El Renacer del Esposo Oprimido

La noche ya era muy oscura. Rayan yacía profundamente dormido. Hoy no le había preguntado a su madre a dónde iba, porque el comportamiento de ella esa mañana le había dolido mucho, y él empezaba a acostumbrarse a la falta de atención por su parte.

Una mujer caminaba hacia la casa alquilada de cinco puertas, y ellos vivían en la del medio. Al mismo tiempo, unas cuantas madres estaban chismeando en la terraza.

La llegada de la hermosa mujer, que no era otra que Tafasya, hizo que por un momento dejaran de chismear. Observaban cómo se vestía la mujer, pues no coincidía con el trabajo de su esposo, que era simplemente un vendedor de albóndigas.

"¿De dónde vienes, Syah? Estás muy arreglada," bromeó Lisa, una vecina, quien planeaba usar el Documento Nacional de Identidad de esa mujer para su préstamo bancario ambulante.

Tenía ganas de maldecirla si no fuera porque la necesitaba, pero intentó sonreír de manera forzada. "Hay una razón," respondió ella, luego abrió la puerta que no estaba cerrada con llave.

Entró a la casa. Se veía tranquila y también silenciosa. Pensó que Arya y Rayan ya estarían dormidos. Pero todavía no se había dado cuenta de la moto que había dejado en el restaurante, pues había vuelto a casa acompañada por aquel hombre.

"¿De dónde vienes?" se oyó preguntar a alguien con un tono neutro, con sus brazos cruzados bajo el pecho, y su mirada fija en la mujer con frialdad.

De repente, Tafasya se sobresaltó, porque no esperaba encontrar a su esposo sentado allí.

"¡Qué te importa!" respondió la mujer bruscamente.

Arya ajustó su posición sentado. "Ven aquí, necesito hablar contigo," el hombre intentó controlar todas las emociones que tenía dentro.

Tafasya respiró hondo, molesta, pero esta vez obedeció y se acercó a su esposo, luego se sentó en el sofá.

"¿Qué quieres ahora?" preguntó con aspereza. Incluso desvió la mirada.

"Firma esto, y léelo antes," Arya le pasó un conjunto de documentos, señalando las secciones que necesitaba su firma.

Tafasya frunció el ceño, y de repente sonrió felizmente al leer el membrete que venía del tribunal religioso y contenía la solicitud de divorcio dirigida a ella.

"Oh, esto. ¿Por qué no lo hiciste antes?" dijo, y sin leerlo, firmó rápidamente.

"Haz lo que quieras, pero espera hasta que el divorcio sea oficial, porque no quiero cargar con el pecado de tu adulterio," dijo Arya con calma.

De repente, Tafasya se sobresaltó de nuevo. Miró al hombre frente a ella. "¿Qué quieres decir?" preguntó con una mirada de desagrado.

"No tengo ninguna intención, solo te pido que no cometas pecados antes de que el divorcio sea oficial, te prometo acelerar el proceso, y luego serás libre de hacer lo que quieras," respondió Arya, conteniendo el dolor en su corazón por la traición de su esposa.

"Si quieres divorciarte, entonces divorciémonos, sin tanto drama, ¡qué asco!" Tafasya se levantó y se alejó.

"Rayan se vendrá conmigo," dijo Arya, lo que hizo que Tafasya detuviera su paso. Luego giró su cuerpo y miró a su esposo con un ceño fruncido.

"Eso es mejor. No quiero que ese niño sea una carga en mi vida, y definitivamente me impedirá ser libre para hacer lo que quiera," respondió despreocupadamente, y se fue dejando a su esposo mirando su espalda con frialdad.

*****

Tres meses después, estaban oficialmente divorciados. Arya dejó la casa alquilada llevando a Rayan consigo y no olvidó dejar algo de dinero para su exesposa como provisión.

La mujer ni siquiera quiso mirar la partida de su hijo por última vez. Estaba demasiado ocupada con Bondan, quien la colmaba de lujos.

Rayan miró hacia su madre, pero ella estaba ocupada con su teléfono, y él tampoco sabía a dónde irían ahora, ya que su padre solo había dicho que se mudarían y no vivirían más con su madre.

Ambos se fueron en una moto vieja, recorriendo las calles con una mochila en la espalda. Arya había vendido la moto que había comprado recientemente para la mujer que una vez reinó en su vida, y dejó esa parte para ella.

"¿A dónde vamos, Papá?" preguntó Rayan con tristeza.

"Nos dirigimos a un lugar donde olvidaremos todo el dolor que hemos tenido," respondió él brevemente, luego aceleró la moto.

Mientras tanto, Ani llegó radiante después de escuchar que Tafasya estaba oficialmente divorciada de Arya. Planeaba organizar pronto una gran boda para su hija, incluso sin esperar el período de espera después del divorcio, simplemente no podía posponerlo más.

"Vamos, cariño. El tío Bondan ya ha ofrecido un gran dote por ti, y tenemos que volver a casa de mamá, vivirás feliz y tu futuro estará asegurado con ese hombre," Ani trató de convencer a la joven recién divorciada de que Bondan era el hombre adecuado para ser su pareja.

"Por supuesto. Incluso antes de casarnos, ya me ha dado muchos regalos, imagina después del matrimonio, seré la reina en su hogar," Tafasya se alejó dejando atrás la casa alquilada donde una vez vivió con su pobre exesposo.

*****

Una moto se detuvo frente a una casa vacía, lejos del asentamiento de la gente, incluso se podría decir que estaba en medio del bosque. La apariencia exterior parecía bastante descuidada, incluso las enredaderas trepaban por las paredes y el techo, y el musgo también crecía en las partes de la pared que a menudo eran golpeadas por la lluvia debido a un techo con goteras.

Rayan observó la casa detenidamente. El escalofrío que sentía lo hacía temeroso.

"¿Vamos a vivir aquí, Papá?" preguntó con duda. No quería escuchar la respuesta de su padre si ese iba a ser su nuevo hogar, ya que no cumplía con sus expectativas.

"Sí, viviremos aquí, por un tiempo," respondió Arya, luego bajó a su hijo de la moto, empujó la máquina vieja hacia los arbustos, para desviar la atención de la gente, aunque nadie supondría que entraban en esa casa porque nadie la transitaba.

"¡Vamos!" Arya cargó a su hijo y rodeó la casa hacia la parte trasera.

Al llegar allí, se encontraron con enredaderas densas y muchos árboles salvajes creciendo alrededor, creando una atmósfera bastante ominosa.

Arya presionó un botón en uno de los pilares, también cubierto de enredaderas, que nadie más sabía que existía.

Rayan estaba asombrado, ¿cómo podría funcionar eso si no había red eléctrica? Lo que no sabían es que había un panel solar en el techo de la casa que proporcionaba electricidad para las necesidades del hogar.

"Tengo miedo," dijo el niño.

"Hay papá, nunca tengas miedo," lo apretó entre sus brazos, ofreciéndole seguridad.

Se veía una escalera que bajaba a un sótano y parecía bien mantenido.

Ambos entraron al sótano, bajaron las escaleras tranquilamente, y la puerta se cerró automáticamente detrás de ellos.

"¿Arya, eres tú?" se escuchó una voz suave de una mujer cuando estaban a punto de llegar a una habitación que se veía brillante y el ambiente era diferente al de la casa por fuera, ya que esta habitación parecía muy acogedora y estaba fresca gracias al aire acondicionado.