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Cruel Esposo Déjame Ir

Cruel Esposo Déjame Ir

Status: Terminada
Genre:Matrimonio arreglado / Síndrome de Estocolmo / Ascenso de clase social / Completas
Popularitas:5.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

Luisa escapó de un matrimonio arreglado, pero su prometido la encontró, la llevó de regreso a Grecia y la obligó a contraer matrimonio, sobre todo, a darle un hijo, porque de lo contrario, la herencia familiar pasaría a manos de fundaciones, y Francesco Nikolauo, no estaba dispuesto a perderla.
En un país que ya no siente suyo, encerrada en las cuatros paredes de una mansión, mientras su abuela está en el calabozo, Luisa le súplica a su cruel esposo, la dejé en libertad, pero él, firme en su posición le propone.
"Libertad a cambio de que seas mía, y me des un hijo".

NovelToon tiene autorización de Miry - C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 9

Francesco hizo presión en las manos de Luisa, hasta verla llorar— ¡No soy un bastardo, la única bastarda eres tú! Yo si nací dentro del matrimonio, en cambio tú, tú eres la hija de la amante y no constas como legítima —dijo con fuerza. Al ver cómo las lágrimas brotaban y se derramaban por los ojos de Luisa, la soltó, salió de la cama y, recogiendo la bata, la lanzó a la mujer— ¡Largo de mi habitación! —ordenó Francesco. Luisa se cubrió, quería suplicar que no la echara, pues debía estar con él, pero antes de hacerlo, Francesco dijo— ¡Lo haremos mediante una inseminación! No voy a perder mi tiempo con una mujer que claramente no me desea. Mañana mismo visitamos al doctor, nos sometemos a los exámenes necesarios y, empezaremos con el proceso. ¡Ahora sal!

Luisa salió de la cama, cubrió la parte delantera y procedió a salir de la habitación. Detrás de ella, el portazo se escuchó.

Una vez sola, Luisa se encerró en su habitación, se quedó apoyada en la puerta, sus piernas se doblaron y, cayó al suelo, ahí lloró, reteniendo los gritos y fuertes sollozos en la garganta.

Mientras tanto, Francesco se metió a la ducha, pues esa mujer lo había dejado muy excitado. Pero, por muy caliente que estuviera, él jamás tomaría a alguien en contra de su voluntad. Era un desgraciado con las mujeres, pero no de esa forma. Antes de estar con alguien en contra de su voluntad, prefería usar sus propias manos.

—¡Maldición, abuelo! —exclamó Francesco, frustrado— ¿Qué te costó dejar todo a mi nombre o, en divisiones iguales? ¡Pero no, tuviste que dejar esa maldita cláusula y obligarme a contraer matrimonio con esa mujer que claramente no me ama, al igual que yo no la amo!

Francesco y Luisa asistieron en silencio al médico, absortos en sus propios pensamientos. De camino al hospital, ninguno de los dos pronunció una sola palabra, sumidos en un incómodo mutismo. Sus miradas permanecían perdidas en el paisaje que iban dejando atrás.

En un momento, el teléfono de Francesco sonó, pero él volvió a guardarlo sin responder, soltó un suspiro al ver que ya se encontraban frente al edificio del hospital. Francesco se adelantó, con pasos firmes y una expresión gélida en el rostro. Luisa lo seguía en silencio, pensando en las frías noches que su abuela había tenido que soportar.

Al entrar en el consultorio, saludaron al médico y escucharon atentamente sus indicaciones. El médico les explicó con calma y detenimiento el procedimiento de inseminación artificial que llevarían a cabo. Les detalló que se trataba de un proceso que implicaba la introducción del semen de Francesco directamente en el útero de Luisa, con el objetivo de aumentar las posibilidades de fecundación.

Luisa escuchaba atentamente, con la mirada clavada en el suelo, mientras que Francesco hacía algunas preguntas puntuales al facultativo. El médico les informó que el tratamiento completo duraría aproximadamente cuatro semanas.

