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EL MAL QUE NOS ACECHA

EL MAL QUE NOS ACECHA

Status: Terminada
Genre:Terror / Apoyo mutuo / Amor eterno / Demonios / Maldición / Completas
Popularitas:7k
Nilai: 5
nombre de autor: Lida Marín

El mal ronda en cualquier lado, tienes que ser cuidadoso y desconfiar, una vez que te atrapa, es difícil que te suelte.

Nuestros protagonistas se verán obligados a enfrentar sus peores miedos y a luchar por sobrevivir y proteger a su pequeña familia ante una presencia sobrenatural que parece estar determinada a destruirlos.

La historia explora temas de miedo, supervivencia y la naturaleza del mal, mientras que Elizabeth y Elías se ven obligados a tomar decisiones difíciles para sobrevivir, ¿Podrán superar está situación?

NovelToon tiene autorización de Lida Marín para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 9

Elías llamó al dueño de la casa, y aunque tardo en contestar, al final lo hizo, le comentó la situación con el aire acondicionado, dijo que enviaría a alguien a revisarlo, mi esposo le agradeció y colgó la llamada.

- voy a aprovechar mi domingo de descanso, para arreglar el patio, se ve muy abandonado -- comentó.

- Te iré a ayudar, quedaron algunas cosas del almuerzo de ayer, solo será calentar y servir -- mi esposo asintió.

-¿puedo ayudarles?-- preguntó Tomás.

- Claro que sí, ve por tus botas y guantes, debemos quitar todas esas hojas secas-- Mi hijo escuchó atentamente las indicaciones de su padre, fue por lo que le pidió y bajó rápidamente con nosotros, se puso todo, y caminó hacia su padre.

Comenzamos a amontonar todo, después de recoger una gran parte, se empezó a ver el pasto verde que ya habia debajo de toda esa maleza, Tomás estaba feliz recogiendo todo ese follaje, cogía una buena cantidad y luego la botaba en la bolsa, lo seguí barriendo, pero en una de las esquinas había un montón de láminas, me acomodé bien los guantes y comencé a jalar, mi esposo me vio y me ayudó, al quitar la mayoría nos dimos cuenta de que allí había un pozo.

-¡Vaya!, está casa está llena de sorpresas -- dijo Elías.

- Creo que deberíamos cubrirla -- le dije al sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo.

- quitemos todo esto, y ya pensaré en que podemos ponerle para sellarlo-- terminamos de quitar todos estos escombros, los apilamos bien, y los dejamos al lado del contenedor de basura para que se los llevara el carro recolector de materiales.

Después de 3 largas horas, por fin todo estaba despejado, Tomás corría por todo el patio, incluso dijo que cuando estuviéramos en verano, quería una piscina.

Mi esposo salió con Tomás, lo llamaron de último momento, uno de los compañeros dónde ahora trabaja le ofreció un cachorrito, mi esposo lo aceptó porque le había prometido a nuestro hijo tener uno, así que fueron a comprarle una cama, su comedero, bebedero y comida.

Yo estuve en la sala leyendo algunos correos que me envió mi editora, hasta que ellos regresaron, mi hijo no quería soltar a su perro, lo tenía abrazado, después de un rato, lo dejó en el piso y el cachorro comenzó a correr, incluso salió al patio, recorrió toda la zona, de la nada se detuvo frente al pozo y se quedó ahí, sin moverse, totalmente quieto, como viendo algo atentamente, ni siquiera movía su cola.

- ¡Max!-- lo llamó Tomás, el perrito no prestó atención, hasta que lo llamó una segunda vez, el perro reaccionó y corrió hacia nosotros con un chillido, como si hubiese sido regañado.

Mi hijo se arrodilló y lo acaricio hasta que Max se calmó, miré a mi esposo -- si, iré por algo para taparlo de inmediato-- dijo.

Al rato salió con un hierro pesado, al parecer era la tapa de aquel pozo ya que encajó perfectamente, Elías la acomodó bien y luego le puso una gran varilla de hierro atravesada, que hizo que se asegurará bien la tapa, la tranquilidad regresó a mi pecho cuando quedó cerrada.

Entramos y fuimos a almorzar, Tomás le sirvió el concentrado a su mascota, también le dejó agua y fue a almorzar con nosotros, al terminar organicé la cocina y decidimos salir a pasear por el vecindario para darle un paseo a Max, Tomás le puso el arnés y le enganchó su correa, yo me encargué de llevar las bolsas para recoger sus deposiciones, habían avisos por todas partes y no queríamos pagar una gran multa por no seguir las normas.

Caminamos alrededor de una hora y luego regresamos a casa, en el trayecto no nos encontramos con ningun vecino, los pocos que hay y vimos, son bastante extraños y nos observaban a través de sus cortinas, así que decidimos ignorarlos.

