Nathaly se despierta en un mundo completamente diferente al suyo, en donde habitan las criaturas mágicas como las hadas, los demonios y los ángeles, pero resulta que es el personaje negativo de una novela que había leído y de la cual no le había gustado el final que había tenido éste personaje.
Ahora convencida de cambiar su destino, vivirá como Áine y se librará de su triste final.
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Capítulo 9: La caída
Será mejor que busque algo para tomar, presiento que lo vamos a necesitar- Aerin va a la estantería y saca una botella de vino y dos copas. Sirve una, se la entrega a su hermana y luego se sirve la otra, toma asiento frente a la chica y la mira- Ahora sí, vamos, habla, ¿qué descubriste?
- Verás, al parecer una persona robó gran parte de los suministros que yo enviaba a los pueblos para ayudarlos- El chico levanta una ceja.
- ¿Cómo es eso posible si los suministros salen del castillo directamente a los pueblos?- Áine mueve el líquido dentro de la copa lo huele, lo mira y toma un sorbo.
- Es posible si quien lo está desviando pertenece al castillo.
- Será entonces la misma persona que intenta asesinarte, alguien que sabe los movimientos que hacemos y a los lugares a dónde vamos.
- Creo saber quién es ese alguien, hermano. Dime ¿acaso el emblema de ese alguien es un árbol?- Aerin sonríe de forma maliciosa y asiente con su cabeza.
- Parece que mi hermanita descubrió la información ella sola, ¡Qué hábil e inteligente eres!- El joven le pasa la mano por la cabeza y le revuelve el cabello, Áine pone una mirada asesina.- No me mires así, que no es culpa mía que te veas tan tierna. Entonces ¿qué haremos ahora?
- Nada.
- Espera ¿qué?
- Como lo escuchas, no haremos nada, aparentemente, pero en las sombras...- deja la frase en el aire.
- Me gusta cómo estás pensando. Cuéntame más.
- Necesitamos reunirnos toda la información antes de actuar, no podemos mostrar nuestras fichas ganadoras aún, tenemos muy poco reunido. Quiero que busque en lo más profundo de su ser, desde con quiénes se reúne, hasta lo que hace antes de acostarse a dormir. Y después, cuando tengamos todo, lo veremos caer.- Aerin siente un escalofrío y se sacude.
- ¡ Uf! Eso me dio miedo hasta a mí hermanita. No quisiera estar en los zapatos de quien se vuelva tu enemigo. No te preocupes, en tres días me iré de viaje, pero voy a ir sólo por dos días, cuando regrese no diré nada y me encargaré de buscar esa información que necesitas, en las sombras.
- Confío en ti, Aerin, no existe nadie que pueda hacer ésta tarea mejor que tú. Pero dime, ¿cómo descubriste quién era?- La chica lo mira expectante. El príncipe se ríe.
- Me costó dar con la información, pero en los barrios bajos hay siempre personas dispuestas a hablar a cambio de una buena recompensa, eso o un par de golpes y unas amenazas, siempre funcionan, métodos infalibles.- Hace un gesto como si le restara importancia.- Ahora dime tú ¿cómo descubriste lo del escudo?
Áine le cuenta todo lo que pasó en el pueblo, desde los informes hasta su reunión con el Señor Brad, al describir el uniforme que usaban los hombres y el escudo familiar empezó a hacer conjeturas y supuso quién era el culpable.
La princesa también le cuenta de su estancia, le habla de Emma y del insistente Anthony, le relata cómo lo humilló y ambos se ríen. A medida que hablaban terminan la botella de aquel exquisito vino. Aerin se había quedado dormido sobre el escritorio, no había aguantado el alcohol.
- Mírate, hermano, nunca has podido ganarme bebiendo, quizás eso fue lo que acabó contigo en primer lugar- La joven busca una manta y lo tapa. Sale y le da instrucciones a los guardias para que cuando despierte su hermano lo acompañen a su palacio y lo acuesten. Entra nuevamente y lo mira, sabe que no va a poder llegar solo. Recoge varios documentos y se marcha a su habitación.
- Tienes razón, hermanita, siempre terminabas ganándome, pero era porque yo te dejaba.- Aerin abre los ojos, se levanta, toma la manta, la dobla nuevamente y la coloca en el respaldo del asiento.
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Habían transcurrido diez meses, el príncipe aún no regresaba al castillo, todos creían que sólo estaba de viaje, pero en secreto se reunía una vez por semana con su hermana. Los pelirrosa intercambiaban toda la información que habían descubierto.
Tiana y el general se habían vuelto aún más cercanos, se les veía juntos cada vez que tenían un tiempo libre, aunque aún no había señal de un noviazgo oficial. Áine se había vuelto una experta en el combate, sabía usar todo tipo de armas, a demás de que combinaba sus ataques y su defensa con sus poderes, aunque casi nunca eran necesarios.
