Atracción Pasional

Laura:

Crucé los brazos caminando sola en medio de la nada, esta Cecilia donde está su cabeza en dejarme sola e irse con desconocidos. Había demasiado fresco, ni una chamarra se me ocurrió traer…

Respiré profundamente ahora con que pretexto podía tener para llegar al departamento de Erick, no, no tenía ninguno…

En mi mente pasó esa horrible imagen al ver a Erick con esa mujer, no comprendía la manera que tuvo que ser las cosas. Si tan solo me hubiera hablado claro, podía entenderlo, pero no de esta manera. Mis ojos se humedecieron, me ardían tanto de las lagrimas contenidas, hasta que cayó una en mi mejilla que aparté de inmediato. No podía demostrar que me dolía, eso no lo quería, tan imbécil.

Negué con la cabeza, di la media vuelta, quería ver si alguien pasaba por este horrible camino que cada vez se iba quedando sin alumbrado, pero ni un solo auto pasaba por este lugar…

Laura: ayyy Ceci, me toca caminar sola por este lugar.

Seguí mi camino pensando Martin Luther King fue preciso al no decir “I have a plan”, sino “I have a dream”. ¿Cómo sería nuestra vida si en lugar de metas y objetivos, nos trazáramos sueños por cumplir? Quizás sea de aquellas idealistas que creen que es completamente falso eso de que los seres humanos estamos aquí para sobrevivir y no para ser felices. El problema es que llegamos al mundo con un sistema operativo instalado que, en mi humilde opinión, es un poco básico.

Quien quiera experimentar algo más allá de la pura cotidianidad, deberá entonces formatear esos “ajustes de fábrica” que traemos por defecto. Quizás la primera regla para aquellos aventureros que quieran entrar en el juego de la felicidad, es aprender a crear sentido. Toda una responsabilidad. Antes de ir animados a presionar ese botón que nos abra la mente, es pertinente hacer una advertencia que, por cierto, el manual no incluye: aléjate del botón rojo si aún no sabes tu vida de qué va. Me parece estar viendo a muchos frenando en seco ese índice. ¿Mi vida de qué va? Sí, de qué va. ¿Cuál es tu causa? ¿Qué es lo que te mueve? ¿Cuáles son tus pasiones? ¿Qué es eso que podrías encontrar de común en todo lo que haces? ¿En torno a qué gira tu vida? ¿Tienes un sueño?

Poner en la noche el despertador a la misma hora de siempre para levantarnos, como cada santo día, a empezar la rutina: trabajo, tráfico, llamadas (o más bien chats), ejercicio, etc., es vivir el infierno de la monotonía. Podrás cantar en la ducha o en el carro, pero eso no le quita que estés simplemente rellenando tu vida sobre vacíos permanentes que, tarde o temprano, pasarán cuenta de cobro. Así es la vida de ajustes predeterminados. Es un conformismo absoluto que, aunque muchas veces no reconocemos, está ahí, flotando inerte en el valle de la resignación. Sí, nos resignamos, pero eso sí, con elegancia y disimulo. El conformismo no es más que buscarse un sofá más cómodo en lugar de pararnos y empezar a hacer la diferencia. El conformismo es, en mi opinión, ausencia de causa, de sueño, de ilusión; es no encontrar un verdadero sentido, un porqué.

Vivir sin una causa es deambular en medio de las implacables circunstancias. Y entonces, producto de andar caminando sin rumbo, hacemos lo que tanto nos gusta: quejarnos. ¿Quieres trazar tu propio camino? Adelante, presiona el botón. ¡Pero cuidado! Una segunda advertencia: a partir del momento en que lo hagas, deberás dejar de ponerte objetivos o metas; en cambio, tendrás que definir tu causa. La meta es un fin, la causa es eterna.

Existen dos maneras de vivir: como capítulo o como novela; como serie o como película. Elige bien; o vives de momentos o vives de una historia. O te quedas con los ajustes predeterminados para vivir de manera cómoda y quizás hasta placentera, o presionas el botón y te preparas para una vida feliz y plena.

Lamentablemente, hoy, inmersos en un hedonismo que nos embriaga fácilmente, la primera opción resulta más atractiva. Y así pasa; todo se vuelve efímero, desechable, reemplazable. Buscamos experiencias todo el tiempo, momentos que nos hagan recordar que estamos vivos. Nos convertimos, sin darnos cuenta, en pésimos escritores que, en el afán de llenar la hoja en blanco, terminan escribiendo párrafos sin conexión alguna.

No hay nada que perder. ¡Anímate Laura y presiona el botón! Conviértete en una de esas personas con historia; una de aquellas que tienen vidas fascinantes y a las que les brillan los ojos, no porque sea el reflejo de la luz que ven, sino de esa que llevan dentro. Experimenta, construye, desaprende, elige, prioriza y desecha. No permitas que nada ni nadie haga interferencia en tu vida.

