Soy Azahara y os voy a contar mi historia, aunque no lo creáis, todo lo que os voy a decir es real.
Nunca imaginé que dejaría mi casa, mi ciudad, mi familia y amigos, en fin en dejar mi vida para empezar otra en un lugar diferente donde solo conozco a un par de amigas y lo que menos esperaba era todo lo que me deparaba el futuro con seres increíbles pero reales.
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Capítulo 9. Noche de chicas.
Azahara.
Cuando Helen nos dijo que no pasaba ningún taxi por allí me sorprendió un poco, nosotras no éramos las únicas que habíamos venido sin coche propio, pero ya no quedaba nadie.
-No queremos molestar Helen, podemos llamar y pedir uno, no creo que tarde en venir. - no me sentía cómoda allí, quería volver a casa.
- No te preocupes, no es molestia, además así podemos pasar una noche de chicas y mañana podemos pasar el día juntas. - su sonrisa era radiante.
- Venga Azahara, no va a pasar nada, has venido aquí a pasarlo bien, y te aseguro que con Helen lo vamos a pasar estupendamente. - Nataly estaba emocionada.
- Solo es noche, deja las inseguridades y demuestra lo aventurera que eres. -
- Está bien, yo solo lo dije por no molestar a nadie, pero si vosotras queréis no quedamos, pero no tenemos ropa de dormir. -
Sabía que ellas querían quedarse, pero tenía que probar suerte, no niego que me gusten las aventuras, pero tenía la sensación de que pasaría algo.
- Por eso no te preocupes, yo os puedo prestar algo, vamos arriba y os muestro las habitaciones de paso ya os dejo el pijama. -
Todas seguimos a Helen, yo pensaba que íbamos a dormir las tres juntas, pero no era así, cada una tenía una habitación diferente, la de Nataly y Ariadna estaban cerca la una de la otra, en cambio, la mía estaba más separada.
Cuando me mostró mi habitación Helen se fue con las chicas, al cabo de un rato regresó con un pijama.
- Azahara, las chicas ya se están cambiando, nos vemos en el salón cuando termines de cambiarte, veremos una película y comeremos palomitas, después si queréis podéis volver a las habitaciones y descansar. -
- Está bien, gracias por el pijama y dejarnos pasar aquí la noche, ahora bajo. -
- No hay de qué. - se va y cierra la puerta tras ella.
Una vez con el pijama puesto bajo las escaleras, pero en mitad del camino me viene un olor conocido, no podía ser, estábamos solo nosotras, ¿o no?, repite profundamente, era inconfundible, olía a él, a menta con gel de afeitado y cuero, no podía olvidar ese olor.
- Azahara, que te queda, eres la única que falta. - al oírlas me di cuenta de que me quedé parada.
- Ya bajo. -
En el salón estaban todas con el pijama puesto, yo era la única que llevaba un camisón de seda corto y de tirantes, no le eché mucha cuenta a eso, quizás Helen no tenía más pijamas.
Eran ya casi las cinco de la mañana, todas estábamos medio dormidas, pero nadie decía de irse a la cama.
- Yo me voy a dormir y creo que vosotras deberíais hacer lo mismo, el sofá no es tan cómodo como para quedarse dormida. -
Helen se puso en pie y todas hicimos lo mismo.
Cuando llegue a mi habitación, volví a percibir ese olor pero no le hice caso, quizás era mía subconsciente que me jugaba malas pasadas.
No podía decir a qué hora me quedé dormida, me sentía incómoda, mi mente no dejaba de pensar en él, en sus labios besándome, sus manos tocando mi cuerpo, y diciendo palabras dulces en mi oído.
Me desperté sobresaltada, lo que mi mente había imaginado lo viví en el sueño que tuve, sus caricias eran tan reales, sus besos llenos de amor, dulzura, sus promesas tan sinceras, que pena que solo era eso, un sueño.
No podía volver a quedarme dormida, y por la luz que entraba en la ventana sabía que era de día, así que me levanté y fui a la habitación de Ariadna para despertarla, al entrar no había nadie, fui a la de Nataly, también estaba vacía, quizás estaban con Helen en su habitación o en el salón.
- ¿Donde diablos se han metido?. - busque por toda la casa y no había rastro de ellas, se habían ido y me habían dejado aquí sola, no lo podía creer.
- Por mucho que las busques no la vas a encontrar, se fueron con Helen hace rato. -
Dios mío no, otra vez él no, el olor de anoche era porque él estaba aquí, tonta de mi que pensé que era por lo sucedido en la fiesta.