LA FUERZA DE LA RESILIENCIA

También le dijo que solo se había ganado el pago del trabajo, no le habían dado propina porque le habían asignado otro puesto, Eneida no sabía cómo ayudar a su hija, quería un mejor trabajo para ella, pero lamentablemente no conseguia de enfermería, metía hojas de vidas por todas las páginas y ninguna la llamaba, ella se dio cuenta que su madre se sentía mal y le dijo.

ISAIRI: No te preocupes mami, de esta salimos victoriosas, por algo pasan las cosas, yo voy a seguir en ese trabajo hasta que Dios me mande uno mejor.

ENEIDA: Hay hija mia, eres la mejor hija del mundo.

ISAIRI: Del mundo tuyo, cada hija es la mejor en el mundo de la madre.

Eneida sonrió con cariño a las ocurrencias de su hija, ese día en la tarde Isairi después de descansar salió a comprarle a Feder lo que le hacia falta, cuando regresó encontró a Feder limpiando los abanicos, ella sonrió porque en ese momento lo vio como un padre colaborando con las labores de la casa, ella le entregó lo que compró y le preguntó si se había tomado la medicina, el le dijo que si y le agradeció por estar pendiente de el.

Era veinte de diciembre, las calles estaban decoradas, en las casas se sentía el ambiente navideño, pero en casa de Eneida e Isairi era como cualquier mes del año, no tenían nada de navidad, Eneida había encontrado las luces que tenía guardad, pero le salieron dañada, mientras Feder limpiaba los abanicos, ella conectaba las luces, pero ninguna funcionó, Isairi quería comprar, pero su madre le dijo.

ENEIDA: No.. ya deja asi, con el favor de Dios el próximo año vamos a pasar un diciembre espectacular, no te preocupes por este.

Isairi le sonrió convencida de las palabras de su madre, a las seis de la tarde ya estaba lista para cenar y volver al trabajo, cargo a su hija por unos minutos y le dijo que la disculpara, que todo lo hacía por el bienestar de ella y su madre, después se despidió y se fue a su trabajo.

Cuando llegó se puso su delantal y preguntó ¿a qué puesto iba? El encargado le dijo que fuera al mismo, a ella no le gustó, pero tenía que obedecer, cuando iba para su puesto escuchó a dos compañeras hablando, una de ella decia que un cliente le había ofrecido 500 por estar con él, era un señor de 60 años, ella le dijo a la compañera que había aceptado porque los necesitaba, en ese momento la otra confesó que también lo había hecho por necesidad.

Isairi se quedo pensando en la conversación de las compañeras, comenzó con su trabajo lavando copas, mientra otra pelaba unas piñas, una compañera se acercó a la ventanilla y le pidió un coctel de piña colada, ella aprovechó y le dijo que la había escuchado hablar con otra compañera, la mujer le sonrió y le dijo que era otra forma de ganar un poco más de dinero, le explicó donde estaban las habitaciones, también le dijo que de lo que le pagaran tenían que dar 100 a la administración, eran políticas de la discoteca con los empleados; pero Isairi no le pareció justo, porque si los clientes pagaban por la habitación y todo lo que consumían, ¿ porque ellas también pagarles?.

La mujer al ver la cara de duda le dijo, que había que hacerlo, tenían que pagar porque a ellas le pagaban por el trabajo realizado, si se acostaban con un cliente era un extra que ellas recibían dentro del lugar de trabajo en hora laboral, por lo tanto tenían que pagar por el tiempo de ausencia, Isairi entendió y no dijo nada más, pero la compañera preguntó si lo iba a hacer, y ella le respondió que no, solo era curiosidad.

Los días pasaron muy rápido, Isairi y Eneida se habían ganado el aprecio de feder, el las detallo con calma, se dio cuenta que eran mujeres con un valor especial, recogió las cualidades que las hacían únicas, Isairi tenía una risa contagiosa, paciencia para los problemas, para escuchar y su generosidad al compartir, de Eneida su valor para seguir adelante y como se desvivia por su hija y nieta; Feder se dio cuenta que cuando el aprecio está presente se cuida y se trata mejor a quienes lo rodean, eso hacia el con las tres mujeres, no trabajaba, pero estaba atento a colaborar con los deberes de la casa, a realizar los trabajos que eran de hombres.

Feder aprendió a valorar y agradecer todo lo que las mujeres hacían por el. El día del pago de arriendo llegó, la dueña de la casa fue por su pago, Isairi tenía un poco de dinero y lograron completar, pero quedaron sin un peso para comer, Isairi tenía que comprar alimentos para su hija, los paños desechables, paños humedos, pero no le quedo nada, la esperanza era el pago que iba a recibir por la noche, lo bueno era que le pagaban diario.

Por otro lado Andres iba todos los días en busca de la mujer, pero no contaba con suerte, pensó que talves ya no trabajaba en el luga o era muy solicitada por los clientes, pero no queria darse por vencido, algo se le tenía que ocurrir. El trabajaba en su empresa a diario, pero siempre estaba de mal humor, los amigos intentaban persuadirlo de su reacción, pero no podían.

Isairi hacía esfuerzos para dedicarle tiempo a su hija, cansada, con sueño, sin plata, pero siempre tenía una buena cara para su hija, ella era su motor junto a Eneida y Feder que se había ganado su cariño. Por otro lado, Isairi veía a su madre con más confianza hacía Feder, y él hacia ella, notaba una química entre los dos, pero no iba a decir nada, Feder era un buen hombre y su madre una excelente mujer que merecía una oportunidad.

Eneida mantenía en casa, salía cuando tenía cita médica, Feder tampoco salía, solamente cuando era necesario.