Me Converti En El Hijo Omega Del Emperador Tirano

Después de que Polo se hubiese ido a su habitación me quedé muy preocupado, ya que había visto que él estaba temblando, preocupación yo no podía hacer nada,, puesto que dormir de mi habitación, ya que mi padre dio la orden estricta de que no me dejaran salir por ningún motivo, por lo que no me quedó de otra más que pensar en que todo se debía al frío de la noche.

Luego de pensar eso mi mente se quedó un poco más tranquila y luego me cubrí con la manta e intenté conciliar el sueño, pero cuando estaba a punto de dormirme escuché un golpeteo en la puerta, yo entre dormido me levanté, fui hacia la puerta y dije:

-quien es?

Desde el otro lado de la puerta una voz temblorosa respondió:

-soy yo, Apolo.

-que haces aquí?

-puedo entrar?

-no hay soldados afuera?

-no.

-de verdad?

-di, te lo juro, oye Jano, puedo entrar?, el pasillo está muy oscuro.

-esperame un momento.

Quite la tranca de la puerta y con sumo cuidado la abrí para no hacer tanto ruido, en cuanto la puerta se abrió vi la tez pálida de Apolo, el soltó su osito y me abrazó, mientras temblaba me dijo:

-puedo dormir contigo?

-porque quieres dormir conmigo?

-a decir verdad le temo a la oscuridad y a los lugares nuevos, además de este lugar es mucho más grande que mi palacio y también más oscuro y tenebroso.

yo me sentí incómodo pero al verlo tan frágil le dije:

-está bien entra.

Después de que Apolo entrará en la habitación, cerré la puerta nuevamente con mucho cuidado luego fui a la cama, Apolo espero a que subiera, luego se acostó a mi lado y se acurrucó, luego me dijo:

-no se porque pero cada vez que estamos cerca me siento en calma, gracias por dejarme dormir hoy contigo.

Después de decir esas cuantas palabras se quedó profundamente dormido, al rato yo también me dormí minutos después sentí que me estaban apretujado, así que abrí los ojos y me di cuenta de que yo estaba envuelto en los brazos de Apolo, yo intenté liberarme pero de manera increíble no pude, así que me rendí y cerré nuevamente los ojos.

Al día siguiente, me desperté antes que Apolo, pero él no tardó mucho en hacerlo, en cuanto se dio cuenta que me estaba abrazando, me soltó de inmediato y se disculpó, luego ambos nos arreglamos y bajamos al comedor, en cuanto llegamos mi padre nos miro enojado y luego dijo:

-ustedes por qué bajón al tiempo?

Yo de inmediato me percaté de que él estaba enojado y que sí sabía que habíamos dormido en la misma habitación seguramente echaría patadas a Apolo, así que con unas sonrisa le dije:

-Buen día padre respondiendo a su pregunta y yo nos encontramos en el pasillo y decidimos bajar juntos a tomar el desayuno junto con usted.

Él no me creyó, pero ya que no quería armar ningún tipo de escándalo frente al heredero el rey del norte, suspiro y dijo con un tono tranquilo forzado:

-está bien, ya que fue así, coman, no dejen que se enfríe.

Los dos respondimos al tiempo.

-gracias su majestad el emperador, disfrutaremos la comida.

Después de responder de manera cortés comenzamos a comer, pero en cuanto lo hice me di cuenta que ese tarado del emperador no nos quitaba la mirada de encima, el ni siquiera comía, solo nos miraba, así que no pude disfrutar en lo absoluto de mi desayuno, en cuanto terminamos me levanté de la silla y olvidándome por completo de despedirme me fui, pero antes de salir de allí un grito me herizo los vellos de la espalda, el dueño de Quel rugido feroz era ese tirano, el me miro furioso y luego dijo:

-tú, mocoso mal educado, ¿a caso nadie te enseño a despedirte?.

Yo lo iba a insultar pero vi a Apolo, así que me contuve, regrese, le hice una reverencia y luego le dije:

-disculpe mi falta de decoro hacia su majestad, su majestad, ¿me puedo retirar?

El frunció el ceño, arrugó la nariz y me miro fijamente, luego respondió:

-mocoso, más te vale que aprendas modales, no quiero que seas igual que tu madre.

Aunque no había conocido aquel hombre o amiga que me había parecido en este mundo, aún me sentía triste y enojado cuando alguien se refería a él de manera despectiva, así que con una sonrisa le respondí:

-No te preocupes majestad no seré tan estúpido como él yo jamás ayudaría a un ingrato a subir al trono mucho menos me callaría luego de que me drogaran para acostarme con ese mismo ingrato que en un futuro me trató mal, tranquilo, no seré así.

Ese imbécil emperador se puso rojo como un tomate y la vena de su frente parecía que pronto iba a reventar, luego se levantó de su silla, camino hacia mí y luego me abofeteó, después con un tono enfurecido dijo:

-maldito bastardo, maldita sea la hora en que naciste.

Yo sonreí mientras mi boca sangraba y le dije:

-sabe, hay algo en lo que estamos de acuerdo.

-tú, tú...

Apolo se levantó de la silla, camino hacia mí y luego mirando a ese tirano le dijo:

-usted no merece ser padre de alguien tan maravilloso como Jano, que decepción que el emperador sea así.

El emperador levantó la mano intentando golpear a Apolo, yo me interpuse y le dije:

-sabe, me entristece que sus asesinos no pudieran hacerme nada.

-ya te dije yo no los envié

-jamás le creería a la persona que hizo la vida de mi madre miserable

-tú que sabes mocoso, tú ni siquiera habías nacido.

-entonces le pregunto, que es lo que usted sabe en realidad?, a caso investigo a fondo si fue mi madre quien lo drogo o investigo quien estuvo ayudándolo para obtener el trono, ¿a caso usted sabe los sacrificios que hizo ese hombre estúpido por usted?

-uno de mis hombres lo investigo.

-¿a caso confía tanto en ellos como para no desconfiar?

-...

-averigua por usted mismo la situación y cuando tenga las pruebas suficientes en contra de mi madre muéstremelos y así yo dejaré de confiar tanto en su memoria confiare en usted y su versión.

-...

-no siendo más, me retiro.

-espera, entonces también averiguaré quien envío a los asesinos.

-me parece bien, ahora sí me voy.

Después de decir eso tomé la mano de Apolo y salí junto con él de aquella habitación.