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El Prisionero Y La Reencarnada

El Prisionero Y La Reencarnada

Status: Terminada
Genre:Mundo mágico / Época / Romance / Reencarnación / Completas
Popularitas:43.6k
Nilai: 5
nombre de autor: LunaDeMandala

Renace en la novela que había estado leyendo, dispuesta a salvar al villano..

*El mundo mágico tiene muchas historias*
* Todas las novelas son independientes*

NovelToon tiene autorización de LunaDeMandala para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Reunión

Cuando Alban se fue, Ginger quedó en una ensoñación por el momento tan romántico vivido.. aun así creía que quizá era solo agradecimiento. Se sentó en el borde de la cama, tocándose los labios como si todavía pudiera sentir el calor del beso. Su mente, siempre tan ordenada para los negocios y las cifras, era ahora un caos de recuerdos.. el prisionero herido, el hombre silencioso del calabozo, el guardián respetado… y ese Alban que había estado frente a ella hacía apenas unos minutos.

Suspiró hondo y se obligó a serenarse.

-No te precipites -se dijo en voz baja-. No esta vez.

A la mañana siguiente, Ginger volvió a su rutina con una disciplina casi férrea. Diseños, contratos, cálculos de gemas y runas de protección. Si mantenía las manos ocupadas, el corazón no tendría tiempo de desbordarse. Nadie notó nada extraño en ella; seguía siendo la joven prodigio del reino, la empresaria brillante, la hija adorada de los Evenhart.

Pero Alban tampoco estaba tranquilo.

Desde un tejado cercano, observaba el ala de la mansión donde sabía que estaba su habitación. No había vuelto para confundirla ni para tomar algo que no le correspondía. Había vuelto porque, por primera vez en su vida, alguien le había dado la opción de elegir sin cadenas, sin culpas, sin sangre de por medio.

Durante ese día, Ginger no supo nada de Alban.

Al principio se dijo que era lo lógico. Él había aparecido sin aviso, había puesto su mundo de cabeza y luego se había ido con la misma facilidad con la que entró por la ventana. No podía esperar que regresara de inmediato. Aun así, cada vez que el cristal de luz parpadeaba o que un ruido leve se colaba desde el pasillo, su corazón se aceleraba sin permiso.

Se descubrió varias veces mirando por la ventana, fingiendo observar los jardines, cuando en realidad esperaba ver una silueta conocida cruzar el patio o sentir esa presencia firme que parecía llenar el aire cuando él estaba cerca. No ocurrió.

Esa noche ella durmió mal. No por miedo, sino por una mezcla densa de ilusión reprimida y una cautela que se negaba a desaparecer. Quizás solo fue agradecimiento, se repitió, como si al decirlo muchas veces pudiera convertirlo en verdad.

A la mañana siguiente, cansada de sí misma, tomó una decisión.

No podía seguir así.

Ordenó que prepararan su carruaje para ir a las minas. Supervisar el trabajo era una excusa perfecta.. productiva, razonable, adulta. Justo lo que se esperaba de ella ahora. Se vistió con sobriedad, recogió el cabello con pulcritud y se obligó a pensar en vetas de mineral, contratos y rendimientos, no en miradas oscuras ni en manos que habían temblado al tocar su rostro.

Estaba bajando las escaleras del vestíbulo cuando lo vio.

Su padre se encontraba de pie cerca de la entrada principal, conversando con un hombre alto, de postura recta, vestido con ropa elegante pero funcional, claramente hecha para alguien que sabía moverse entre nobles sin pertenecer del todo a ellos.

James Bristol.

El mundo se detuvo un segundo demasiado largo.

El corazón de Ginger se aceleró con una violencia que no sintió ni siquiera en los días del calabozo, cuando temía por la vida de Alban. Sintió el pulso en los oídos, en las manos, en la garganta. Se quedó inmóvil, medio escalón más arriba, observando sin ser vista.

James.. Alban.. escuchaba con atención a su padre. No sonreía, pero asentía con respeto, como alguien acostumbrado a negociar sin bajar la guardia. Había algo distinto en él. No solo la seguridad, sino una tensión contenida bajo la piel, como si llevara siempre la espada desenvainada aunque no se viera.

Entonces lo notó.

Un leve oscurecimiento en la tela clara de su manga izquierda. Al principio pensó que era sombra, pero cuando James giró apenas el brazo, la mancha se definió con crudeza.. sangre. No fresca, pero tampoco vieja. Había sido limpiada con prisa, dejando ese tono oscuro imposible de ocultar del todo.

La respiración de Ginger se cortó.

-Ginger -la llamó su padre al verla-. Ven, quiero presentarte formalmente a alguien.

James levantó la mirada.

Sus ojos se encontraron.

Por una fracción de segundo, la compostura de ambos se resquebrajó. En los de él pasó algo rápido, intenso.. alivio, preocupación… y una advertencia muda. En los de ella, el miedo y la certeza chocaron al mismo tiempo.

-Mi hija, Ginger Evenhart -continuó su padre, ajeno a todo-. Y él es James Bristol. Está a cargo de la seguridad de un importante convoy y ha venido a hablar conmigo sobre un posible acuerdo para las minas.

Ginger bajó el último escalón con elegancia automática, aunque por dentro todo ardía.

-Un gusto -dijo, inclinando apenas la cabeza.

-El gusto es mío -respondió él, con voz firme, demasiado tranquila para alguien que claramente había sangrado hacía poco.

