Dos hermanos contra lo que acecha a su familia. Annabeth y Joseph descubren que su familia tiene una relación con un ser que había vivido décadas atrás. Todo comienza a despertar en un pequeño pueblo donde los hermanos llegan, lo que parecía ser una semana de vacaciones con la familia se convierte en una búsqueda del más allá.
¿Maldición o bendición? ¿Premio o castigo?
¿Qué es lo hay detrás de todo?, ¿Vida o muerte?
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Capítulo 9.
— ¿Estás segura? —
Pregunta Joseph sentado en un sillón mirando por el gran ventanal de la habitación de su hermana.
— Estoy segura de que había algo detrás de ese arbusto. —
Annabeth lo mira con seriedad antes de soltar un suspiro de molestia, siente que de alguna manera algo ha cambiado.
— Estaba observandonos, no pude distinguir si era un hombre o una mujer, pero el punto es que no somos los únicos con estas habilidades. —
— También significa que podemos estar en peligro ¡Nuestros padres! —
Joseph se levanta de golpe del sillón, pero es interceptado en la puerta por Annabeth quien niega con la cabeza.
— No podemos actuar aún. —
— Tienes razón, nuestros padres podrían estar en peligro ¿Qué sugieres hacer? —
Pregunta Joseph dando la vuelta para regresar a su asiento.
— Necesitamos más información antes de hacer algo, planear las cosas. —
— Buen punto, ¿Crees que sea un humano? —
Annabeth mira por la ventana mientras piensa unos segundos antes de negar con la cabeza.
— No lo sé, esa aura era extraña, nunca he sentido una aura así en toda mi vida. —
— Entonces, ¿Qué hacemos? —
— Primero descansar, mañana debe haber algo que podamos hacer. —
El pelinegro asiente antes de volver a levantarse de su sitio con pereza.
— No quiero ver a esas molestas personas otra vez. —
Exclama con molestia caminando hacia la puerta, Annabeth suelta una pequeña risa burlesca.
— ¡Oh! Por favor Joseph, mira a la pobre de Janeth muriéndose por recibir una pizca de tu atención. —
— Esa chica loca. —
Expresa el pelinegro sobándose el cuello con clara molestia ante la mención de la castaña.
— Me estresa su comportamiento. —
— Dímelo a mí que tengo que soportar a su hermano en la universidad. —
Joseph suelta una pequeña risa mientras se recarga en la puerta mirando a su hermana mayor.
— Esos dos son tan tal para cual, demasiado molestos. —
Agrega la pelinegra cruzándose de brazos.
— Ni de hablar del padre, todo un hombre ambicioso que solo le interesa el dinero. —
— No todos son así, la abuela es diferente Joseph, aunque hoy en especial cuando me dio esa mirada extraña como si supiera sobre mis secretos, fue raro. —
— Y lo que dijo, ¿Qué significa eso? —
— No lo sé, pero creo que ella debe saber algo y esa historia que nos contó no es solo un cuento... debe haber algo de verdad detrás de eso.—
— ¿Qué hay de la sombra? —
— Trato de entender, Joseph. No tienes que presionar. —
— No te estoy presionando, solo estoy intrigado...¿Recuerdas cuando esa silueta apareció por primera vez? —
— ¿Cómo olvidarlo? Fue el comienzo de largas noches siendo atormentada por esas sombras que aparecían en mi habitación. —
...----- Flashback ------...
La pequeña Annabeth jugaba alegremente en su habitación con su hermano hasta que por un momento su mirada se desvió por la ventana y logró divisar una silueta oscura entre los arbustos, estaba parado mirando en su dirección. La tarde comenzaba a caer y, por lo tanto, no podía ver bien en la oscuridad y su habilidad de ver por la noche aún no estaba totalmente desarrollada. Por eso creyendo que se trataba de alguien que intentaba hacerle daño a sus padres no dudó en abrir la ventana y saltar hasta caer al suelo. El pequeño Joseph utilizó la telepatía para comunicarse con ella y entendiendo que había alguien acechando a las afueras de la casa de quedó esperando por su regreso.
«Ten cuidado»
Advirtió Joseph con preocupación mientras miraba la pequeña silueta de su hermana adentrarse entre esos arbustos y segundos después desaparecer.
La pequeña pelinegra camina rápidamente entre los árboles intentando encontrar con la mirada a aquella persona que los había estado observando, aunque quizás había sido una mala idea, ya que después de caminar un buen rato, sus pequeños pies empezaron a doler y sin darse cuenta llegó en medio de un frondoso bosque siendo solo la oscuridad la que la acompañaba. La pequeña después de perder la pista del desconocido lo único que hace es soltar un suspiro.
«¿Cómo va la cacería?»
La voz del pequeño Joseph la hace exaltarse creyendo que era alguien más.
«No hay rastro, voy de vuelta a casa».
Responde dándose la vuelta para regresar y cortando la comunicación con su hermanito.
Mientras camina en silencio en dirección a la casa una sombra cruza su camino y desaparece entre los árboles.
— Annabeth. —
Una voz femenina que hace eco la llama desde el interior del bosque en donde la oscuridad acecha como depredador, el cuerpo de la pequeña niña se eriza sintiendo la presencia de un ser más poderoso que ella, empieza a caminar con prisa con la respiración un poco agitada, pero no importa porque lo que realmente importa es salir de ese lugar sana y salva.
— Annabeth —
Una vez más la misma voz pronuncia su nombre, pero esta vez parece más cerca incluso ella cree que esa presencia se encuentra a solo metros a sus espaldas. Por instinto empieza a correr por el bosque oscuro siendo sus ojos los únicos de confianza que la guían por el camino de vuelta a casa, aquella silueta también parece seguirla; mientras corre puede escuchar el crujir de las ramas secas detrás de ella.
Sigue corriendo sin detenerse, sus piecitos de bebé ya no lo soportan, pero aun así no se rinde hasta que esa sombra se paró frente a ella a varios metros de distancia interceptando su camino.
— Mi hermosa Annabeth. —
La voz hizo un eco alrededor, la pequeña intentó moverse pero su cuerpo no reaccionaba a su pedido, estaba congelada en su lugar. La figura empezó a acercarse, paso a paso, lentamente haciendo que todo fuera una tortura para la niña.
— ¡Solo mátame ya! —
Gritó en un intento desesperado por moverse y alejarse de ese lugar, una risa casi diabólica resonó mientras esa figura se detenía apenas un metro de distancia de ella, sus ojos empezaron a nublarse, las fuerzas parecían escapar de su pequeño cuerpo y por fin cerró los ojos esperando lo peor. Morir; sin embargo, después de unos segundos no pasó nada, lentamente la pequeña Annabeth abrió los ojos nuevamente y se encontró a si misma en su habitación frente a un gran espejo, detrás de ella esa silueta oscura que le impedía moverse. Intentó hablar, caminar o tan siquiera mover un músculo, pero nada reaccionaba, su cuerpo había quedado completamente a merced de esa sombra y el miedo llenó su corazón por primera vez, era aterrador no poder moverse y defenderse en momentos críticos.