La vida tendrá el sentido que tú quieras darle, o bien tendrá ausencia de causa, si es lo que eliges. Lo cierto es que, aunque sea cruel, al universo eso no le interesa y quizás –más triste aún- ni siquiera le importe a la mayoría de personas que te rodean. Decide por ti, no por los demás. Encuentra tu causa y entenderás la diferencia entre existir y vivir, entre el placer y la plenitud, entre el olvido y la trascendencia; es, en pocas palabras, lo que define si eres capitán o barco, viento o velero.

Saber qué es lo que nos mueve es también aventurarnos a descubrir quiénes podemos llegar a ser en lugar de limitarnos a representar el papel que nos entregan sin siquiera consultar. Recuerda la segunda advertencia: no te pongas metas porque puede que un día llegues. Y alcanzarlas es bueno, sí, ilógico sería decir lo contrario. Pero cuando hay sentido de por medio y lo que tienes son sueños, ten plena seguridad de que superarás los límites, y eso no es bueno, es excelente.

Esfuérzate siempre, entrégalo todo y no te guardes nada. Buscar tu propia vida jamás debe ser un plan B y luchar por los sueños no debe ser un impulso momentáneo de un día en el que te sientes positivo. Dicen por ahí que “algún día” no es un día de la semana; ¡qué cierto es eso! Deja de posponer lo que realmente quieres y haz de hoy esa fecha especial en el calendario en la que decidiste tomar tu propio rumbo; en la que elegiste dejar de ser pasajero para tomar el volante y conducir. Pero antes de partir dime, ¿cómo se va a llamar mi historia?

Exhalé profundamente… vi hacia la carretera viendo que se iba iluminando un poco, di la media vuelta sonriendo, venía un auto…

Laura: ¡Siii! Por fin…

Levanté la mano tratando que se detuviera el auto, daba pasos hacia atrás, venía demasiado rápido, tampoco me iba a interponer en su camino.

Laura: Hey… hey… para, para, detente por fa… por favoooooooor….

El auto pasó de largo sin detenerse, rodé los ojos.

Laura: MALDITOOO, HAS COMO SI FUERA UNA ZONA RESIDENCIAL… PUDRETE…

IIIIIIIIIHHHHHHHHH…..

Tragué saliva al ver que si se detuvo poniendo las intermitentes dando reversa… entrelacé mis dedos del frío que ya sentía… el auto se iba acercando lentamente, además santo auto que se mandaba la persona que estaba dentro de él… era de apreciarse al no haber muchos de este tipo en la ciudad. Se detuvo no muy cerca, caminé unos cuantos pasos, no se veía nada por dentro los cristales eran completamente polarizados, no me quedaba de otro. Di unos toquecitos a la ventana viendo que se iba bajando lentamente, miré hacia el frente y luego hacia atrás por si venía otro auto como este loco a toda velocidad. Pasé la mirada hacia la persona entreabriendo los labios.

Hombre: ¿sola?

Rodé los ojos… al ver que era el mismo idiota del antro.

Laura: No, tengo un pelotón de fantasmas a mi alrededor… ¿no ves?

Respiró profundamente subiendo la ventanilla nuevamente…

Laura: No, no, no…

Metí mis dedos en la ventanilla antes que cerrara. Se detuvo volviendo a bajarla, me miró de manera despectiva y desafiante.

Laura: Amm… yo… por favor.

Hombre: sube.

Mordí mi labio inferior, nunca en toda mi vida he subido al auto de un extraño, reí algo nerviosa di varios pasos hacia atrás… abrió la puerta sin ninguna expresión en su rostro. Se bajó quedando demasiado alto ante mi.

Hombre: Ya veo, me imagino que tu novio no te aguantó y te dejó abandonada en el camino.

Laura: ¿Sabes que? Prefiero caminar.

Sonrió en forma de burla, cerrando la puerta de su lado, reposó su cuerpo en la puerta cruzando los brazos.

Hombre: entonces vete…

No soportaba la manera insolente que me hablaba, asentí con la cabeza empezando a caminar, sería con el ultimo idiota que quisiera treparme a su auto… no me importaba que tenga que pasarme toda la noche y parte de la madrugada caminando.

Ya que se largara era lo que me importaba.

PAAAAM!!!

Escuché el fuerte portazo al cerrar su auto, ojala que siga su camino, si, era mucho mejor, si él pasó pues otro tendría que pasar…

Emparejó el auto en mi caminar avanzando lentamente…

Hombre: (sonrisa) Vamos…

Laura: Dije que no. Gracias de todas maneras, es mejor caminar que estar con un loco… que quien sabe de donde saliste. ¿Me seguiste? Si me estas espiando.

Hombre: Sube, no seas niña.

Laura: Dije que NO… NO QUIERO. VETE…

Mis ojos se humedecieron, me daba cuenta que todos los hombres son tremendos idiotas, Erick es uno de esos que… desvíe la mirada, sería peor en su trato Erick… Aceleró el auto pasando de largo… por fin se marchaba… Perooo… aparcó un poco más adelante bajando a toda prisa, no cerró su puerta, mis lagrimas caían por mis mejillas, levantó la dedo índice en señal de advertencia pero se dio cuenta que estaba llorando y prefirió quedarse callado.

