Sinopsis
En México, en vísperas del fin de la intervención francesa, hubo una época de cambios pero también de inestabilidad económica. Sobre todo para los grandes aristócratas del país, esta es la historia de Valeria Cortina González de Noriega, una joven soñadora y de alma libre que idealizaba el amor, pero a su vez tenía miedo de un matrimonio arreglado.
Su padre Don Francisco, estaba lleno de deudas, además de que estaba al borde de la quiebra, lo único de valor que conservaba era su apellido honorable. Su única salvación era pagar su deuda a Luis Pimentel para poder conservar su hacienda, Luis era el terrateniente más poderoso de esa época y etiquetado como un verdadero tirano, Don Francisco estaba dispuesto a todo, incluso entregar a su amada hija a cambio de salvarse de la ruina. Será que el pago de una deuda, se pueda volver en un amor duradero y sincero.
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Esperanza
Capítulo 6
Valeria subió a su habitación, se sentía muy incómoda por todo lo que le había dicho Luis. En seguida entró María Luisa a su habitación para llamarle la atención, Valeria se espantó al verla entrar tan arrebatadamente.
—Como te atreves a hacer un desplante como ese a don Luis Pimentel y además enfrente de todos, que van a decir de ti.—
—El se comportó atrevido, me dijo cosas que no son de un caballero.—
—¿Qué fue lo que te dijo?—
—Me da vergüenza repetirlo madre.—
—Por favor habla.—
—Dijo que en mi mirada podía ver cierta pasión, también dijo que pagaría mi dote para que pudiera casarme.—
—Bien no es malo que te digan eso, si es algo atrevido porque eres una señorita recatada. Deberías haberle agradecido que pagara tu dote, porque todos los caballeros con los que a hablado tu padre han rechazado el tomarte como esposa.—
—Yo aún no me quiero casar, y como se lo dije a don Luis no estoy en venta.—María Luisa la abofeteó.
—Todas nos casamos de esta manera, no serás la excepción. Ya tendrás muchos años para conocer y enamorarte de tu futuro esposo, o prefieres vivir encerrada en un convento. Tu padre tiene muchos problemas como para preocuparse también por su hija rebelde.—
—Entonces huiré, no me voy a casar nunca.—decía Valeria llorando mientras frotaba su mejilla.
—Solo hablas tonterías, vas a bajar y te disculparás con don Luis.—
—No voy a bajar, por qué usted nunca me ha soportado madre, solo quiere deshacerse de mi.—le recriminaba Valeria mientras lloraba.
—Mejor me voy, ya vas a comenzar con tus dramas, eres imposible.—
Valeria siempre había sentido el rechazo de su madre, no entendía porque era tan egoísta con su cariño y comprensión hacia ella. María Luisa bajó de inmediato para disculparse con Luis y Gertrudis.
—Me siento muy apenada, ¿habrá alguna manera de compensarlo? Mi hija es imposible.—
—No pasa nada señora, no pensé que reaccionara de esa manera. Pero es normal, aún es muy joven. Mi mamá va a ayudarles a buscar un esposo para ella, ofrecí pagar el dote para que no haya ninguna objeción. Si nos permite, debemos irnos.—
—Los acompaño, Gertrudis fue un placer volver a verte. Ven a visitarme cuando quieras, de nuevo gracias por ayudarnos don Luis.—decía María Luisa
—Es siempre un placer.—
Luis y su madre subieron a su carruaje para volver a su hacienda, Gertrudis decidió guardar silencio. No quería volver a discutir con su hijo, definitivamente ella tenía que encontrar un buen esposo y digno para Valeria, a sus ojos la hija de don Francisco era un ángel. Se merecía un hombre que la amara mucho y cuidara de ella, tristemente su hijo no era opción. Valeria estaba haciendo sus oraciones como cada noche antes de dormir, su tía Loreto entró en su habitación sin avisar.
