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Tutora De Un Rebelde

Tutora De Un Rebelde

Status: En proceso
Genre:Escuela / Romance / Comedia / Amor-odio / Diferencia de edad
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: HananFly

Quiero a mi novio, pero últimamente discutimos mucho y ya no sé que hacer. Ha metido a su ex novia a su casa pero él asegura que no pasa nada entre ellos. Mi sexto sentido me dice que algo va mal, aunque no tengo pruebas. Hace poco conocí a un niño y no paramos de tener infortunios. ¡Ahora soy su tutora! ¿Por qué no puedo sacarlo de mi mente?

NovelToon tiene autorización de HananFly para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Amarrado a la silla

No sé por qué pensé que con unas pocas palabras rudas, él me haría caso.

Leo, con calma y movimientos lentos, se quitó los lentes y los dejó sobre la mesa de noche.

—Que va, no tengo ganas—fue lo único que articuló para luego acostarse sobre la cama y arroparse con la cobija—no hagas mucho ruido, gracias—añadió mientras me daba la espalda.

Un fuego recorrió por todo mi cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. El que me ignorara me ponía de muy mal humor. Es por ello, que no lo pensé dos veces para actuar. Con pasos largos y apresurados, llegué hasta la cama y de un salto quedé sobre su gran cuerpo. Con rapidez y agilidad, quité la cobija, dejando su cuerpo expuesto. Él se volteó al sentir mi peso y me observó con sorpresa.

—¿Qué? No te emociones, niño—dije al suponer lo que podía estar pasando por su mente. Tomé sus brazos con fuerza y con mis piernas abracé su pesado cuerpo. En un movimiento brusco, conseguí tumbarlo al suelo. Caímos de tal manera, que cualquiera que nos llegase a ver, malinterpretaría la situación, pero a mí nada de eso me importaba, estaba tan inmersa en mi molestia y en lo estresante que era ese chico, que no era consciente del ambiente.

Me levanté rápido y lo sostuve de una pierna para arrastrarlo hasta el escritorio. Él obviamente se negaba a mi accionar, así que pataleaba repetidas veces para intentar librarse. Cuando estuvimos cerca de la silla, Leo finalmente logró soltarse de mi agarre. Se levantó en un solo movimiento, pero no lo dejé escapar. Entre las cosas que habían sobre la mesa, un vaso con agua que alguien había dejado, quizás él o su hermano Iván, parecia ser mi salvación. Lo tomé y le arrojé el líquido restante en su interior en toda la cara. Instintivamente cerró los ojos. Aproveché su pequeño descuido para empujar su cuerpo y sentarlo en la silla.

Las cosas se me estaban complicando, pues su fuerza era mayor a la mía. Aunque algo tenía a mi favor: no llevaba sus lentes puesto. Pero de pronto, una gran idea pasó fugazmente por mi cabeza. Entre las cosas que más cerca tenía, estaba el cinturón de su uniforme escolar. Lo tomé lo más rápido que pude.

Al parecer, los locos juegos sexuales que tanto le gustaban a Javier iban a servirme para algo distinto que causar placer. Tal y como lo había hecho en esas noches de nuestra adolescencia, até sus brazos detrás de la silla con el objeto en cuestión. No existía una manera de escapar de tal amarre por mucho esfuerzo que él hiciera. Me alejé con unas cuantas gotas de sudor corriendo por mi frente y la respiración agitada.

—Estas demente. Ya te lo había dicho, ¿no?—dijo con la voz entrecortada.

—Vine preparada para cualquier cosa. Tú mismo lo dijiste: que no eras un tipo fácil. Ahora bien, en vista de que eres un chico astuto, buscaré algo que me ayude a atarte los pies también. Si no quieres hacer esto por las buenas, tocará por las malas. Si me disculpas, voy a revisar un poco tus cosas.

—Oye, oye, oye. Ya entendí, ya entendí. Voy a hacer esos estúpidos ejercicios.

—Claro que los harás, criaturita del Señor, y estoy segura de que también pensarás en algo para escaparte. Así que mejor te aseguro. Oh, que bueno que tienes cinta adhesiva.

Una vez que lo dejé completamente inmóvil frente a su escritorio, me puse a su lado y comencé a darle las explicaciones pertinentes.

—Vale, así haremos esto: tu estudiarás el ejercicio y yo, escribiré por ti. ¿vale?

—Bueno, es lógica tu idea. Digo, no es como si pudiera escribir con la boca. ¿Al menos puedes ponerme mis lentes? Es que de verdad no veo ni un poquito.

Con desconfianza de que él intentara hacer algo, me alejé sin quitarle la mirada para conseguir lo que quería. Se los coloqué y luego pensé que su cabello sería un problema en medio de los estudios.