Hombre: ¿Estas bien?

Laura: Solo… déjame sola, puedo caminar.

Hombre: son varios kilómetros que tienes que caminar, tampoco son tan imbécil como crees de dejarte por aquí. ¿Subes o te subo?

Laura: Vete al infierno.

Hombre: No te lo diré dos veces.

Dio un paso grande quedando frente a mi, trató de tocarme y di varios pasos hacia atrás, lo miré en son de advertencia que no se atreva a ponerme las manos encima, levantó las manos en forma de rendición, haciendo seña de cederme el paso. Miré hacia atrás de la carretera, no sé cuanto tiempo llevo caminando pero no había pasado otro auto y para ser sincera si estaba lejos a donde tenía que ir. Pasé alrededor de la parte de atrás de su auto caminando hacia la puerta, él como todo un caballero se acercó abriendo la puerta, lo miré apartando luego la mirada… un fuerte dolor en mi corazón se hizo presente, miré el auto por dentro entrando. Cerré los ojos con fuerza al escuchar que azotó la puerta, negué con la cabeza ¿Qué estaba haciendo? Se subió cerrando la puerta…

Hombre: ¿Estas bien?

Laura: Voy a Soudtown.

Hombre: ¿Desde allí viniste? Claro, a veces el empleo tiene que ser así.

Pasé de sus palabras, así mi empleo quedara al otro lado de la ciudad lo haría, eso es lo que hacemos los profesionales, pero este tarado se ve que es el típico conformista hijo de papi que con su super auto puede llegar donde sea.

Aceleró sin decir una sola palabra más… mis pensamientos estaban por otra parte, era mejor mantener el silencio presente, no quería ponerme a platicar con él y menos sabiendo como es.

Hombre: ¿Llevas tiempo trabajando en ese lugar?

Laura: el antro es nuevo… ¿Quién te hace pensar que trabajo allí?

Hombre: Tú misma me dijiste que perteneces a ese lugar…

Laura: Es un antro nuevo, apenas se inauguró hace 1 mes.

Hombre: (riendo sarcásticamente) ¿Antro? Así se le conoce ahora… bueno.

Laura: Antro, discoteca, lugar para divertirse.

Hombre: en mi mundo se les conoce como…

Su celular empezó a sonar… miró hacia la pantalla riendo, tomó la llamada.

Llamada:

- ¿Qué sucede? Estas en altavoz.

- Donde te andas, te estamos esperando, llegaron una chicas guapísimas. Amm… ¿estas solo?

- Tuve un contratiempo, pero ya voy.

- Si, te tengo apartado a una de las mejores, ufff, debes verla, sé que es para ti. Bueno, si es que ya traes compañía pues me deshago de ella.

- Te veo allí. Si, si tengo compañía, del antro.

- Venga, te esperamos…

Mordí mi labio inferior, ¿de que estaba hablando? No pienso ser su compañera o lo que sea… Terminó la llamada, mis lagrimas cayeron por mi mejilla él se dio cuenta sin dejar de mirarme…

TAAAAAAAN!!!!

Giró el volante maniobrando evitando que nos saliéramos de la carretera, me agarré de donde pude…

Hombre: Rayos.

Vi que lo tenía casi con las uñas clavando en su brazo, lo solté de inmediato.

Laura: Lo siento… perdón…

Su pecho subía y bajaba mirándome sin poder entender esta vez su mirada.

Hombre: Por primera vez en la vida me distrae algo.

Laura: Será mejor que me dejes aquí… tienes un compromiso.

Hombre: Vas conmigo. Me debes (esto)

Señaló su brazo viendo que le había dejado marco con mis uñas que hasta se podía ver que la quité parte de su piel del miedo que nos pudieran golpear.

Hombre: Tendré que dar explicaciones si ven la marca. Entonces quiero que digan que fuiste tú.

Laura: No, no puedo, tengo que llegar a mi casa.

Se aparcó soltando el cinturón, miró hacia el frente reposando una mano en el volante…

Hombre: Tienes una tristeza en los ojos que no puedes con ella, no sé si sea este empleo que tienes, pero déjame decirte que las cosas siempre pasan para algo, depende de una si quiere seguir viviendo de la manera que lo haces o disfrutar de la vida.

Me miró, tragué saliva asintiendo con la cabeza, eso era muy cierto, además… Erick estaba con otra mujer, él no le importó para nada lo que pude sentir o pensar si por alguna razón me enteraba, así que no veo el error de este momento.

Laura: Esta bien… te acompaño a tu fiesta.

Asintió con la cabeza acelerando, no sé quien sea este hombre pero agradezco que me haya hecho subir a su auto…

Nuestro Instagram: Lucymomhistorias...

Laura

Hombre