudiar hasta la universidad con ella. Pero surgió algo que no me esperaba: el abuelo está muy mal, tiene cáncer y morirá en cualquier momento. Ya no hay nada que hacer, según me dijo él. Además, me pidió ir a Rusia para pasar sus últimos momentos con Antón y conmigo. Los médicos no le dan más de un año de vida, un año que yo pasaré a su lado. Esa es la verdadera razón por la que me voy a Rusia.

Me duele separarme de René, pero el abuelo no quiere que nadie sepa de su enfermedad, ni siquiera mi padre. Quiere que cuando el final llegue, yo esté lista para tomar sus negocios en Rusia junto a mi hermano Antón. Mis hermanos menores aún están muy jóvenes para estar al frente de los negocios y son un dolor de cabeza para mis padres, pues siempre están haciendo travesuras. Es algo normal, son niños. Por eso, me iré a Rusia con mi abuelo y hermano, a pesar de querer estar siempre con René. No puedo hacerlo. Me iré por un año, aunque ella cree que me iré hasta el final de mi carrera universitaria.

El abuelo quiere que aprenda de su mano a llevar el negocio de la familia. Y cuando lo haga, podré regresar con mi familia, ya que él dejará a un hombre de su entera confianza al frente de su empresa, esperando por mí cuando termine mi carrera. Pero es una decisión difícil. No sé si yo quiera volver a Rusia cuando el abuelo muera y yo termine mi carrera.

Pero eso es algo que espero no tener que decidir aún. Espero que los médicos encuentren una solución a la enfermedad del abuelo y que él dure algunos años más. Así no tendré que tomar una decisión tan difícil como separarme por tiempo indefinido de mi familia y, en especial, de René.

Yo guardo los secretos de todos, de mi hermano, de René, de mi abuelo y no sé con quién hablar al respecto porque nadie quiere que los demás se enteren. Es por eso que a veces estoy de mal humor. No es fácil ser la confidente de todos.

Bueno, lo único de lo que no estoy bien enterada es del noviazgo de René y Juanjo. Eso paso de un momento a otro. Desde el principio, ellos se llevaron muy bien, pero no sé en qué momento pasaron de ser amigos a novios. Y ahora hasta habrá un compromiso. Bueno, ella dice que es un pre-compromiso, una promesa de un compromiso a futuro, pero yo no estoy de acuerdo. Sé que ella en el fondo sigue amando a mi hermano y él a ella, aunque lo nieguen.

Cuando ella vino a buscarme para ir por los vestidos, me emocioné. Pues significa que ya no está enojada conmigo y eso me hace feliz, especialmente cuando me dijo que el abuelo le dio la tarjeta sin límites para comprar nuestros vestidos y accesorios. Pero lo que más me sorprendió fue que justo cuando nos íbamos, llegó mi hermano. Eso me dio mucha felicidad, pero al parecer a René no, pues entró al auto y no lo saludó. Sé que está molesta, pero yo estoy emocionada porque estoy segura de que mi hermano vino a recuperarla y eso me emociona mucho.

Luego de despedirme de mi hermano, entré al auto con René y ella no dijo nada. Ella simplemente tenía los puños apretados y en sus ojos se podía ver la rabia. Mi hermano no lo sabe, pero René ya no es la misma niña frágil que cuando él se fue. Sí, es cariñosa con la familia y sus amigos, pero su carácter ha cambiado. Él la lastimó y estoy segura de que mi hermano no la tendrá nada fácil..