Cuando Llegaste

Gabriel Jhonson

Cuando salía de la propiedad, Roberto vino hacia mí y me explicó lo que pasó durante la madrugada y el hospital donde estaban las niñas.

Tardé unos minutos y enseguida llegué al hospital, pregunté e informé en recepción y Richard y yo nos dirigimos a su habitación.

En cuanto se abrió la puerta y la vi, mi corazón se aceleró, tuve ganas de volver a casa de lo nervioso que estaba.

Empezamos a conversar hasta que Ana dijo algo que no entendí, sobre todo porque no sé nada de lengua de signos, tomé nota mental de que necesito tomar clases sobre esto.

Jéssica pidió que cuidara de Ana, que ya se iba rápido así que accedimos y nos quedamos solo nosotros tres. Richard jugaba con ella y yo observaba, cogí el móvil y empecé a buscar clases online de lengua de signos.

Richard: Me voy, ¿viste?

Gabriel: ¿Por qué?

Richard: Cuando te vayas me llamas.

Gabriel: ¿Y me voy a quedar sin seguridad?

Richard: Ni siquiera te gusta la seguridad y además Jess te va a cuidar.

Salió sonriendo de la habitación y fui hacia él llamándole mientras él sonreía.

Richard: Vuelve a la habitación, Ana no puede quedarse sola.

Gabriel: Me las vas a pagar Richard, te voy a despedir.

Él, que estaba de espaldas, se giró hacia mí y levantó las manos.

Richard: Me quieres Gabriel y jamás lo harías, yo también te quiero.

Soltó una carcajada, miré a mi alrededor y todos estaban mirando, entré y cerré la puerta.

La verdad es que no sabía cómo actuar estando cerca de Jess.

Gabriel: ¿Qué vamos a hacer?

pregunté y Ana sonrió.

Me senté a su lado en la cama y cogí el móvil, le pregunté si podía, me dijo que sólo un poquito.

Vimos vídeos divertidos y dibujos hasta que Giulia me llamó por videollamada.

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Giulia: Hola al mejor hermano del mundo.

Gabriel: Hola Giulia, ¿cómo estás?

Giulia: Bien, ¿puedo pasarme unos días por tu casa? Por cierto, ¿dónde estás?

Gabriel: Estoy en el médico con Ana, pero ¿qué quieres en casa?

Giulia: ¿Quién es Ana?

Le enseñé a ella y le expliqué quién era.

Giulia: Mmm, ahí hay tema.

Gabriel: No empieces.

Giulia: ¿Puedo ir o no? De hecho, voy para allá, ¿en qué hospital está?

Gabriel: Sabes que me gusta mi casa en silencio, ¿no? Y tú....

Giulia: Vale, Gabriel, no hace falta que digas más.

Gabriel: Tú.....

Simplemente me colgó el teléfono en la cara.

Giulia es mi hermana pequeña, tiene 21 años, trabaja como youtuber y entre otras cosas muy querida en internet y en casa también, es una niña-mujer completamente desorganizada y le encanta el desorden y la suciedad.

Miré a Ana y me miró.

Gabriel: ¿Crees que debería dejarla ir a casa?

Ana: Sí.

Sonrió ampliamente y aplaudió.

Envié un mensaje a Giulia autorizándola a ir y me envió un montón de corazones.

Volvimos a mirar y al rato llegó Jéssica a la habitación.

Jéssica: Hola.

Le di el móvil a Ana y me acerqué a ella.

Gabriel: Hola, ¿dónde has ido?

Jéssica: He ido al mercado de aquí cerca a comprar unas cosas.

Asentí, se acercó a Ana, le dio un beso en la frente y le entregó un kit de lápices de colores y un dibujo.

Y entró en el baño diciendo que iba a ducharse, me senté al lado de Ana de nuevo, abrimos el dibujo y pintamos juntos y enseguida sentí un olor a jabón femenino, a flores, era muy agradable.

Salió del baño preciosa, llevaba un vestido largo floreado, su pelo negro brillante y sus grandes ojos curiosos, era muy guapa.

Gabriel: Estás preciosa.

Uy, cuando me di cuenta ya había salido de mis labios.

Jéssica: Gracias.

Gabriel: ¿No hemos tenido tiempo de hablar de lo que le pasó?

Jéssica: Tiene bronquiolitis.

Respiró hondo y empezó a explicarme lo que había dicho la pediatra, confieso que me preocupé mucho.

Gabriel: Se va a poner bien, quería pedirte algo, ¿podrías cuidarla en casa? Porque quería ayudarte.

Jéssica: Claro que sí, pero dime, señor, ¿has desayunado? Disculpa no haber llamado para avisar, estaba muy preocupada.

Gabriel: Estoy bien, no te preocupes.

Ana la llamó y le dijo algo que no entendí.

Gabriel: ¿Qué pasa?

Jéssica: Le duele la garganta.

Gabriel: Voy a llamar a una médica, ahora vuelvo.

Ella asintió y yo salí a buscar a la médica.

Fui a recepción y pedí información, enseguida apareció una pediatra.

Dra: Hola señor, soy la pediatra de guardia.

Dijo mientras se arreglaba el pelo y se abría los primeros botones de la bata mostrando visiblemente que sólo llevaba sujetador debajo.

Jéssica: ¿Interrumpo algo?

Tragué saliva al oír la voz de Jéssica, la miré y ella me miraba seria.

Gabriel: No interrumpes nada Jess, ella es la pediatra de guardia.

Jéssica: Buenos días, lo que pasa es que mi hija se queja de dolor de garganta, ¿podría echarle un vistazo?

La médica asintió y la siguió enseguida, las dos fueron delante, pero antes de entrar en la habitación de Ana, Jess me miró tan seria que hasta me dio miedo entrar.