Ella no pudo evitar mirar otra vez la manga manchada.

James lo notó.

Y entonces, muy levemente, negó con la cabeza. Un gesto casi imperceptible, pero claro.. no aquí, no ahora.

La sangre, sin embargo, ya estaba ahí.

Ginger procuró mantener el rostro sereno, pero el pulso le latía con fuerza. Se sentó junto a su padre, con las manos entrelazadas sobre el regazo, fingiendo atención absoluta a los mapas y documentos desplegados sobre la mesa. James Bristol hablaba con calma, con una voz firme y medida, explicando rutas, turnos de vigilancia y protocolos ante ataques de bandidos o sabotajes en las minas. Era profesional, preciso… y tan distinto del hombre encadenado que ella había conocido en el calabozo.

Sin embargo, cuando hizo una breve pausa y alzó la vista, sus ojos se cruzaron con los de Ginger.

Fue solo un instante, apenas un latido, pero a ella le bastó para sentir ese tirón en el pecho. No había indiferencia en su mirada, sino algo más profundo, contenido, como si cada palabra que no decía pesara demasiado.

-El señor Bristol tiene excelentes referencias -comentó su padre, asintiendo con aprobación-. Protegió caravanas enteras en Bernicia y resolvió un problema serio en el camino hacia Mercia.

Ginger tragó saliva.

-¿Un problema serio…? -preguntó con suavidad, obligándose a sonar interesada solo por negocios.

James fue quien respondió.

-Un grupo armado intentó tomar la caravana por la fuerza -dijo sin dramatismo-. Hubo resistencia. Sangre de por medio. Pero la mercancía llegó intacta y no hubo bajas entre los clientes.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire.

Sangre de por medio.

Ginger bajó la mirada un segundo. Sabía que ese mundo no era amable, que la seguridad se compraba con espadas y decisiones difíciles, pero aun así la imagen le apretó el estómago. Cuando volvió a mirarlo, notó algo nuevo: una sombra leve en su expresión, como si recordara demasiado bien lo ocurrido.

-Mi hija es quien supervisa directamente las minas ahora -continuó su padre-. Si el contrato avanza, trabajarás bajo su coordinación.

James inclinó la cabeza en señal de respeto.

-Será un honor, señor trabajar con lady Evenhart.

El título, dicho así, formal y distante, la atravesó más de lo que esperaba.

La reunión siguió unos minutos más, afinando detalles. Al final, cuando los hombres comenzaron a levantarse, el padre de Ginger se excusó para atender otro asunto, dejándolos solos apenas unos segundos. El silencio que se instaló fue denso, cargado de todo lo que no habían dicho la noche anterior.

-Me alegra ver que estás bien -murmuró Ginger al fin, casi en un susurro.

James la miró fijamente.

-Lo estoy. Gracias a ti -respondió sin rodeos.

Ella alzó el rostro, sorprendida por la honestidad directa.

-Pareces… distinto.

-Lo soy -admitió-. Pero algunas cosas no cambian tan fácil.

Sus miradas volvieron a encontrarse, y por un instante el salón desapareció.. no hubo mapas ni contratos, solo dos personas intentando entender qué eran ahora, después de tanto dolor, distancia y silencios.

Antes de que alguno pudiera decir algo más, la puerta se abrió y la magia del momento se disipó. James dio un paso atrás, recuperando la compostura.

-Nos veremos pronto, lady Evenhart -dijo, con una leve inclinación.

Ginger asintió.

-Sí… pronto.

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Isabella Castillo
me gusto
Sabri Nahir Zapata Zini
Hermosa novela autora ☺️
Kaori
hermosa historia 😍😍😍
Kaori
haaa faltó anunciar que estaba embarazada y que los meses pasaron llegó el dolor y el máximo, haaaaa
Kaori
una pregunta, la verdura ginger.de murió, no mencionan
Kaori
siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii aceptoooooooooooooooo
Kaori
🤣🤣🤣🤣, padres así no existen
Kaori
g😍😍😍😍😍 siiiiii
Kaori
jaa estos locos 🤣🤣
Kaori
el no se menciona en la otra historia, no me acuerdo
Kaori
ojalá lo salve, senti ese capítulo muy vivido
Kaori
waoo difícil si , pero no imposibles te apoyamos
Kaori
el tema de la ansiedad por la lectura es complejo, también me he trasnochado por leer más y mas me a tocado que aprender a controlar incluso dejo semanas sin leer para tener una mente tranquila y menos ansioa,.o habeses me pongo a leer porque estoy ansiosa y quiero olvidar es complejo
Vianey Hernandez Ortiz
Ecxelente Novela 💯💯💯, mucho romance, comprensión, emoción y elecciones para mejorar, me encantó ❤️❤️❤️🎉🎉🎉🎉
Ginna Gamez Sauceda
Hermosa historia de principio a fin felicidades autora. Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo 💐🙏
Marisela Celiz
me encantan!! seguí así!! felicidades por el talento que tenés!!! y felices fiestas!!!👏👏👏👏👏🥂
Marisela Celiz
me encantan!! seguí así!! felicidades por el talento que tenés!!! y felices fiestas!!!👏👏👏👏👏🥂
Melbryl
💕💕💕💕💕
Margarita Acuña Cerda
/Rose//Wilt//Kiss//Rose//Wilt//Kiss//Rose//Wilt//Kiss/
Margarita Acuña Cerda
Maravillosa novela muy pero muy romántica y encantadora 🥰🥰🥰
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