La influencia política de la chica había crecido mucho, era muy reconocida entre los nobles más importantes de la corte, y para fortuna de los menos favorecidos, también seguía ayudando a aquellos que lo necesitaban. En las fiestas y eventos se mezclaba perfectamente, ya nadie hacía comentarios desafortunados sobre ella, todo lo que se hablaba eran de su excelente educación, de lo buena que era en losnegocios o de sus generosas donaciones.
Los jóvenes interesados en desposarla no faltaban, pero los reyes después del desafortunado compromiso con el duque, no habían insistido en comprometerla con nadie más. Amelia y el Duque se habían distanciado, al parecer el hombre ya no la visitaba, pero eso no eliminó los rumores sobre ellos, por el contrario, ahora se hablaba de cómo el duque le insistía al rey retomar su compromiso con la princesa y de que sólo había utilizado a Lady Amelia, que lejos de verse como una víctima, la veían como una ofrecida.
El Archiduque Gergheade, estaba furioso, su hija lo estaba avergonzado, su hermano lo había regañado por el comportamiento de Amelia, a demás de que había hablado con el Duque Blackstone para comprometer a su hija con él, pero éste se negaba, sus planes no estaban saliendo como quería.
La princesa continuaba soñando con aquel extraño. En algunos sueños él la miraba de lejos, pero en otros, estaban tan cerca que podía escuchar su respiración y oler su esencia. Los sueños eran por momentos, intermitentes en el tiempo, no tenían un patrón aparente.
La chica pensaba que aún faltaba el intento de envenenamiento de su prima. No entendía qué podía pasar, quizás al ella cambiar algunas cosas, otros eventos ya no iban a suceder igual, a pesar de eso, ella escribía todo lo que iba recordando, cada detalle contaba. Es así que notó algo, recordó la descripción del Rey Demonio, cabello negro y ojos rojos como la sangre más espesa, pero también lo describían con grandes alas de bestia y cuernos en su cabeza, y el chico de sus sueños no tenía ésto último.
En sus sueños había aparecido una flor muy extraña, en cada uno de sus pétalos había una letra desconocida, como si se tratara de una frase. La flor desprendía una energía y cada vez que la veía sentía como si la llamara, así que la chica comenzó a investigar, sentía curiosidad por esa flor.
Áine ahora se encontraba en la biblioteca, estaba inmersa en un libro, pero siente la presencia de su padre y detiene la lectura. Lo busca con la mirada y le sonríe.
- ¿Mi calabacita vuelve a usar la biblioteca como si fuera su habitación?- La chica se levanta y niega con la cabeza.
- No padre, pero dicen que a veces hay costumbres que uno nunca puede cambiar.
- Tienes razón mi pequeña, ¿cuándo te volviste tan sabia? Pero a lo que vengo es por otra razón. Tú maestro me dijo que ya estabas lista, que ya era momento de que realizaras el examen, ¿sabes lo que eso significa?- Áine afirma con la cabeza.
- Estoy lista, padre, sólo espero que no te contengas, porque yo no lo haré- La princesa sonríe y abraza a su padre. Oberón se ríe del comentario de su hija y le devuelve el abrazo.
- Por supuesto que no me contendré. Vamos, ve a prepararte, te espero en el estadio.
La pelirrosa se va a su habitación y se alista. Tiana la acompañaba, parecía nerviosa.
- Tiana, puedes dejar de morderte las uñas, no va a pasar nada malo.- Van caminando por los pasillos del castillo. Los sirvientes la miran, la noticia se había expandido como fuego en un bosque.
- Amiga, temo por el desastre que pueden causar, es de conocimiento público que el rey es muy poderoso, y conociéndote, sé que nada bueno va a salir de ésto.- Áine le da un abrazo, y la calma.
- Tiana, mi padre y yo no vamos a destruir el castillo, el general ya habló conmigo y me explicó las normas. Ven, no quiero que se me haga tarde. Después de la prueba tengo una sorpresa.
La pelirrosa llega al estadio, en las gradas se encontraban sentados ya parte de los soldados con quienes había entrenado, y también nobles y miembros de la Corte Real. La reina la intercepta, la abraza, le deja un beso en la frente y le desea éxito. En el medio de la arena la esperaban el general y su padre. La chica llega hasta ellos, se inclina haciendo una perfecta reverencia y el general pasa a explicar las reglas del enfrentamiento.
- Majestad, alteza.- Demian les habla.- Pueden utilizar el arma que deseen, sólo se les dejará escoger una, se les permite usar un escudo, y en cuanto a sus poderes, se podrán emplear sólo para defenderse del ataque del contrario. Ganará quién logre desarmar al otro. Todo ya aclarado- El general se aparta y vuela hasta donde estaba la reina y Tiana.- Pueden escoger sus armas ahora.
El rey escoge una lanza y un escudo, Áine sólo toma una katana. En el público se escuchan murmuros por la elección que había hecho la princesa. Se vuelven a posicionar en el centro de la arena, miran al público y saludan, Áine de reojo ve a su tío Gergheade y a Amelia y muy cerca de ellos había alguien encapuchado. Devuelve su mirada a Oberón y asiente. Estaban listos.
