En un mundo de monstruos, Acara emerge como una rosa de hierro en el árido desierto. La cenicienta oscura, la llaman los medios de comunicación. Esposa, le dice su Marido con suavidad, Rosa Negra le susurra al oído el hombre ardiente que controla sus deseos.
¿Cómo puede ella luchar en este mundo?
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Cap. 21 La Fragilidad de Logan
Acara observaba desde su teléfono los cámaras de seguridad de la casa y veía cómo Logan intentaba concentrarse en una pila de documentos, pero sus manos temblaban cada vez que oía un ruido fuerte. El inspector Rojas lo había arrinconado demasiado.
—No puede seguir así —murmuró Lilit, mordiéndose las uñas hasta sangrar.
—Si sigue así, él volverá. Y esta vez… no se irá tan fácil —dijo Lilit con preocupación, su hermano estaba por entrar en crisis de nuevo y realmente tiene miedo esta vez, miedo de perderlo definitivamente.
Acara apretó los puños. Sabía que tenía razón. Malick se había retirado por ahora, pero si Logan caía en un colapso emocional, la bestia despertaría. Y esta vez, quizás no habría vuelta atrás.
Ambas mujeres se encerraron en la sala de juntas, lejos de oídos curiosos. Este era un tema delicado y debían afrontarlo con mucho cuidado.
—Tenemos que distraer a Rojas —dijo Acara, trazando líneas en un cuaderno.
—Si sigue escarbando en el pasado, Logan no aguantará. —Lilit, con una mirada más fría de lo habitual, sacó un dosier negro de su bolso.
—No necesitamos distraerlo. Necesitamos destruirlo —
Dentro del dosier había fotos, informes bancarios, llamadas grabadas. Toda la sucia red de corrupción de Rojas.
—Si toca a Logan, esto sale a la luz —dijo Lilit con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Acara asintió. Era un juego peligroso. Pero si era por Logan, jugarían sucio.
Esa noche, Logan se despertó gritando. Acara lo abrazó con fuerza, sintiendo su cuerpo temblar como un niño asustado.
—Soñé que… yo te lastimaba— susurró él, con voz quebrada. —No quiero ser él. No quiero ser Malick —Acara lo apretó más fuerte, como si pudiera protegerlo de sí mismo.
—No lo serás", mintió. "Porque yo no te lo permitiré.
*_*
Mauricio, sentado en lo que alguna vez fue su lujoso despacho, ahora vacío y con las paredes peladas, apretó los puños con rabia.
—Todo se fue a la mierda — masculló, mirando por la ventana, el edificio de Lombardi Company, que brillaba bajo el sol como un diamante.
Mientras su empresa se hundía en deudas y escándalos, Acara Lombardi estaba a punto de convertir su imperio en una potencia internacional. Ella lo había logrado.
Y él… se había quedado con Danna. Una mocosa caprichosa, que antes aprecia tierna y amable, sin embargo, ahora es una pequeña bruja codiciosa.
La puerta se abrió de golpe, y Danna entró con otro vestido nuevo, el quinto esta semana, riendo por un mensaje en su teléfono.
—¡Cariño, mira lo que me compré! —exclamó, mostrando un bolso que costaba más que el sueldo de tres empleados.
Mauricio la miró con desprecio puro.
—¿En serio? ¿Otra vez? ¿No ves que estamos en bancarrota? —Mauricio tenía un tono ligeramente incrédulo y fastidiado.
Ella puso los ojos en blanco.
—Ay, no exageres. Pides otro préstamo y listo —dijo con un gesto despreocupado, ella no entendía que estaban en quiebra, lo peor de todo, es que parecía no entender la terrible decisión.
Mauricio cerró los ojos, recordando a Acara.
Esa Acara, que jamás habría derrochado así.
Esa Acara, que habría salvado su empresa.
Esa Acara, que ahora brillaba mientras él se hundía en la miseria.