Al llegar a casa, de nuevo la falla del aire acondicionado se hizo presente, mi esposo optó por hacer un video con su celular para mostrarle al casero, y nuevamente, hoy tendríamos que dormir en la misma habitación todos juntos, incluso llevamos a Max para que no sintiera frío durante la noche, cenamos y nos fuimos a la cama.

Pusimos a Tomás en medio de nosotros, y la cama de Max a un lado de la cama, le pusimos una sábana sobre el, mi esposo le leyó un cuento a Tomás hasta que se quedó dormido, nosotros nos acostamos cerca de él y lo abrazamos, también nos quedamos dormidos rápidamente.

La casa estaba en silencio, un silencio espeso que parecía colarse por las rendijas como una niebla invisible, me removi inquieta en la cama, sintiendo algo más que el frío, a mi lado, Elías roncaba suavemente, el reloj digital marcaba las 3:17 AM.

Un sonido leve pero nítido me despertó del todo, era un susurro, casi como un murmullo infantil, además escuché los lamentos de Max que aún estaba al lado de la cama, como si tuviera miedo.

—Tomás... ¿Tomás?— me asusté al no sentir a mi hijo al lado.

Me incorporé lentamente, mi corazón empezó a latir con más fuerza. Escuché otro susurro, esta vez un poco más claro.

—Mamá no entiende... pero tú sí entiendes... ¿verdad?--

El pasillo crujió. La puerta de la habitación de Tomás estaba entreabierta. Me puse la bata y caminé descalza, sintiendo el suelo helado bajo mis pies, caminé suavemente, al llegar a la puerta, escuché una risa. Una risa baja, hueca, como si viniera desde un pozo.

Empujé la puerta.

Tomás estaba sentado en el suelo, frente al armario abierto, tenía su cabeza ladeada, sus labios moviéndose, sus ojos, fijos, oscuros.

—¿Con quién hablas, cariño? -- pregunté, acercándome lentamente.

Tomás no respondió. En cambio, levantó un dedo hacia el interior del armario, señalando.

—Con él, se llama Samuel, dice que si no lo ayudamos, se enoja... Se los dije, no debimos dejarlo solo-- hizo énfasis en esta última frase que el día anterior nos había dicho.

Tragué saliva, dentro del armario, solo había oscuridad, pero se sentía... densa, como hubiese algo más allí aparte de su ropa, entonces, sin previo aviso, Tomás gritó con una voz que no era suya.

—¡CIERRA LA PUERTA, MAMÁ!, ¡DIJO QUE NO QUIERE QUE LO MIRES!--

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Gladys Lugo
a mí en particular me gustó muchísimo felicitaciones
Isabel Cristina Calero Aguilar
Corta pero me la disfruté, me dio sustico la verdad, muy interesante. ❤️❤️❤️🙏 Afortunadamente tuvo un excelente final...gracias autora.
Lida Marin: Siempre agradecida con tu apoyo 💖🫂
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Liris Romero
final feliz me gusto
Lida Marin: Muchas gracias por tu apoyo, me alegro mucho de que te haya gustado 🫂💖
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Liris Romero
final feliz me gusto
Alexandra Armestar
me gusto mucho la historia ,felicitaciones.
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Me encantó esta historia, fue algo diferente pero muy atrapadora, muchas felicidades escritora y gracias por compartirla
Lida Marin: 💕💕💕💕💕 Muchas gracias Delfina 🫂
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Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Que hermosas las oraciones, esta muy buena 👌 👍
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Huff y de quien será el bebé, o que será, bueno pensando pósito es de su marido y será heros@
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Que esta buena, ojalá logre descansar esa alma maligna más encima y no logre hacerle ningún mal a ellos
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Buu pensé que había terminado, pero falto la madre
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Que lindo gesto de la maestra, seguro ella sabía que algo había pasado, ahora donde el padre pues sin demora
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Ojalá el sacerdote lo haya logrado, más bien y que ese niño se halla ido a descansar
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Hay pobre niño, todo por ser inocente
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Como no más lo que se viene al parecer es difícil
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Hay no puede ser, pobre niño, lle tiene miedo a ese ser
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
El odio es un arma poderosa y un niño es muy fácil de manipular a su antojo, el exorcismo lo ayudará a liberarse del odio y dejar a ese niño en paz
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Hay no puede ser esto, pensé que al menos irían amiga cuando escucharon las campanas, parece que ya es tarde, ojalá que no 😔
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Que locos estos padres yo agarro a mi hijo y me voy de una, oh me hago la valiente y lo enfrento, si el miedo los ayuda más
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Pero escuchen a su hijo
Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz
Hay pero porque no reaccionan estos padres, será que actuaron cuando ya no puedan hacer nada, ojalá que no
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