El primer ataque lo hace el rey, usando la lanza como si de una escoba se tratara, intenta barrer los pies de la chica para que caiga, pero ella lo esquiva dando un salto. Era rápido, Áine sabe que no podía subestimarlo. Su padre vuelve a atacar, ahora movía la lanza de una forma muy elegante, la joven lo esquiva e intercambian golpes. La chica aumenta la velocidad buscando una grieta en la defensa de su padre, cuando finalmente logra desequilibrarlo, Oberón se cubre con una pared de agua.
La katana de Áine no había podido atravesar la defensa del rey, éste vuela atrás y se prepara para cargar contra su hija y de un momento a otro sale disparado al frente. La chica logra hacer un muro de agua igual, pero cuando la lanza estaba contra el muro, deja una fisura, el rey aprovecha la oportunidad y hace presión para traspasar la pared. Pero Áine había hecho ésto con toda intención, cuando la punta de la lanza estaba dentro, congela el agua, y así la lanza queda atrapada.
El rey intenta sacar la lanza, pero era en vano. Muchos de los presentes exclaman asombrados. Oberón se aleja y hace una reverencia a la princesa. En el público los soldado comienzan a aplaudir, luego se les usen los nobles. Áine le devuelve la reverencia a su padre, guarda su katana, y corre a abrazarlo.
- Mi calabacita, no sabes lo orgulloso que estoy de ti, jamás me imaginé que pudieras hacer eso. Parece que heredaste varias cosas de tú madre también.- El rey mira a su izquierda, la reina se acercaba junto a Tiana, el general, Gergheade y Amelia.
La reina la abraza, Tiana y el general la felicitan, pero el archiduque y Amelia se mantenían en silencio. Áine sonríe, pero mira a las gradas, hace un gesto con la mano, y el encapuchado se aproxima.
- Les tengo una sorpresa. Bueno, más bien, mi hermano y yo les tenemos una sorpresa.- Aerin se quita la capa que ocultaba su rostro sonriente.
- Felicidades, hermanita, sabía que podías vencer. Disculpa, padre, eres igual de fuerte y poderoso, pero nuestra princesa esconde muchos secretos.
- Pero a lo que veníamos- Dice la pelirrosa y extiende la mano, Aerin saca una carpeta con documentos y se la entrega- Padre, con tu permiso vengo a hacer una denuncia contra mi tío, el Archiduque Gergheade Woods.
Todos miran con asombro a la princesa. Gergheade se ríe y habla.
- Hermano, parece que en el combate la princesa se golpeó la cabeza, ¿qué ridiculez es esa?
- Hija, espero que no estés jugando, no es momento para eso.
- Disculpe, padre, pero me temo que no estoy bromeando, tome, aquí está toda la información necesaria para demostrar que mi tío es un vil delincuente.
- Archiduque Gergheade Woods, nosotros los príncipes de Azavil lo denunciamos bajo los cargos de intento de asesinato a un miembro de la Familia Real, malversación y robo de los fondos del reino y conspiración contra el Rey y la Familia Real- Aerin había terminado haciendo un gesto para que los Guardias lo apresaran, pero antes de que lo pudieran hacer, el rubio sale volando.
Aerin va tras él, le lanza pequeñas agujas de agua a sus alas. El archiduque cae e intenta correr, pero Áine congela sus pies y Gergheade cae.
- No creas que voy a dejarte ir, tío querido.- Le dice la chica con burla.
Los nobles presentes no paraban de hablar, habían algunos asustado que se levantan para irse, pero los hermanos llegan hasta donde están, dan los nombres de varios a los guardias y los arrestan.
- No crean que no sabemos quiénes eran sus aliados. Y el resto están siendo arrestados ahora.
Amelia no dejaba de llorar, la reina se compadece y la abraza, a fin de cuentas, casi que la había criado. Áine sólo la mira, por el momento la chica no es una amenaza, pero la iba a mantener vigilada.
Una vez los arrestos terminan, el rey se reúne con los príncipes y con los ministros, que por suerte ninguno había estado relacionado con el archiduque. La información que habían reunido no sólo constaba de documentos, también habían testigos presenciales.
Todo estaba aclarado, sólo quedaba realizar el juicio con todos los implicados. Áine estaba muy satisfecha, pero sabe que los problemas aún no se resolvían del todo. Aún quedaba la guerra con el Rey Demonio, y ella sabía cómo podía evitarla.
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Hola, chic@s, pues sí, los que sospechaban que el tío envidioso era el culpable, tenían razón. Y sí, ya vieron también que es su hermano. En el próximo capítulo les adelanto que será el juicio de su tío.
Perdonen mi insistencia, pero vuelvo a darles las gracias por todo el apoyo que me están dando, de corazón, siempre les voy a agradecer 🙏🥰