—Entonces nos vemos aquí mañana para empezar con el proceso —concluyó el médico.

Francesco se levantó de su asiento, pero Luisa permaneció sentada.

—Doctor, ¿no hay una manera más rápida? —preguntó Luisa con inquietud.

El médico negó con la cabeza.

—Es ese el tiempo mínimo requerido, aunque mediante la práctica se podría lograr un embarazo más rápido, si es que se encuentra en los días fértiles.

—Lo haremos por inseminación —intervino Francesco desde la puerta—. Nos vemos mañana, doctor.

Luisa se levantó, salió caminando con pesadumbre, sintiendo que el mundo se derrumbaba, Un mes, un mes entero su abuela debía permanecer en ese lugar. Se lamentaba no haberlo hecho anoche, quizás así Francesco se hubiera compadecido y sacado a su abuela de ese lugar.

De regreso a casa nuevamente iban en silencio, de pronto ella dijo— Volvámoslo a intentar.

Fríamente Francesco dijo— No —no pensaba estar con alguien que odiaba sus caricias, que ni siquiera quería besarlo. Se sentiría horrible hacer el sexo con una mujer tan fría como Luisa— Si piensas hacerlo para que saque a tu abuela del calabozo, déjame decirte que no es necesario que lo hagas. Esa mujer se encuentra en un lugar abrigado, cómodo y sin arañas o ratas que quieran devorarla —le miró, con una gran profundidad en su mirada— No soy tan infeliz para dejar una anciana en ese lugar. así que, despreocúpate, tu abuela está bien.

—Entonces ¿Puedo ir a verla?

—No —dijo rotundamente— No la verás hasta que se compruebe la existencia de mi hijo.

Luisa comprendió y continuó en silencio el resto del camino.

Al día siguiente, Francesco y Luisa llegaron puntuales a la cita en el consultorio del médico. Luisa apretaba nerviosamente las manos mientras esperaban ser atendidos.

Finalmente, el doctor los hizo pasar a la sala de procedimientos. Luisa se recostó en la camilla, intentando relajarse a pesar de los nervios que la invadían. El médico le explicó una vez más el proceso de forma calmada y profesional.

Francesco permaneció de pie junto a Luisa, observando con atención cada uno de los pasos. El doctor procedió a limpiar suavemente el cuello del útero de Luisa y a insertar un fino catéter a través del cual depositó cuidadosamente el semen de Francesco.

Luisa contuvo la respiración durante unos instantes, sintiendo una leve molestia. Sin embargo, el procedimiento fue rápido y preciso. Una vez finalizado, el médico les indicó que Luisa debía permanecer recostada unos minutos más para facilitar la implantación. Francesco miró fijamente a la mujer de la cama, la cual se convertiría en madre dentro de unos meses, cuando ella lo miró, apartó la mirada.

Mientras tanto Eliane salió en busca de Luca, estaba por llamarlo para verlo en ese sitio, pero de pronto vio a la mujer que se presentó aquel día como su fan número uno, la siguió con la mirada a ver en que mesa se sentaba, al ver que saludó a un hombre muy parecido a Luca, mejor dicho, al mismo Luca, apretó los puños.

Así que eran pareja. Eliane colocó sus gafas de sol y se marchó. Ahora iba a jugar el mismo juego de Luca, se volvería una maldita hipócrita, con ese infeliz que la había engañado.

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Martha Ordoñez
interesantes los capítulos que eleido bendiciones
Karina Vazquez Gonzalez
una historia fascinante que desde el.primer capítulo nos llevaste ala imaginación de cada capítulo escritora muchas felicidades gran historia
Karina Vazquez Gonzalez
una historia que leí desde el.primer capítulo y esta llena de retos adversidades intrigas prejuicios emociones encontradas pero sobre todo encontraron el amor verdadero puro..y supieron afrontar las consecuencias de sus actos para ser felices..
gran historia .muchas felicidades escritora
Gloriab Gimenez
Luisa sufre y el no la tiene encuenta para nada
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