Sin permiso ni previo aviso, busqué mi cepillo dentro de mi bolso y comencé a peinar su cabello. Era extremadamente liso y sedoso. Incluso brillaba más que el mío, que tenía más de cinco productos de cuidado encima. Era lindo, me gustaba. Al principio se rehusaba a que le tocara, pero luego se resignó y terminé haciéndole una media cola de caballo.

A continuación, nos dedicamos alrededor de dos horas a realizar los ejercicios que le preparé en casa. Estaba sin palabras. Todos lo había hecho perfectamente.

—¿Cómo es posible que siendo tan bueno saques tan pésimas notas?

—Simplemente dejo las hojas en blanco. Me da flojera contestar.

—¡Eres increíble! ¡De verdad! Deberías sacar provecho de tus grandes capacidades.

—Ya lo había dicho. No me interesa entrar a la universidad.

—Oye, te diré esto como "amiga" y no como la tutora tirana y loca que crees que soy. Siempre que te lo propongas y estés dispuesto a trabajar y a luchar, podrás cumplir cualquier sueño o meta. No importa lo que digan o piensen los demás.

—¿No se supone que no habías escuchado la conversación con mi hermano? Y no tienes que decírmelo, eso ya lo...

—Déjame terminar—exigí—Vale. lo confieso, si escuché. Simplemente fue una coincidencia, no quide interrumpirlos llamando a la puerta. Y volviendo al tema, si lo sabes, ¿por qué estás tirando la toalla ahora? El abandonar los estudios solo retrasará el que puedas prepararte y ser un jugador profesional. ¿Acaso no eres consciente de que si no apruebas las materias vas a repetir el año? ¡El último año! Queda nada para graduarte. No todas las personas quieren verte fracasar, hay otras que te deseamos lo mejor. Así que deberías ser un poco menos cabezota y escuchar los consejos de los demás de vez en cuando—Leo se mantenía en silencio. No me miraba y tampoco parecía muy convencido de mis palabras—¿Sabes que tiene de especial nuestra universidad? Los clubes deportivos. Grandes jugadores han debutado en los equipos de la universidad. Te ofrecen asesoría, entrenamiento y puedes participar en torneos de renombre donde diferentes selecciones te pueden fichar para formar parte de ellos. Sin embargo hay un ligero detalle: tus calificaciones deben ser excepcionales, de lo contrario, no te tomarán en cuenta para ser un regular.

Verlo allí, despertó en mi viejas memorias de cuando yo estaba perdida y no sabía qué haría en el futuro; y un impulso me obligó a apoyar mi mano sobre su cabeza

—Aun no debes preocuparte si no sabes qué estudiar. Podemos irlo descubriendo juntos. Hay cualquier cantidad de carreras qué están vinculadas al deporte y la actividad física. Solo es cuestión de investigar. Lo importante es: sea cual sea el oficio al que te dediques a lo largo de tu vida, debes ser el mejor de todos. Las cosas se hacen bien o no se hacen, no hay punto medio.

OK, debo admitirlo. Quizás me puse un poco seria y dramática al respecto, pero algo dentro de mí me decía que debía expresarle lo que pensaba. Leo podía tener mucha altura, muchos músculos, mucha masculinidad, sin embargo, seguía siendo un niño, inexperto y con miedo a enfrentarse a la vida y yo quería ser, como su tutora, quien le brindara apoyo y le ayudara a crecer y a formarse como debe ser. Quería orientarlo tal y como me hubiese gustado que hubiesen hecho conmigo. Aunque no pudiese confesarlo abiertamente, la verdad era que en él veía una especie de hermano que nunca tuve.

La conversación fue interrumpida por Iván, quien después de tanto, se dignó a abrir la puerta. Cuando encontró a Leo amarrado a la silla, no paró de reír hasta caer al suelo y retorcerse por el dolor abdominal.

El rostro del chico estaba ligeramente enrojecido. ¿Tal vez estaba avergonzado?

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Maria Elena Martinez Lazaro
yo también diría que eres una estúpida Pero que le vamos hacer a lo hecho pecho
Maria Elena Martinez Lazaro: jajajaja también yo le haría lo mismo
HananFly: Helen fuera mi amiga y la quemaba. Y si es necesario hasta le jalo el cabello para que le reaccione el cerebro. Jajajaja
total 2 replies
Maria Elena Martinez Lazaro
Que tierno su primer beso
HananFly: Si 🥹. Espero que Helen se responsabilice por eso
total 1 replies
Maria Elena Martinez Lazaro
excelente
Andrea noemi Gamboa
o por Dios me encanta.
HananFly: Hola mi amor. Que bueno que así sea. Espera con ansias el próximo capítulo
total 1 replies
HananFly
Una Trama bastante interesante
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