Josefina Valle, venía del mundo de copas y pooldance, bailaba en un antro de la ciudad. Fue testigo de un asesinato y debió esconderse en un convento.
Gustavo Singer, empresario, viudo, nunca pudo recomponerse del accidente que hizo perder a su mujer, y esto lo llevó a no hacerse cargo de su hija Emilia.
Por esas cosas de la vida, y a través de una mentira, Josefina será su niñera y nadie sabe que pasará cuando esa mentira salga a la luz. Pero será solo la mentira de Josefina?, o también la mentira de Gustavo que harán de Josefina ser una prisionera de ellas...
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capítulo 9
*Gustavo.
Ella queda paralizada, la observo en su totalidad, estaba con una remera sin mangas, un short de jean, y zapatillas, pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos color miel, que combinaban perfectamente con su tez trigueña. Era más hermosa que lo sé la veía en la foto o video. Mi hija nos saca de ese instante.
- papá ella es Jose, mi niñera.
- ya veo mi niña, estás maravillosa, te sorprendió papá, ¿Verdad?
- si papá, tengo muchas cosas para contarte.
- lo harás en la cena.
Emilia se queda sorprendida, vuelvo hacia Josefina y ella mira tímidamente a Susana, la cual vuelve en sí y se me acerca.
- señor Gustavo, que sorpresa, se le olvidó avisarme que vendría.
- es cierto, pero fue bueno, ya que todos terminamos sorprendidos.
- ya Emilia le presento a su niñera, ella es Josefina.
- así es, por lo que veo es muda, no ha emitido una palabra.
- si señor, le pidió disculpas, mi nombre es Josefina Valle.
Se acerca y me da la mano, cosa que yo le respondo, también dandole la mía, y ese cruce al tocar su mano fue un sentimiento raro, mezcla de suavidad y confianza. Damián se adelanta y también le estrecha su mano.
- encantado señorita, me presento, soy Damián, el casi hermano y amigo de su jefe, pero más joven y apuesto, por supuesto.
Le retira la mano, guiñándole un ojo, hecho que a Josefina, le saca una sonrisa.
- y más idiota también. Necesito saber, si todo ese acting, fue para que fueras a bañarte, muñeca.
- disculpe señor, en parte si, si le molesta, dejaré de hacerlo.
- no me pareció mal, ver a mi hija reír y saltar, me reconforta, pero creo que Emilia, debería obedecer, sin ogros de por medio.
- es que quería mirar más dibujos...
- pero también sabes que tenés que obedecer a tu niñera.
- si papi.
- bien, entonces, anda a bañarte, así cenamos juntos.
Bajo a Emilia, que se toma de la mano a Josefina y ambas suben las escaleras en dirección al baño. Yo las sigo con la mirada, hasta que desaparecen. Me giro y me encuentro con las miradas inquisidoras de Susana y Damián.
- pasa algo?
- no señor, me llama la atención que se quede a cenar.
- es que estuvimos trabajando, todavía tengo que hacerle firmar el contrato a la señorita Josefina, y se hace muy tarde para volver y cenar. ¿Es alguna molestia?
- por favor señor, ninguna, esta es su casa, ya mismo, voy a dar órdenes en la cocina y agregar 2 platos.
- gracias Susana.
Ella se gira y se dirige a la cocina, me quedo a solas con mi amigo, que me mira callado.
- y a vos que te pasa?
- cena?, es en serio?, acaso no te falta el aire?
- acaso no es verdad?, para la hora que volvamos, no encontraremos donde cenar.
- y que te pareció lo que encontraste en tu casa?
- una imagen linda y osada a la vez, pero ver a Emilia, disfrutando como una niña cualquiera, me sorprendió gratamente.
- y su niñera?, por Dios, es bellísima y dulce..., y maravillosa!!!, las cosas que hace para dar felicidad a tu hija. Podría enamorarme con los ojos cerrados de esa mujer.
- termínala, ella es intocable, no voy a dejar que nada arruine sus servicios y vos estás incluido en ese nada.
