La novela trata de la vida de Rouse y Henry, él es profesor de la universidad de letras y ella su alumna, ambos se embarcan en un romance prohibido. Él le enseña un nuevo mundo de morbo y pasión, cumpliendo todas sus fantasías, pero no todo siempre es color de rosa. El padre de Henry y su ex se unirán para cambiarlo todo por un propósito egoísta.
Traiciones, engaños, malentendidos y más tendrán que vivir y decidir si vale la pena seguir juntos o no.
》Los capítulos de esta novela se actualizarán todos los días a las 00hs《
NovelToon tiene autorización de Jocelin Jara para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 3
-¿Y perdernos la diversión? - río Lexy, ella no iba a dar marcha atrás por nada. Además, se sentía culpable por empujar a su mejor amiga hacia ese bastardo.
Pronto llego un nuevo día, las chicas ya estaban preparadas para la acción, y aunque fue Rouse quien trato de persuadir a Lexy de desistir, no podía negar que estaba un poco emocionada por lo que harían.
Cuando entraron a clases fueron a sus lugares como de costumbre.
Henry al ver a Rouse quiso ir hacía ella, sentía que tenían una conversación pendiente. Estaba a tan solo unos pasos cuando de pronto entró un muchacho de cabellos rubios, unos ojazos azules y un cuerpo más atlético que el de él, pensaba ignorarlo hasta el comienzo de la clase pero al ver hacia donde se dirigía se creyó morir.
El chico rubio fue directo y sin pestañear hacía su niña de ojos esmeralda, la tomo de la nuca y sin reparo le plantó un beso en los labios. Henry estaba por protestar ante aquello y sacar a ese descarado de su clase a patadas, cuando lo que oyó lo dejo patidifuso.
-Hola amor, ¿ya te inscribiste a la clase? - saludó Rouse de manera cariñosa a ese chico, quien se había colocado justo al lado de ella mientras la abrazaba.
-Si mi cielo, ahora seremos compañeros de clase y podremos pasar más tiempo juntos - le contestó el chico mientras la apretaba entre sus brazos.
-Paren chicos, no coman en frente de los pobres - se quejó fingidamente Lexy, quien en realidad estaba encantada al ver la cara de bobo con la que se había quedado el profesor.
El muchacho al sentirse fuertemente observado giro la cabeza y se encontró a un hombre en frente de él que lo fulminaba con la mirada, automáticamente se dio cuenta de que era a ese sujeto a quien debía poner celoso, y al parecer ya lo estaba logrando. Una pena que sea heterosexual e infiel pensó Cris, ya que realmente era su tipo, un hombre fornido de al menos 1,80 mts, cabello negro como la oscuridad, unos ojos azules marinos en los que fácilmente podrías perderte y unos ricos y tentadores labios.
-Oh, usted debe ser el profesor, un gusto, soy Cris - se presentó Cris mientras estiraba la mano para un apretón, aunque solo era otra forma de irritarlo más.
-Aja, ¿por qué se anotó usted a mi clase? - preguntó de mala forma Henry, ignorando la mano tendida.
-Porque amo la literatura, y así también podré pasar más tiempo con mi novia - respondió Cris, haciendo énfasis en la última palabra.
-¿Su novia? - Henry estaba desconcertado, él no sabía de ningún novio de Rouse.
-Así es, aunque no la merezco claro está, pero en mi opinión, nadie es merecedor de ella - dijo mostrando orgullo por la joven
-Ya veo - dijo simplemente Henry volviendo a su lugar.
Cuando ya habían ingresado todos los jóvenes a la clase, Henry comenzó, pero tenía la cabeza por las nubes, en más de una ocasión uno que otro alumno tuvo que corregirlo o ubicarlo en lo que estaban.
Lexy estaba que no se aguantaba más la risa por verlo de esa manera, realmente no creyó que le fuera afectarle tanto ver a su mejor amiga con un supuesto novio. Estaba tan distraída en sus cosas que no se dio cuenta de que el profesor la estaba hablando.
-Parece que usted tiene la cabeza en las nubes señorita Lexy, tal vez quiera ilustrarnos con su opinión con respecto a como se conocieron Eric y Judith en el libro que les mandé ayer. - le recriminó Henry a Lexy de muy mal humor.
Lexy estaba en aprietos, ya que por estar tramando su venganza se le olvidó leer el libro, estaba por decirlo cuando Rouse la interrumpió
-¿Puedo decírselo yo en su lugar profesor? - pregunto Rouse alzando la mano y mirando fijamente a los ojos de Henry, haciendo que el profesor trague en seco.
-Por supuesto señorita Rouse Salvatore, por favor ilustreme, o mejor dicho, ilústrenos. - pidió Henry con un tono de voz sarcástico, pero en realidad estaba tratando de mantener la calma.
-De acuerdo... Yo creo que la manera en la que se conocieron ambos fue bastante graciosa al principio, pero en el trasfondo de ello, ambos se excitaban con el solo hecho de pensar en el otro, estaban todo el tiempo en un ambiente tenso, ya que no podían hacerse demostraciones de ninguna clase, por el hecho de que su amor estaba prohibido o al menos eso creía Jud, para Eric era diferente, él estaba acostumbrado a tener a todas las que quisiera cuando quisiera, pero con Jud no fue así, puesto que ella era distinta, no tenía miedo de dar su opinión ni de hacerse valer. - explicó Rouse haciendo que todos la mirarán, ella estaba un poco avergonzada aunque trataba de ocultarlo.
Henry estaba gratamente sorprendido por tal explicación, pero a la vez se encontraba un tanto inquieto, pues sentía que no le habían arrojado un palo sino más bien un tronco con semejante indirecta, pero ¿por qué?, él no recordaba haberle hecho nada.
-Magnífica explicación señorita Salvatore, pero cabe recordar que aunque Judith al principio se resistió a Eric, al final, termino cediendo a la tentación y por ello se entregó a él. - replicó Henry
-Si, así es, pero se entregó bajo sus propios términos, no bajo los de él. - refutó Rouse
Toda la clase los miraba como a un partido de tenis, de un lado a otro, ninguno pensaba que tal clase pudiese ser tan entretenida.
-También hay que admitir que el señor Eric era un donjuán, estaba con cuanta mina se le cruzaba en el camino y la llegada de Jud no cambió para nada ese hecho - exclamó un alumno de la nada.
Cuando Henry vio de quién de trataba, su enojo solo creció, era el mismo muchacho que la había estado abrazando a Rouse en el aula vacía el día anterior y el mocoso lo miraba de forma muy amenazante.