Luca, un omega que ha ocultado su identidad en las sombras del crimen de Verona, es descubierto por Alessandro Moretti, el implacable capo de la mafia. Mientras Luca es arrastrado a un mundo lleno de peligro, traiciones y poder, la atracción entre ambos crece, desatando un juego mortal donde el deseo y la protección se entrelazan. En un entorno donde nadie es lo que parece, Luca y Alessandro deberán decidir si su conexión es una fortaleza o una debilidad que los destruirá.
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capitulo 9 : LA DECISIÓN
Luca se quedó inmóvil, contemplando las palabras de Alessandro. El lazo del destino había cambiado todo. Hasta ese momento, había estado navegando en un mar de incertidumbre, intentando aferrarse a su vida anterior, pero ahora, se sentía atrapado entre el deseo de Alessandro y el poder abrumador del vínculo que los unía.
—No tienes que decidir ahora —agregó Alessandro, observando el conflicto en los ojos de Luca—. Te daré tiempo, si es lo que necesitas. Pero no puedo ocultarte lo que siento… lo que ambos sentimos.
El alfa dio un paso atrás, permitiendo que Luca respirara con algo más de libertad. Por primera vez, Luca sintió que tenía el control de su propio destino, al menos por un instante. Alessandro era imponente, sí, pero su vulnerabilidad en ese momento lo hacía más humano, más real. Luca, sin embargo, aún no sabía qué hacer con todo esto.
—¿Qué pasa si decido alejarme? —preguntó finalmente Luca, buscando claridad en medio del caos emocional que lo envolvía.
Alessandro, con los hombros tensos y una mirada que revelaba su lucha interna, respondió con la misma franqueza que siempre había mostrado.
—No puedo forzarte a quedarte. Pero este lazo… —hizo una pausa, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Es para siempre. No puedes romperlo, y yo tampoco. Puedes intentar alejarte, Luca, pero sentirás su peso todos los días. El destino es implacable, pero la elección es tuya.
Luca no podía ignorar la sinceridad en la voz de Alessandro, ni tampoco el peso del compromiso que significaba aceptar el lazo. Sabía que si se quedaba, su vida ya no sería suya. Estaría irrevocablemente ligado a Alessandro, envuelto en la red de poder, peligro y lealtad que rodeaba al capo. Pero al mismo tiempo, la idea de perder a Alessandro, de ignorar esa conexión intensa que compartían, parecía imposible de soportar.
El silencio entre ellos se alargó, lleno de tensión. Luca miró por la ventana, las montañas en el horizonte se alzaban majestuosas bajo el cielo gris. Sabía que lo que decidiera hoy marcaría su vida para siempre. El miedo lo paralizaba, pero debajo de ese miedo, había algo más. Un deseo, una necesidad de sentirse completo, de entregarse a algo más grande que él mismo. Ese lazo, aunque aterrador, ofrecía una profundidad emocional que nunca antes había experimentado.
Finalmente, Luca dio un paso hacia Alessandro. El alfa lo observaba en silencio, esperando, sin forzar una respuesta, pero con una intensidad palpable. Luca levantó una mano y la apoyó en el pecho de Alessandro, sintiendo el latido firme de su corazón bajo sus dedos.
—No sé si estoy listo para todo lo que esto significa —comenzó Luca, con la voz baja y temblorosa—, pero no puedo ignorar lo que siento. Hay algo entre nosotros, algo que no puedo explicar. No sé si es solo el destino o si hay algo más, pero… quiero intentarlo.
Alessandro exhaló lentamente, como si hubiera estado conteniendo la respiración todo este tiempo. Sin decir nada, tomó la mano de Luca y la sostuvo entre las suyas, su calidez envolviendo a Luca como una promesa silenciosa.
—Te prometo que no te arrepentirás de esto —murmuró Alessandro, inclinándose ligeramente hacia él—. Te protegeré, te cuidaré, y lo más importante, te amaré como mereces ser amado.
Las palabras de Alessandro eran simples, pero llevaban consigo una profundidad que Luca nunca había esperado escuchar de un hombre como él. A pesar del peligro, a pesar del mundo violento en el que Alessandro vivía, Luca sintió que esas promesas eran reales. Alessandro no solo lo deseaba; lo valoraba, lo respetaba. Y eso, más que cualquier otra cosa, fue lo que finalmente lo convenció.
Luca inclinó su rostro hacia Alessandro, y el alfa, con un cuidado que contrastaba con su habitual ferocidad, lo besó nuevamente. Esta vez, el beso no fue apresurado ni lleno de urgencia. Fue suave, lento, como si ambos estuvieran aceptando lo que venía. Luca sintió el lazo del destino afirmarse entre ellos, no solo a través de la atracción física, sino a un nivel mucho más profundo.
Cuando se separaron, ambos respiraban profundamente, como si hubieran cruzado un umbral invisible.
—Te quedarás conmigo —afirmó Alessandro, aunque no era una orden. Era una declaración llena de certeza y, al mismo tiempo, de alivio.
Luca asintió.
—Sí. Me quedaré contigo.
El peso de la decisión no se desvaneció por completo, pero Luca sintió algo parecido a la paz mientras pronunciaba esas palabras. Sabía que su vida cambiaría para siempre, que estar junto a Alessandro lo pondría en el centro de un mundo peligroso, pero también sabía que no estaría solo. Alessandro estaría allí, a su lado, no como un protector distante, sino como alguien que estaba ligado a él de una manera que desafiaba cualquier explicación lógica.
Esa noche, mientras el crepitar del fuego llenaba la habitación con un calor acogedor, Luca se permitió relajarse en los brazos de Alessandro. El alfa lo sostenía con una suavidad que Luca aún estaba aprendiendo a asociar con él. No había necesidad de palabras, porque el lazo entre ellos hablaba por sí mismo, envolviéndolos en un sentimiento de unidad que superaba cualquier miedo o duda.
Pero en el fondo de su mente, Luca sabía que el verdadero desafío apenas comenzaba.