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Dime Que Me Odias

Dime Que Me Odias

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Amor-odio / Triángulo amoroso / Enfermizo
Popularitas:1.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Miguel Antonio Alba La O(bluelight)

Dany es un adolescente nerd con una vida común. Lo único que desea en esta vida es lo que todo ser humano normal aspira y estima: paz.
Pero pareciera que nunca la tendría con Marcos dando vueltas: despiado, altivo, arrogante...
Porque Marcos era el típico macho de la escuela que jugaba fútbol. Ese tipo de chico que miraba a las personas como Dany como insectos.
No había manera de escapar de lo que se le venía encima o acaso si podría domar a la bestia.

NovelToon tiene autorización de Miguel Antonio Alba La O(bluelight) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Domingo de Dragones y Café

10:17 AM. La Peña del Dragón (cafetería friki).

El local huele a canela quemada y a los tres mil ambientadores en forma de Funko Pop que decoran las estanterías. Vale golpea la mesa con su taza de "Café de la Espada Legendaria"(que en realidad es mocaccino con extra chantillí).

—Si no pruebas mi bebida, te arranco los ojos con mi cuchara de Attack on Titan —amenaza.

—Eso no es un argumento válido —digo, pero claudico y doy un sorbo. Sabe a azúcar y derrota.

A nuestro alrededor, grupos de universitarios juegan Magic y una chica con pelo rosa debate por qué Zutara es mejor que Kataang con voz temblorosa. Este es mi lugar seguro: donde nadie me llama López el raro… excepto Vale, pero ella lo dice con amor.

—¡Danny! —Una voz aguda corta el aire. Es Lua, la dueña del lugar, balanceando una bandeja con nuestro pedido—. Tus panqueques de Hobbit y el cómic que reservaste.

—Gracias —sonrío, aceptando el ejemplar de Heartstopper que llevo esperando semanas. Vale me lo arrebata.

—¿Otro cómic gay? ¿En serio? —revuelve las páginas—. O sea, me encanta, pero ¿no es hora de que vivas tu propia historia en vez de leerlas?

—Shhh —le tapo la boca con un panqueque—. Aquí nadie sabe que soy el desastre humano que suspira por su bully.

Lua, que tiene oído de murciélago, se inclina sobre nosotros:

—¿Qué?

Vale y yo nos miramos.

Mierda.

Después del café, nos encontramos con Renata (la única amiga de Vale que no me odia) y su novio Sebas (que dibuja mejor que yo y jamás lo perdonaré). Están sentados en el pasto, discutiendo sobre si Dungeons & Dragons es mejor que Call of Cthulhu.

—¡Danny decide! —Renata me lanza una bolsa de gomitas—. Tú eres el nerd con más credibilidad.

—D&D —digo sin dudar—. Tiene más… posibilidades.

—¿Como qué? —pregunta Sebas, levantando una ceja.

—Como que tu personaje pueda enamorarse del NPC que debería odiar —murmuro, pensando en cierta persona con nombre de evangelista.

Vale escupe su jugo.

—Oh por Dios, sigue obsesionado.

Renata y Sebas intercambian una mirada.

—¿De qué hablan? —pregunta ella.

—De nada —digo rápido.

—De que Danny quiere enredar sus hilos de destino con el capitán del equipo de fútbol —aclara Vale, sadista.

Sebas silba.

—¿Marcos Rojas? ¿En serio? Ese tipo tiene cara de "patearía a un cachorro por un Gatorade".

—No es… así—protesto, pero mi voz suena débil. Porque sí, Marcos tiene esa cara. Pero también tiene esas manos que sostuvieron un libro de García Márquez como si fuera algo frágil.

Renata me mira con curiosidad.

—O sea… ¿te gusta que te traten mal?

—¡No! Es solo que… —¿Cómo explico que no todos son pedazos de su personalidad? Que Marcos en la escuela es distinto a Marcos en su cuarto, que huele a limón y guarda boletas viejas en la pared como trofeos de guerra—. Olvídenlo.

Vale me lanza una gomita a la frente.

—No lo dejes. Él debería cambiar, no tú.

Mientras Vale compra "aros de dragón" falsos en un puesto, alguien me llama:

—¡Ey, López!

Me doy vuelta y veo a Martina, la única chica del equipo de fútbol femenino que saluda a los no populares. Lleva su camiseta manchada de hierba y sonríe.

—¿Tú y Rojas son amigos ahora? —pregunta, mordiendo un elote.

—¿Qué? No. Solo un trabajo de clase.

—Ah. Es que lo vi mirándote el otro día. Como si hubieras resuelto un problema de matemáticas en su cabeza.

Me quedo sin palabras. ¿Marcos me mira? ¿Cuándo? ¿Cómo?

Martina se aleja con un "cuidado con ese solo es un trabajo"(¿amenaza o consejo?), dejándome más confundido que antes.

Mamá trabaja hasta tarde, así que la cena es cereal de dinosaurios y un maratón de She-Ra en Netflix. Vale se queda, criticando cada escena:

—No entiendo por qué Catra no besa a Adora en el capítulo 3 —imita mi voz—. Porque el slow burn es lo que te mantiene pegado a la pantalla, Danny. Como tu telenovela turbia con Rojas.

—No es una telenovela. Y no es turbia —mentira—. Es… complicada.

—Complicado es multiplicar matrices. Esto es: me prestó su hoodie y ahora huelo como él todos los días.

Me sonrojo. ¿Es tan obvio?

Vale se pone seria de repente.

—Oye… ¿y si solo está jugando contigo?

La pregunta me congela. Porque es la pregunta. La que me quita el sueño.

—No lo sé —admito al fin—. Pero cuando no actúa para los demás… parece real.

Ella suspira.

—Entonces tráemelo aquí. A La Peña. Donde no puede fingir.

—¿Qué?

—Si quiere entrar a tu mundo, que pruebe tu café friki primero.

Lo pienso, pero todavía no es el momento de tomar una desicion tan grande, como lo es inmiscuir a Marcos en mi vida privada.

Mis amigos creen que tengo el gusto romántico de una villana de Disney. Marcos Rojas me mira cuando no me doy cuenta (y eso asusta más que cualquier bully). El "slow burn" duele… pero Vale tiene razón: es lo único que vale la pena.

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Maru Sevilla
Un capítulo interesante, engancha para seguir leyendo /Ok/
Blue Light: 😊😁✒️Me alegra que le guste la novela.
total 1 replies
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