Ambos creían haber encontrado su final feliz, pero les rompieron el corazón de la forma más cruel.
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Capítulo 9
Rogué a todos los dioses que hay en el cielo que ella no se hubiera ido del lugar.
Al llegar, corrí al interior y, para mí sorpresa, ahí estaba ella.
No notó cuando entré, estaba muy ocupada observando a una pareja en el lugar. Me senté a su lado y, cuando finalmente me vió, brilló.
Me regaló una de las sonrisas más hermosas que he visto, como si realmente estuviera feliz de verme allí.
Ella hizo que me olvidara del conflicto anterior con mí ex-esposa. Y no pude evitar notar lo incómoda que se pone cada vez que le hablo sobre Luna.
No lo hago porque quiero, lo hice porque ella preguntó, de lo contrario nunca hablaría de Luna frente a Oriana.
—¿Ya ordenaste lo que quieres comer? –Pregunté de forma casual, mientras veía como sus ojos regresaban a la pareja anterior–.
—Aún no, ¿Qué te gustaría comer a ti? –Quiso saber, sin embargo, ella seguía sin mirarme–.
Llámenme anticuado, pero realmente no aprecio a las personas que no te prestan atención en una charla. Sé que ella es más joven y tiene una perspectiva diferente de la vida, pero realmente quiero que mire, que me escuche.
Tomé suavemente su barbilla entre mis dedos y con sumo cuidado, la obligué a mirarme. Ella se sorprendió, claro.
—¿Helios...?
—Quiero que tu atención esté puesta en mí, Oriana. Sé que, quizás, no sea el hombre más interesante del mundo; pero realmente quiero pasar una velada agradable contigo.
Soy un hombre que pasó quince años de su vida, junto a una mujer que nunca quiso escucharme, ni se interesó por mí. Una mujer que siempre iba primero, sin importar las circunstancias.
Ya no quiero ser ese hombre, no quiero ser el segundo. Quiero que cualquiera que hable conmigo, me brinde la misma atención que yo les ofrezco.
Quiero que se sientan interesados por mí, incluso si soy aburrido.
Entonces, mírame, Oriana. No puedo decirte lo que estoy pensando, pero por favor... Mírame a mí.
Ella me observó con atención y, aunque no le dije nada de cómo me sentía, creo que supo entender mí tormento. Porque sus preciosos ojos sólo estaban en mí.
—Por favor, cuéntame, ¿Cómo estuvo tu día? –Intenté comenzar una conversación informal, ya no quería hablar de Luna, tampoco del ex de Oriana, quería simplemente no pensar en ellos–.
—Estuvo bien... –Ella asintió, regalándome otra sonrisa encantadora, pero sus ojos aún estaban cargados de tristeza y dolor–
¿Acaso mí mirada se veía del mismo modo?
Superar una separación no es fácil, sobretodo cuando te obligan a dejar de amar. Para Oriana, sus sueños fueron destruidos por el mismo hombre que le hizo creer que el amor existía.
Conmigo, supongo que fue la monotonía la que llevó a Luna a hacer lo que hizo.
No importan los motivos, importan las acciones. Aquéllas dos personas tan diferentes, nos causaron daños irremediables con sus acciones egoístas.
¿Lo merecíamos? Creo que nadie merece ese tipo de traición, sus acciones fueron una burla a nuestros sentimientos; a nuestro amor.
Es por eso que no quiero volver a escuchar el nombre de Luna, tampoco quiero que de la hermosa boca de Oriana, salga el nombre de su despreciable ex.
Ellos no merecen tener tal dicha.
—Estoy buscando empleo. –Ella continuó– No quiero perder mí departamento y por eso necesito encontrar un trabajo para poder pagar mis deudas. –Comentó, mientras comenzaba a probar su pasta–.
De pronto, una idea se me ocurrió.
—Bueno, hoy me quedé sin asistente. –Informé con cautela, no quería parecer muy obvio, más no quería desperticiar ésta oportunidad–.
Sus ojos brillaron y, ya lo he dicho antes pero, por Dios... Ver sus ojos es como ver el océano mismo.
—Si quieres... Puedo darte empleo, la paga es muy buena.
—¿Q-Qué? –Jadeó con sorpresa, mientras comenzaba a resplandecer de emoción– ¿Lo dices en serio? ¿Por qué?
No sé porque lo hago, pero quiero hacerlo por ella.
—Simplemente necesito una asistente y... Somos amigos, ¿O no? –Puse mí mano sobre la suya, acariciándola suavemente–.
—No terminé la universidad, no estoy capacitada para... Nada, realmente no estoy capacitada para nada. –Admitió avergonzada, mientras observaba al suelo–.
—Sólo piénsalo, soy el dueño de la empresa y realmente no me importa si no tienes el conocimiento adecuado. Te enseñaré lo que debes hacer y te pagaré por ello. No quiero que te quedes si hogar, además... Eres la única mujer en la que confío actualmente. –Sonreí, mientras continuaba acariciándola–.
Ella me observó como si fuera el único hombre en la tierra, aquéllos ojos soñadores repletos de esperanza no pasaron desapercibidos para mí.
—¿Lo dices desde el corazón? –Murmuró–.
Sé que tenía dudas, ella ya no confiaba ciegamente en nadie. Pero, por alguna razón, confiaba en mí. Y no quería perder su confianza por nada en el mundo.
Oriana es mí amiga y no dejaré que nadie vuelva a hacerle daño.
—Lo digo desde lo más profundo de mí corazón. –Afirmé–.
No estaba mintiendo, todo lo que quería era mantener a Oriana a mí lado, lejos del dolor y de la traición que vivió; la traición que nos destruyó.
—Quiero... –Dudó un breve momento, antes de asentir– Quiero intentarlo. –Su mano aceptó la mía, y nuestros dedos se entrelazanron entre si, encajando perfectamente–.
Sonreí satisfecho, era un nuevo comienzo para ambos. Ya no estaba solo, porque Oriana estaba conmigo.
Y Oriana nunca estaría sola, porque yo estaré a su lado.
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