- otra vez los celos, no te dejan ver mi sentido del humor, pero te voy a decir una cosa, y esto no es humor. La mujer vale la pena, si nadie puede valorarla, yo si lo haré, estás avisado, te daré un tiempo de ventaja.
- basta, Damián, te estás volviendo intenso, yo te quiero mucho, desde niños, pero no me amenaces, la niñera tendrá el lugar que yo solo le voy a dar, y esto también, va en serio. Emilia y ella se llevan bien, parece una buena muchacha, no quiero perderla, no es fácil encontrar a alguien que a Emilia le caiga bien.
Josefina.
Todavía no dejo de temblar por lo que acaba de pasar allá bajo, ¿cómo Susana no me va a avisar que el señor vendría?, era la primera vez que nos conocíamos y me encuentra debajo de una manta haciendo de ogro. Espero que no se haya enojado.
Emilia está feliz por la sorpresa de su padre, y me hace feliz también. Le elegí un hermoso vestido para que cene con su padre. Ya estamos listas.
- apúrate Jose, voy a cenar con mi papi.
- si Emi, lo sé, no te preocupes, el te va a esperar.
- vos no lo conoces Jose, se puede ir, como siempre.
- no es así, Emi, ya te dijo que te va a esperar.
Termino de vestirla y peinarla. Salimos del baño, Emilia sale corriendo hacia las escaleras.
- Emi, espérame, bajaremos tomadas de la mano, podés accidentarte.
Por suerte, me hace caso, bajamos las escaleras y una vez allí, le suelto la mano. Ella sale corriendo hacia su padre, que estaba sentado en el living, junto a su amigo. El la toma y la sienta sobre su regazo
- papá, te gusta el vestido que eligió Josefina para la cena?
Veo que el señor me mira nuevamente de arriba a abajo.
- es muy hermoso, hija.
Vuelve la vista hacia Emilia, me siento incómoda, quizás le moleste como estoy vestida.
- si usted me disculpa, dejo a Emilia unos minutos con usted, voy a cambiarme.
- perfecto, puede retirarse.
Es evidente que le molesta la vestimenta, y en parte para esta hora, no es la adecuada, solo que cuando estoy con Emi a solas, no me siento tan juzgada como ahora, no, como lo hacen el señor y su amigo.
Gustavo.
No puedo salir de mi asombro, otra vez la tengo frente a mí, y esa ropa que lleva puesta, dejando mucho a la fantasía, cuando me dijo que se iría a cambiar, lo agradecí internamente, por lo menos tenía la esperanza que más tapada, me deje actuar más normal y que así Damián deje de estudiarme constantemente, para ver mis reacciones.
- y Emilia, estás feliz con tu niñera?
- si papi, muy feliz, hoy me enseño a nadar, ya puedo ir de un lado a otro sola.
- en serio?, estoy muy orgulloso de vos.
- y vos tío?
- también linda.
- ayer jugamos mucho en el jardín, nos divertimos mucho, más cuando Leandro, hizo de ogro y nos seguía a las dos.
Siento un malestar ante ese comentario, como que las corría a las dos?
- como es eso?
- si, él nos seguía y terminó atrapando a las dos, terminamos todos en el piso riéndonos.
Mi malestar aumenta, ese Leandro había logrado, lo que yo había pensado, con nosotros tres. Creo que se notó, ya que cuando miro de reojo, veo como Damián empieza a reírse.
- a ver sobrina, Leandro juega mucho con ustedes?
- no siempre, a él le gusta hablar mucho con Josefina.
- mmm, que interesante. Cuantos años tiene ya Leandro?, me acuerdo que era un niño cuando vino aquí.
Yo lo fulmino con la mirada, y el muy tonto se ríe para sus adentros.
- no tengo la menor idea Damián, no estoy en esas cosas.
Viene Susana a avisarnos que la mesa está servida. Y por supuesto, Damián no pierde su oportunidad.
- Susana, cuantos años tiene ya tu sobrino?
- 27 años, señor Damián, ya es todo un hombre.
- ya lo creo, como pasa el tiempo...