Leya es obligada por su madrastra a casarse con el hijo de los Foster, Edgar.
El joven de 33 años se esconde del mundo después del engaño de su futura esposa.
Sin embargo Leya descubre la verdadera identidad de Edgar...
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10: Encuentro con Thomas
Edgar despertó. Sintió enseguida el peso de Leya en su pecho y esbozó una sonrisa. Tocó su espalda desnuda lentamente y está se quejó y se dió la vuelta para seguir durmiendo.
Edgar se pudo levantar de la cama y se vistió para ir al baño y bajar a la planta baja. Se dirigió a la cocina pero suspiró hondo y enseguida abrió las persianas y ventanas para que pasará la claridad. Para el le era frustrante ver la luz del sol pero algo en el quería cambiar.
—Bobadas... —rió— Todo es acorde al plan, y lo haré funcionar.
Edgar se dirigió a la cocina y vió aún la comida de ayer. Sintió un revuelto en el estómago. Era la primera vez que cocinaba algo desde mucho tiempo y no lo había echo con malas intenciones.
Torció su boca con disgusto. Esa parte parecía dolerle, el único que notó su esfuerzo fue él.
Guardó la comida y suspiró hondo. No tenía tiempo a ser sentimental y volvió a su estado serio habitual.
Se hizo el desayuno y pensó en la idea de llevarle el desayuno a Leya, pero se negó ha darle más ideas de qué el estaba enamorado de ella.
— Tal vez sería genial conquistarla y luego romperle el corazón. Pero dudo mucho que pueda estar enamorada de un hombre como yo.
En la habitación, Leya abrió los ojos.
— Dios mío —dijo bostezando — Que cansada me siento...
Ella observó a su lado vacío y luego observó que estaba desnuda en la cama de Edgar.
— Eso fue maravilloso -sonrió- Me siento diferente.
Leya miró el reloj que había en la mesita de luz.
— Llegaré tarde a trabajar!
Se envolvió en la sábana notando la mancha de sangre. Agarró todo y dejó el colchón vacío corriendo hacia su habitación . Edgar sintió desde abajo la puerta cerrarse fuerte y poco después alguien tocando la puerta principal.
Edgar se dirigió hacia la puerta.
—Mamá, para que diablos tocas si ya...
Edgar quedó quieto sintiendo como su sangre empezaba a hervirle de furia. Thomas lo miraba fijamente sin una pizca de preocupación.
—Que haces aquí.
Dijo Edgar intentando contenerse.
— Solo vengo a por Leya— se fijó en el rostro de su amigo— veo qué tú rostro encontró una nueva imagen.
Edgar lo agarró del cuello furioso.
— Desaparece por completo idiota antes de que te mate.
—¿Matarme tú? — río y empujó a Edgar soltándose de su agarre — No me interesa lo más mínimo, sé que un imbécil cómo tú no podría hacerlo. Mira, no vengo a pelear, estoy aquí por Leya, no por ti, vengo a acompañarla a su trabajo porque las larvas necesitan quedarse en su casa.
Edgar apretó los dientes. Tenía ganas de golpearlo y hacerle sufrir del mismo infierno que el sentía.
— Eres una maldita basura, como te atreves a venir hasta aquí después de todo lo que hiciste, olvídate y aléjate de Leya, o sino...
—¿Sino que?—sonrió incrédulo —.
— Haré de tu vida un completo infierno. No sé que mentira le has dicho a Leya, pero te aseguro qué si no te alejas, te destruiré. Lárgate. —dijo Edgar cerrando la puerta furioso —.
Thomas pasó su lengua por sus dientes, sonriendo.
—Veremos quién destruye a quién.
Se dió vuelta y se fue.
Edgar quedó detrás de la puerta respirando con dificultad.
—Maldito... — susurró tocándose el pecho —.
Leya bajaba de las escaleras.. y observó a Edgar..
—Edgar pensé que eran tus padres... — vió a Edgar derrumbarse hacia el suelo y bajo a socorrerlo— Edgar??? Edgar!!! Qué pasó??? Edgar!!!
A Edgar le estaba dificultando respirar. Leya se asustó y fue hacia la cocina en donde estaba la agenda y llamó de inmediato a la señora Foster.
—¿Si?— dijo una voz dulce-.
—Ayuda!! Edgar está en el suelo con dificultades de respirar!! ¿¿¿TIENE ALGÚN TIPO DE ENFERMEDAD??? ¿¿ DEBO DARLE ALGO??
Leya se dirigió enseguida en dónde estaba Edgar. Este se agarraba el pecho.
—¿¿DIOS MÍO ES UN INFARTO??!! -Gritó Leya arrodillandose al lado de Edgar —.
Este sonrío.
—No estoy teniendo un... maldito infarto...
— Leya ya llamamos a su doctor, estamos yendo para allá, no hagas nada, sólo intenta que se tranquilice y que respire correctamente. Cariño, tranquila.
—Bien.
Leya colgó y miró a Edgar preocupada agarrándole el rostro.
—¿¡Dios mío esto es culpa mía!? ¿¡ Es porque nos acostamos juntos!?
Edgar se rió como pudo.
Respiraba difícilmente y se mantenía mirando hacia el frente.
—No es lo que crees Leya.
—Esta bien, tu madre me dijo qué te tranquilizaras y intentes respirar lento mientras ya llegan. Así que inhala... Exhala.
Leya le hizo señas con sus manos.
Edgar la seguía.
— Inhala.... Exhala...
Edgar empezó a hacer lo mismo y calmarse .
Cuando se sintió más tranquilo la observó.
— Leya... Gracias...
El sacó su mano del pecho y agarró la mano de Leya apretándola fuertemente.
Ella sintió algo en su corazón qué lo despertó cálidamente de su sueño.
La trama es interesante, entretenida y está muy bien contada.
Sería buenísimo que en una segunda parte la Autora satisfaga las preguntas de sus lectoras.
De mi parte, felicitaciones y muchas muchas gracias por este regalo.