—Tía me asustaste.—
—Así debes tener la conciencia, tu grosería hacia los Pimentel fue inaudito. ¿Qué estabas pensando?—
—Tía no quiero ser grosera, mi madre ya me reprendió.—
—No solo te mereces una reprimenda, te mereces un castigo mucho peor, la culpa es de mi hermano que siempre te ha sobre protegido y consentido. Lo dejaste en ridículo van a pensar que no se te educó correctamente.—
—Ya basta, mi educación siempre fue la mejor. Se que no tengo voz, ni voto en la sociedad, y que debo doblegarme a la voluntad de mi padre y después a la de mi esposo. Solo les pido que mientras eso no suceda me dejen tranquila, necesitas conseguirte una vida o casarte de nuevo para que tengas algo en que entretenerte, mis problemas no son de tu incumbencia.—Valeria no pudo más, Loreto sin pensarlo la abofeteó.
—Soy la hermana de tu padre, debes respetarme. No eres nadie para criticar mi vida.—
—Do bofetadas en la misma noche son suficientes, así que tía es momento que dejes de criticar la mía, ahora por favor déjame sola.—
—De esto se va a enterar mi hermano.—
Loreto salió de la habitación de su sobrina furiosa por todo lo que le había reclamado, le enojaba que ella tuviera razón, debía aceptar la propuesta de Gilberto Pimentel el tío de Luis, porque al paso que iban se hundiría en la ruina junto con su hermano. Tal vez se comportaría como una rata, por saltar del barco cuando se está hundiendo, pero no estaba lista para hundirse junto con su familia.
Mientras tanto en la hacienda san Jerónimo, en la privacidad de su habitación, Luis observaba el cielo estrellado al mismo tiempo pensaba en Valeria. Su conversación con ella había sido entretenida, cualquier otra mujer se hubiera lanzado a sus pies en la primera oportunidad. Pero ella lo desafió, lo ridiculizó sin importarle nada ni nadie, estaba ansioso de ver quién sería el valiente que decidiera casarse con ella, sin duda no sería sencillo dominarla, pensar en todo eso lo hacía sonreír después de mucho tiempo.
Después a su pensamiento se hizo presente su esposa, al pensar en ella sus noches se volvían amargas, la soledad de su habitación era abrumadora. Pero aún así no planeaba llenar el vacío tan inmenso que había dejado su amada esposa, deseaba que su tiempo en el mundo fuera limitado para poder reunirse con los amores de su vida en la eternidad. Al día siguiente bajó para desayunar en compañía de su madre.
—Buenos días mamá.—
—Buenos días corazón, vaya te veo distinto.—
—Si lo estoy, y todo es culpa de tu protegida. Me ridiculizó dejándome en medio del salón solo sin haber terminado el baile, mientras que todos nuestros amigos eran espectadores, me imagino que estoy en boca de todos.—
—Pensé que estarías muy molesto con ella.—
—Debo reconocer que tiene carácter, algo extraño en las señoritas de nuestra sociedad. Me imagino que don Francisco la va a corregir, mamá se honesta conmigo después de ver su forma de actuar aún piensas en buscarle esposo. Aunque debo admitir que no me interesa lo que suceda con ella, sé que va a sufrir mucho, al final sabemos que se va a doblegar ya que habemos hombres que no nos gusta que las mujeres se impongan, será un verdadero calvario, pero creo que como religiosa tendría éxito.—
—Estoy segura que algo le dijiste para incomodarla, te conozco.—
—Solo le dije la verdad, ahora me voy nos vemos a la hora de la comida.—
—Hijo antes de que te vayas, quiero decirte que recibí una carta de tu tío, llegará en unos días para visitarnos.—
—Siempre es bienvenido, te veo después madre.—Luis se acercó para besar su mejilla.
Gertrudis no esperaba esa acción, desde la muerte de su nuera su hijo no había tenido un gesto cariñoso hacia ella, sin duda Valeria había impactado a Luis, eso le daba cierta esperanza tal vez a partir de ese día su hijo comenzaría a sanar.