Mary Stuart pensaba que era feliz. Tenía un buen trabajo, un marido que la quería y ahora estaba embarazada; su sueño de tener una familia parecía hacerse realidad. Hasta que su mundo se derrumbó. Descubrió que su marido la había engañado con su amiga y socia, y que los dos le estaban robando en la empresa.
Para colmo, anunciaron un huracán, y la noticia provocó lo que ella no quería: un enfrentamiento con su marido. Él se fue de casa, pero el huracán llegó al día siguiente. En medio de la furia del viento, él llamó diciendo que iría por ella y le pidió que bajara y lo esperara en la acera, y ella le creyó.
Ella vio el coche acercarse y corrió en medio del viento por la acera, pero él no se detuvo: la atropelló violentamente y se marchó. Ella sintió cómo su vida y la de su hijo se desvanecían, y murió. Cuando despertó, estaba en una sala con varias personas y recibió un número. Llamaron su número y ella tuvo una nueva oportunidad, pero esta vez tendría que tomar una decisión y no podía equivocarse.
NovelToon tiene autorización de Deyse Baptista Pires para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 9
Mark
Recibí la llamada del asistente de Philip y la noticia fue excelente. Llamé a Sonja, que estaba un poco molesta conmigo, por hablar en primera persona, sin incluirla en los negocios.
—Hola, Mark, ¿qué pasa?
—Ven a mi sala, tengo novedades.
Ella colgó el aparato y luego estaba frente a mí, llegó junto con el mensajero que traía la carta de compromiso para ser firmada por nosotros dos. Recibí y pedí que el mensajero fuera a esperar afuera.
—Lo conseguimos, mira esto. —Saqué la carta de dentro del sobre y se la mostré a ella, que leyó y abrió una sonrisa.
—Aun con la esposa internada, él concedió un adelanto para nosotros. Voy a firmar ahora mismo.
—Yo dije que él era un amigo, nos conocimos en la facultad y nosotros dos crecimos en nuestros negocios, aunque él haya tenido auxilio financiero de la esposa y haya crecido un poco más que nosotros.
Tomé la carta y firmé después del nombre de ella y llamé al mensajero para llevar de vuelta después de sellar el sobre.
—El pago ya cayó en la cuenta, creo que es bueno que pasemos el servicio al nuevo diseñador y comencemos el trabajo.
—¿Cómo vamos a iniciar el trabajo sin saber las especificaciones del cliente?
—Pedí al asistente Ched que me envíe los datos principales de los productos que ellos venden y así, conseguiremos hacer un proyecto inicial al menos para mostrar nuestra buena intención.
—Entiendo, podemos también, hacer una nueva propaganda para nuestra empresa.
—Buena idea, eso nos pondrá en evidencia de nuevo.
—Espero que no vuelvas a olvidar que también formo parte de esta empresa.
Realmente yo no puedo olvidarme, ahora que no tengo a Mary, solo me queda Soja para resolver las cuestiones de la empresa y estar a mi lado cuando necesito. Me levanté y fui hasta ella, hice una caricia en su rostro con el dorso de los dedos y hablé, mirando en sus ojos:
—Eres la única que me importa y ahora solo te tengo a ti. No pienses tonterías, estamos juntos en todas las situaciones.
Sujeté en su barbilla y levanté su rostro para tocar sus labios con los míos, levemente, para que ella tomase la iniciativa de intensificar el beso, pero ella se alejó.
—¿Estás hablando en serio? ¿Tienes sentimientos por mí?
Paré para analizar y los únicos sentimientos que siento por ella son de necesidad para la empresa, el sexo que es siempre bueno entre nosotros, principalmente porque era fuera del matrimonio y corría riesgo de que Mary descubriese. Pero ahora que Mary murió y ya había descubierto sobre nosotros antes, hasta el sexo perdió la gracia.
—Tú sabes que eres la única, somos geniales juntos. ¿Qué más quieres?
—Quiero que seas mío por completo y si me traicionas, estará acabado, ¿entendiste?
Ella me jaló por el cuello y me besó con violencia, yo correspondí y avancé sobre ella con un deseo feroz, pues hacía tiempo que yo no sentía mi cuerpo reaccionar tan fuertemente al deseo sexual. La llevé al anexo y tuvimos una relación torcida, consensual y cuando terminamos, quedé con recelo de haberla lastimado.
Estábamos los dos acostados lado a lado, de espaldas, calmando la respiración fuerte y sin saber lo que realmente sucedió.
—¿Estás bien?
—Sí, muy bien para hablar la verdad. Yo tenía voluntad de tener sexo consensual, pero nunca tuve coraje como te vi hoy.
Me giré de lado con la cabeza apoyada en la mano sobre el codo y la observé, intentando encontrar las marcas que puedo haber dejado en su cuerpo.
—Dejé algunas marcas en ti…
—Y yo en ti, no da para disimular que combinamos bien en la cama.
No dio para evitar, comenzamos todo de nuevo.
**
Dos días después
Mary
Progresé bien en los últimos días y tuve alta, estamos llegando a casa y veo a Isaura en la puerta esperándome toda contenta. No pensé que Philip fuese tan fuerte, ¿o será que yo estoy muy liviana? Él me tomó en los brazos y aguantó mi peso y el del bebé juntos.
Subió las escaleras anchas que llevaban al balcón
y atravesó por la puerta y por Isaura para colocarnos sentada en el sofá. Miré alrededor y estaba todo del modo que mi memoria activada mostró. Suspiré.
—Qué bueno es estar en casa…
Los ojos de Philip brillaban y él no se contentó en quedarse mirándome, se sentó a mi lado y me abrazó, jalándome para su pecho. Vi a Isaura saliendo sigilosamente para dejarnos solos.
—Sí, es muy bueno verte de vuelta al hogar y saber que estás bien y luego, tendremos nuestro bebé junto a nosotros, eso es felicidad.
Lo miré sonriendo y creo que él no resistió y luego estaba besando mi boca. Me asombré al percibir que el beso era bueno, pero que bueno, era delicioso. Coloqué la mano extendida en su pecho y sentí su musculatura rígida, calentando mi mano y mi cuerpo.
Mi cuerpo…es, ya me siento dueña de este cuerpo. Retribuí el beso, correspondiendo a la dulzura de él y probando su lengua, sintiendo un calentamiento llenar mi corazón y el placer de estar viva y ser amada, tratando las heridas. Mismo que yo no sea la persona que él ama, puedo hacer con que él sienta lo mismo por mí.
Me estoy volviendo loca…
Estábamos sintiendo lo mismo, pero no era tiempo aún de profundizar la relación, la barriga está pesada, acabo de despertar de un coma de seis meses y aún no me siento a gusto de tener una intimidad mayor con él.
Nos alejamos despacio y nos miramos intensamente, percibí que él demostraba mucho amor en su mirada y aquella mirada, si Mariana estuviese viendo, creo que lavaría toda amargura por la traición de él. Él tenía necesidades como hombre, de tener una mujer a su lado, después de haber pasado por la interrupción de dos gestaciones y de su mujer entrar en una depresión tan profunda que no le daba atención. No es excusa, pero él parece haberse arrepentido.
—Es bueno, lo sé, pero aún no me siento apta para que volvamos a tener intimidades.
Él sonrió. Qué sonrisa linda.
—¿Intimidad es? Yo diría hacer el amor. El médico autorizó, dijo solo para no hacer nada muy brusco, dijo hasta que puede ayudar en la hora del parto.