Y luego estaba Daniel, el hermano mellizo de Danna. Un parásito con tarjetas de crédito.
—Oye, Mauricio, ¿me prestas tu Ferrari? Es que tengo una cita —dijo, sonriendo como si no supiera que ya lo habían embargado.
Mauricio no respondió. Solo miró hacia el bar, donde una botella de whisky lo llamaba como un viejo amigo. Mientras tanto, en las altas esferas, Acara no había olvidado.
Ella sabía que Mauricio la había subestimado. Que había elegido a Danna solo por su apellido. Por la herencia robada a Acara, mientras la verdadera dueña había salido de ahí sin un centavo, solo su orgullo, su capacidad y entereza ante la vida.
Y ahora, mientras los Altamira se ahogaban en su propia incompetencia, ella no hizo nada para salvarlos. Porque el mejor castigo era verlos caer… sin poder hacer nada.
*_*
El inspector Rojas se sentó frente a sus superiores en una sala de reuniones mal iluminada. El aire olía a miedo y sospecha.
—No estamos hablando de una simple investigación, Rojas —dijo el comisario general Varela, un hombre con cicatrices que nunca explicó.
—Los Lombardi son... diferentes —dijo Varela con un dejo de miedo, esa familia parecía tener una maldición en su hogar y la locura en su sangre.
Los otros asintieron, evitando mirar a los ojos a Rojas. Algunos jugueteaban con sus anillos. Otros, con las armas que no habían usado en años.
—¿Diferentes? —Rojas soltó una risa amarga.
—¿O intocables? —masculló furioso, no podía creer que estén encubriendo a un asesino de semejante magnitud.
El subcomisario Mendoza, el más viejo del grupo, tomó un sobre manila y lo deslizó hacia Rojas.
Dentro, fotos borrosas de la escena del crimen de los Lombardi padres:
Cuerpos dispuestos bañados en sangre como un ritual de sacrificio. Espejos rotos alrededor, cada uno con manos pequeñas ensangrentadas marcando los cristales. Un símbolo grabado en el suelo: una "L" y una "M" entrelazadas.
—Los que investigamos eso enloquecimos —murmuró Mendoza.
—Uno se suicidó. Otro desapareció. Yo... yo solo sobreviví porque me obligaron a olvidar —el hombre casi tartamudeó al decirlo, no podía olvidar, de ninguna manera.
Rojas sintió un escalofrío.
—¿Y los niños? ¿Logan y Lilit? —Rojas estaba realmente conmocionado, es lo más escalofriante que había escuchado.
Mendoza apretó los puños.
—Los encontramos escondidos en el sótano. Cubiertos de sangre... golpeados sin medida, la pequeña con un brazo roto. Los más grandes heridos también, la niña de 11 años perdió la conciencia casi tres meses, dicen que la arrojaron por las escaleras.
Rojas arrojó su propia evidencia sobre la mesa:
Fotos de Acara, años atrás, en la universidad. Informes de un “suicidio” en el campus. Un alumno que acusó a Acara de haber estado con muchos hombres y siendo promiscua.
Un testigo que juró ver a un "hombre alto con ojos malignos" la noche que el alumno murió.
—Ella siempre ha estado cerca de ellos —dijo Rojas con información en mano.
—Hubo un incidente, en un hotel, que está relacionado con la señora Lombardi, para entonces aún soltera, pero se dice que sus agresores estaban prácticamente muertos a golpes, no reaccionaban y el abuso a la joven es un misterio.
—Varios vieron a un hombre alto que es un matón, alguien que solo se lo conoce como Malick.
—¿Creen que es casualidad que ahora sea la esposa de Logan? Ella lo controla. Ella maneja a Malick.
Los superiores se miraron entre sí. Sabían que tenía razón. Pero el miedo era más fuerte.
Varela se inclinó hacia adelante, sus ojos vidriosos.
—Rojas, si sigues con esto, no podemos protegerte.
¿será que Logan está queriendo sacar su lado perverso?🤔🧐